Trump en Huesca

Alguien, ignoro quién a quién, convocó a mucha gente en un Congreso de Periodismo Digital en Huesca (¡que también existe!) y se trajo a un tal Ed O'Keefe del 'Washington Post' para alumbrar a la concurrencia sobre lo que está sucediendo en el todavía primer país de la Tierra.

Acababa yo de leer un luminoso artículo de Felipe González ('Trump: los muros de su cerebro') en el que pone a caldo al inquilino de la Casa Blanca hablando de sus “pulsiones psicopáticas” que conducirán finalmente a la decadencia irreversible de la “primera potencia”.

El joven reportero del 'Washington Post' ilustró a la joven manada digital con todo tipo de documentos para demostrar que Trump es el perfecto chorroborro que ha llegado a la oficina ejecutiva por el demérito de Clinton y toda la patulea falsariamente progre que no vive como predica ni mucho menos como dicen pensar. Algo tan exportable a España como la hamburguesa 'wayra'.

Lo que está en juego esencialmente son las libertades y muy relevante la Primera Enmienda, esto es, la capacidad para difundir noticias (verdaderas, 'of course') y opinar sobre las mismas.

Como el WaPo es rico, según dijo O'Keefe, y el dueño de Amazon y principal accionista del rotativo capitalino se puede permitir el lujo de tener a una veintena de sabuesos periodistas siguiendo los pasos al rubicundo magnate con la aviesa intención de mandarle al averno... Si pueden, que tampoco es fácil enfrentarse al poder del despacho oval y a un presidente fuera de control en sus “pulsiones”.

El reportero de fuerte acento 'spanglish' lo tiene claro: viviremos para contarlo aunque nadie sepa a ciencia cierta el rumbo que tendrá dentro de nada el que conocemos como “mundo libre”.

Uno cuando lee y estudia lo que ocurre por el orbe tiene la tentación de concluir que aquí tampoco estamos tan mal.