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El fondo de asunto: Sánchez se creyó la verdad
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Graciano Palomo

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El fondo de asunto: Sánchez se creyó la verdad

Era un joven concejal con pretensiones que luego devino en diputado. Afable y con los pies en el suelo. Pero fue encararse al puesto de primer secretario del PSOE y se le subió el pavo

Foto: El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. (EFE)
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. (EFE)

Pedro Sánchez fue un descubrimiento mediático de Carlos Cuesta cuando el periodista dirigía un programa en VEO7, el proyecto televisivo fracasado de Pedro J. Ramírez cuando mandaba en Unedisa.

Sánchez era entonces un ignoto concejal en Madrid y, como el PSOE no quería mandar a nadie relevante porque se trataba de un “programa facha” (sic), le dijeron a Pedro que, como tenía buena facha y sabía algo de cuentas, pasara unas noches por allí para defender la política de Rodríguez Zapatero. Ahí conocí al muchacho, con el que llegué a tener una relación magnífica, adobada por los almuerzos que manteníamos en 'Salvador' y que organizaba el bueno de Rafael Martínez-Simancas (QEPD).

Se trataba entonces de un joven concejal con pretensiones que luego devino en diputado. Afable y con los pies en el suelo. Pero fue encararse al puesto de primer secretario del PSOE y comenzar a perder el oremus. Resumiendo: que se le subió el pavo. ¡Como a tantos! Lo decían los clásicos: para conocer al monaguillo no hay mejor cosa que darle un carguillo. Esto si siempre es letal en la vida, mucho más en el oficio político, donde dependes de tantas cosas: los compañeros, los medios, los votantes, la suerte… etcétera.

El malogrado Joaquín Garrigues Walker, al que la parca se llevó bebiendo Cointreau y sin cumplir su sueño de convertirse en el Kennedy español, solía decir en las largas veladas de Candeleda (Avila) que el gran problema de los hombres públicos es caer en la tentación de creerse que son de verdad. Es, justamente, lo que parece haberle ocurrido al todavía secretario general del PSOE.

Se subió a la chepa de Susana Díaz una vez que la lideresa le facilitó la puerta de Ferraz, despreció a los mediáticos que le habían ayudado frente a las pretensiones de Eduardo Madina, engañó a Felipe González y a toda la vieja guardia de la que vomita pestes, pensó que Mariano Rajoy era una caña movida por todos los vientos, dejó en la cuneta a los compañeros que se habían partido los morros por él y, finalmente, sucumbió a todos los cantos de sirena que sonaban a su alrededor… ¡Pedro, eres el más grande!

Finalmente, Pedro Sánchez cometió el grave error de no hacer caso al histórico Ramón Rubial cuando en ocasiones como las actuales recomendaba a sus chicos del PSOE esto:

-Primero España.

-Segundo el partido.

-Tercero los intereses personales.

Hizo justamente lo contrario.

Resultado: demasiado arroz para tan escaso pollo.

Pedro Sánchez fue un descubrimiento mediático de Carlos Cuesta cuando el periodista dirigía un programa en VEO7, el proyecto televisivo fracasado de Pedro J. Ramírez cuando mandaba en Unedisa.

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