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Las televisiones autonómicas se comen mil millones del ala
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Graciano Palomo

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Las televisiones autonómicas se comen mil millones del ala

La cuestión es si esos artilugios mediáticos sirven realmente a los intereses de los ciudadanos que pagan o se trata de brindis al poder de turno

Foto: Sede de Radio Televisión Autonómica Andaluza
Sede de Radio Televisión Autonómica Andaluza

Hubo un ministro (Josep Borrell) que alertó en su día de que había demasiadas televisiones en España y que el dineral que cuestan podía dedicarse a otros menesteres.

No es necesario compartir el argumento para poner negro sobre blanco las cifras al respecto. El último informe fiable que existe al respecto data del 2015 y subraya que durante ese ejercicio las distintas televisiones autonómicas fagocitaron 1.000 millones de euros. A la cabeza, TV3 con 225 millones; seguida de Canal Sur (Andalucía), con 161,50 y la ETB (País Vasco), con 122 millones; Galicia (TVG), con 106,80 millones; Madrid (Telemadrid), con 68 millones; Aragón (50 millones); Canarias, (40 millones); Baleares (35 millones), y así hasta consolidar los 1.000 kilos explicitados. ¡Ojo! Son datos referidos al 2015; presumiblemente habrán ido al alza porque la valenciana, tras el despilfarro de años anteriores, suma cero en ese ejercicio.

La cuestión es si esos artilugios mediáticos sirven realmente a los intereses de los ciudadanos que pagan o se trata de brindis al poder de turno en territorios donde su población no llega siquiera al millón y medio de habitantes.

Hay que dejar constancia del mosqueo que tienen los que realmente dominan el sector audiovisual con Marín Quemada, responsable de la CNMC

Metidos en harina televisiva, hay que dejar constancia del mosqueo que tienen los que realmente dominan el sector audiovisual en España con Marín Quemada, máximo responsable de la Comisión Nacional para los Mercados y la Competencia (CNMC), al que acusan de no entender nada de lo que ocurre en ese predio y mucho menos de las circunstancias que concurren. Van más allá para acusarle de ser un árbitro parcial y escasamente justo. No es que las grandes empresas se quejen de las medidas que adopta, sino fundamentalmente de entrar como caballo en cacharrería. Verbigracia. Que está obsesionado con que el famoso “duopolio” televisivo —Atresmedia/Mediaset— incumple la ley publicitaria, que es el chollo del que viven. Insisten en esos lares que el cumplimiento de la ley se acerca al 99,99% y a cambio reciben el permanente palmetazo de la CNMC.

Siempre según esos medios, sorprende el silencio de Marín Quemada sobre internet o sobre las televisiones de pago donde los espectadores tienen que sufrir la publicidad, amén de pagar su abono.

Ya han hecho llegar a los “jefes” de Marín sus quejas. Haría bien en no desconocer que los editores en cualquier parte del mundo libre son gente de abolengo fáctico muy por encima de cualquier otra actividad al uso. Son empresas, cierto, pero con alto valor añadido que no hará falta explicitar aquí por obvio.

Hubo un ministro (Josep Borrell) que alertó en su día de que había demasiadas televisiones en España y que el dineral que cuestan podía dedicarse a otros menesteres.

CNMC TV3