'Sentencia Infanta': la criatura pide ser alumbrada

Fuentes judiciales de toda solvencia me informan de que la sentencia Infanta/Urdangarin estaría ya tabulada en más de un 85%. Me lo confirma mi colega Esteban Urreiztieta, probablemente el mejor investigador periodístico en la actualidad. O uno de los mejores para que nadie se me rebote.

Aunque tengo alguna referencia de por dónde podría ir la sentencia en primera instancia me permitirá el lector que prefiera mantenerme en la desenfilada porque, quizás al final, pudiere o pudiera ocurrir cualquier cosa. Lo que puedo escribir y escribo es que la jueza Samantha Romero, presidenta del tribunal del 'caso Nóos', lee y relee el fallo una y otra vez. Cosa lógica y de natural. E intenta consensuar la causa con las otras dos magistradas –Rocío Martín y Eleonor Moyá– hasta el último detalle y la penúltima coma. Saben que ocurra lo que ocurriere será sometido al mayor de los escrutinios.

Lo que puedo escribir y escribo es que la jueza Samantha Romero, presidenta del tribunal del 'caso Nóos', lee y relee el fallo una y otra vez

Hay apuestas para todos los tiempos. Pero todo indica que la sentencia podría conocerse el próximo mes de marzo pese a las discrepancias que pudieran existir desde el propio enroque jurídico y las jurisprudencia a aplicar entre las tres mujeres que componen la Sala.

“Atendiendo a la complejidad del asunto...”. No es fácil el quilombo al que se enfrenta la magistrada Romero, ponente y al fin la suprema encargada de redactar en sus extremos el fallo. Se habla de un “voto particular” de una de las juezas, lo que aumenta aún más si cabe el morbo extraordinario que tiene el caso. Romero está en la causa porque dejó su vacante Juan Pedro Yllanes que pidió excedencia como juez para integrarse en las listas electorales de Podemos. Viene precedida por fama de “seria y rigurosa”.

Vamos, vamos, parecen querer en la Zarzuela. No hay que olvidar que el asunto precipitó la abdicación del rey Juan Carlos y que las relaciones de la familia real saltaran por los aires.

¡O eso parece!