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Montoro, el incomprendido
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Graciano Palomo

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Montoro, el incomprendido

El ministro se ha echado el país a la espalda asumiendo un coste personal que parece importarle bien poco, aunque es en las cinco administraciones donde debe meter el bisturí

Foto: Los ministros del Interior, Juan Ignacio Zoido; de Hacienda, Cristóbal Montoro; y de Defensa, María Dolores de Cospedal. (EFE)
Los ministros del Interior, Juan Ignacio Zoido; de Hacienda, Cristóbal Montoro; y de Defensa, María Dolores de Cospedal. (EFE)

Al jienense Cristóbal Montoro se le podrá decir lo que se quiera, pero negarle el 'valor' político conduce a la melancolía. Veamos. Por dos veces, ininterrumpidamente a petición expresa de Mariano Rajoy, se ha echado el país a la espalda asumiendo un coste personal que parece importarle una gran higa, algo realmente inédito en una clase dirigente que vive más del oropel y la buena reputación que del fondo.

Decía en otro lugar de esta columna que había resultado inopinadamente una de las estrellas durante la celebración oficial del Día de la Constitución. A su alrededor todo era corrillo y plumilla en ristre a la espera de cazar alguna de sus salidas típicas. En esta ocasión, como en casi todas, la percha no era otra que una nueva subida de impuestos al iniciarse la legislatura. Montoro achaca la campaña intoxicativa contra sus últimas medidas fiscales a la “extrema derecha” y a sus incapacidades como “comunicador mediático”, mientras a su lado la buena y solvente Ana Serrano parece estar silbando en la vía del tren. Se le llevan los diablos al poderoso Montoro —batidos ya todos los récords históricos de permanencia en el cargo— porque, dice, no se ha entendido la nueva subida de impuestos que no afecta, insiste, a la clase media, a los trabajadores, y sí a las grandes empresas y a los fumadores.

Foto: El ministro de Hacienda y Función Pública, Cristóbal Montoro. (EFE)

El asunto no es que haya cogido desprevenido a nadie, porque nadie en su sano juicio ignoraba antes y después de la subida que si no hay más ingresos no existe posibilidad de dar satisfacción a los gendarmes de Bruselas y al mismo tiempo mantener el elevado gasto del conjunto del Estado. No van por ahí los tiros de las críticas al Gobierno. Tiene más bien que ver con la incapacidad para meter el bisturí en las muchas y muy abultadas bolsas de grasa en las cinco administraciones que padecemos. Claro que para eso se necesita coraje y fuerza política, que son las dos grandes asignaturas pendientes desde hace ya lustros.

Yo creo, señor ministro, que a usted se le entiende perfectamente. De lo que tengo mis dudas es que usted sea capaz de interpretar bien a mi conserje.

Al jienense Cristóbal Montoro se le podrá decir lo que se quiera, pero negarle el 'valor' político conduce a la melancolía. Veamos. Por dos veces, ininterrumpidamente a petición expresa de Mariano Rajoy, se ha echado el país a la espalda asumiendo un coste personal que parece importarle una gran higa, algo realmente inédito en una clase dirigente que vive más del oropel y la buena reputación que del fondo.

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