¿Dónde está Pedro Sánchez?

La díscola militante socialista Martu Garrote, quizá el más pertinaz estilete anti-Sánchez, se descaralla de risa ante el “pose robado” de Pedro Sánchez corriendo por la playa de la Concha en San Sebastián.

Lo cierto es que el exlíder del PSOE tiene perplejos a unos y otros y no parece que las “huidas” sean la mejor carta de presentación para un aspirante que desea la reconquista de la plaza. Todo lo tiene en contra, e incluso los forzados apoyos que recibe darían la sensación de que son por precio. Hay algo en lo que creo que Pedro hace bien: guardar silencio cuando no se tiene nada que decir.

No es ningún estulto y debe estar informado de la potencia de sus adversarios internos comandados ahora por la lideresa andaluza Susana Díaz. Pese al polvo que todavía flota en el ambiente después de los turbulentos sucesos acaecidos y que precipitaron la decapitación del secretario general, hay algo que, sin embargo, sí se ve ya con una cierta nitidez: el PSOE puede recuperar terreno, curiosamente, colgado del brazo del poder marianista, aprovechando al mismo tiempo las estridencias y extravagancias de Pablo Iglesias.

España es un país moderado en su conjunto y está ya de vuelta de tantas cosas. Exige seriedad y realismo a los dirigentes que paga. A Sánchez nunca se le contempló como tal; prueba de ello son los sucesivos resultados electorales cosechados durante su mandato.

¿Tiene posibilidades de retornar? ¡Claro! Aunque es muy difícil.

Mientras tanto, dentro de la socialdemocracia española se sustancia la idea de que Díaz puede ser la jefa del partido y el 'ticket' electoral otra persona, porque los sondeos confirman que la lideresa andaluza no se come un mazapán Despeñaperros arriba.

Ahora mismo el PSOE es la gran preocupación de Mariano Rajoy. Y es muy optimista.