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Graciano Palomo

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La estrella Méndez de Vigo

Mariano Rajoy eligió a Méndez de Vigo en la segunda etapa como primer ministro porque ofrece una imagen amable del Ejecutivo y está alejada de la prepotencia y la soberbia

Foto: La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, junto con el portavoz, Íñigo Méndez de Vigo, tras el Consejo de Ministros. (EFE)
La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, junto con el portavoz, Íñigo Méndez de Vigo, tras el Consejo de Ministros. (EFE)

Un colega europeo acreditado en Madrid me pregunta por el ministro portavoz Íñigo Méndez de Vigo. Le recuerdo que también es ministro de Educación, Cultura y Deportes por el mismo precio.

Lo que “mola” son, sin duda, sus comparecencias semanales en calidad de vocero gubernamental.

Cuestión nada sencilla y si muy arriesgada, como me recordaba la exportavoz Saénz de Santamaría hace unos días. Los portavoces gubernamentales sufren un enorme desgaste y están sumamente expuestos, entre otras cosas, porque tienen que defender las medidas del resto de los colegas, incluso aunque no las compartan.

Los portavoces gubernamentales sufren un enorme desgaste y están sumamente expuestos porque tienen que defender las medidas del resto

Mariano Rajoy eligió a Méndez de Vigo en la segunda etapa como primer ministro en la que tiene que conducirse sin mayoría porque ofrece una imagen amable del Ejecutivo y está alejada de la prepotencia y la soberbia que tanto daño suele hacer al centro derecha en ejercicio.

Una persona educada y correcta en todo momento como el diputado por Palencia, que ya atesora mucha experiencia política en su currículum, puede ser tener al mismo tiempo mano izquierda para negociar y entendimiento; esa fue la razón suprema por la que antes el máximo responsable del Gobierno lo cooptó para sustituir al siempre polémico e irritante, José Ignacio Wert.

Lo que le haría pasar al Guinness es sin duda que consiga, por fin, un Pacto Educativo que despeje tanta incertidumbre en un asunto capital

Por las noticias que me llegan del despacho presidencial, Rajoy está contento con la labor de su colaborador. “Hasta ahora no ha cometido ni un solo error y ese cometido no es lo más facil... El que mucho habla mucho yerra...”

Lo que le haría pasar al Guinness es sin duda que consiga, por fin, un Pacto Educativo que despeje tanta incertidumbre en un asunto capital. Insisto en que tiene la gran ventaja de que se le pueden acercar y tomarse un café sin que nadie llegue con el casco puesto; Méndez de Vigo, tantos años por Europa, no lleva las orejeras. Lo de los “maestros” si que es un tema de Estado.

Ser pijo, o parecerlo, al fin y a la postre, todavía no está tipificado en la categoría de delito.

Un colega europeo acreditado en Madrid me pregunta por el ministro portavoz Íñigo Méndez de Vigo. Le recuerdo que también es ministro de Educación, Cultura y Deportes por el mismo precio.

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