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Rajoy: fácil, sí; sencillo, no
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Graciano Palomo

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Rajoy: fácil, sí; sencillo, no

El debate político continúa centrado en los ombligos partidarios y la lucha por el poder interno. Son los meses de los congresos y del reparto interno del poder

Foto: El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en el Palacio de la Moncloa. (EFE)
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en el Palacio de la Moncloa. (EFE)

Se podrían poner de acuerdo en estudiar medidas para bajar el recibo de la luz, sin ir más lejos, y acordar sobre otras cosas de comer pero salvo el muy sustancial entendimiento de Mariano Rajoy con Javier Fernández, la cosa sigue prácticamente igual.

Salvo honrosas excepciones, el debate político continúa centrado en los ombligos partidarios y la lucha por el poder interno. Son los meses de los congresos y del reparto interno del poder.

Foto: .-La presidenta de la Comisión Organizadora del XVIII Congreso Nacional del PP, Luisa Fernanda Rudi. (Efe)

En esa clave, Mariano Rajoy es el que lo tiene, en efecto, más fácil. Ha mantenido el poder y la única oposición interna la representa la desmadejada hinchada aznarista que se bate en retirada. Ni siquiera se molesta en responder; lo desprecia sin miramiento ni la más mínima consideración, como dejó en evidencia durante conferencia/coloquio en el Foro ABC.

Se equivocará, sin embargo, el presidente si cree que todo el monte es orégano. Está donde estaba, esto es, en el palacio de la Moncloa, porque la izquierda es un carajal y Ciudadanos está atado de pies y manos, con escasísimo margen de maniobra. No me cansaré en recordar que debe hacer cambios, que este es el momento apropiado, que las generaciones pasan por mera cuestión física y que el paso del tiempo es un axioma que no necesita demostrarse. Tiene una gran ocasión durante el XVIII Congreso Nacional del PP.

¡Me temo lo peor!

Resumiendo, amigos, los viejos siguen siendo viejos y los nuevos tienen cicatrices y arrugas

El PSOE, con su alto componente ácrata, se limita a correr la banda, sumido en un pesimismo impropio de un partido que ha gobernado el país durante 22 años. Andan ahora la gestora y los establecidos acongojados porque Pedro Sánchez no arroja la cuchara. Todo es un gran arcano de cara a la llegada del estío.

Lo de Podemos va de suyo. Algunos de sus dirigentes ya no tienen reparo alguno en declarar, en privado naturalmente, que se les ha ido la mano. Hasta el punto que en los últimos días de la semana había apuestas por la tercera vía, es decir, Carolina Bescansa, que ya es decir.

Finalmente, en Ciudadanos se ha conseguido que dos de sus militantes se presenten ante su opción, lo cual causa risa.

Resumiendo, amigos, los viejos siguen siendo viejos y los nuevos tienen cicatrices y arrugas por doquier.

¡Qué país, Miquelarena!

Se podrían poner de acuerdo en estudiar medidas para bajar el recibo de la luz, sin ir más lejos, y acordar sobre otras cosas de comer pero salvo el muy sustancial entendimiento de Mariano Rajoy con Javier Fernández, la cosa sigue prácticamente igual.

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