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Los secesionistas quieren un pacto o una tregua
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Graciano Palomo

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Los secesionistas quieren un pacto o una tregua

A día de hoy las cosas empiezan a estar más claras. Los secesionistas más listos se han percatado de que no tienen fuerza suficiente para conseguir sus propósitos

Foto: Mariano Rajoy y Oriol Junqueras conversan ante la mirada de Ana Pastor y Carles Puigdemont. (EFE)
Mariano Rajoy y Oriol Junqueras conversan ante la mirada de Ana Pastor y Carles Puigdemont. (EFE)

En Madrid prefieren ya a Oriol Junqueras dirigiendo la Generalitat que al 'desvaío' de Puigdemont, prisionero de tantos lazos.

La demencial situación de Cataluña tiene que esconder, en efecto, algo que se nos escapa. Porque no puede ser que gentes inteligentes (no todas) sigan instaladas a las puertas del abismo. Mucho tiempo después de aquel 11 de septiembre del 2012 la actual situación nos permite colegir que Artur Mas y sus cuates se echaron al monte sin estrategia alguna intentando aprovechar la debilidad del Estado que era manifiesta en el 2013.

A día de hoy las cosas empiezan a estar más claras. Los secesionistas más listos se han percatado de que no tienen fuerza suficiente para conseguir sus propósitos. Ni fuerza política, ni fuerza fáctica. Saben que la independencia, a día de hoy, resulta del todo imposible.

Foto: El vicepresidente de la Generalitat de Cataluña, Oriol Junqueras. (EFE)

Algunos de sus nombres más reconocidos, entre ellos, el del propio Junqueras, andan buscando 'por lo bajini' un acuerdo que les permita salvar los muebles. Algo que el Gobierno pueda darles y que ellos puedan vender entre sus mesnadas y asirse a ese logro para aparcar lo que realmente no tiene recorrido y, además, es material y jurídicamente imposible.

Los más estrategas mandan a sus dóberman –Tardá, Rufián– a ladrar mientras ellos susurran entre bambalinas a Soraya por una tregua.

Podría alargar este análisis hasta el paroxismo pero creo que el lector ya tiene cabal idea de lo esencial del asunto cuando las elecciones autnómicas –¡otras!– son ya más que un hecho y aparecen en lontananza.

En Madrid prefieren ya a Oriol Junqueras dirigiendo la Generalitat que al 'desvaío' de Puigdemont, prisionero de tantos lazos.

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