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Graciano Palomo

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El discurso único del Gobierno

Hay que reconocer que la “comunicación” es una de las asignaturas pendientes del centro derecha en el ejercicio del poder, incluso, estando en la oposición

Foto: El portavoz del Gobierno y ministro de Cultura, Íñigo Méndez Vigo. (EFE)
El portavoz del Gobierno y ministro de Cultura, Íñigo Méndez Vigo. (EFE)

Pocos saben que desde el nombramiento de Iñigo Méndez de Vigo como ministro portavoz se propuso (junto con la secretaria de Estado, Carmen Martínez Castro) que el poder Ejecutivo de la nación tuviera un discurso uniforme, con alto valor pedagógico y de relato, una de las obsesiones del “cuatriministro”. Según esa tesis, y parodiando al banquero Corcóstegui, lo importante no es hacer las cosas sino que se sepa que se hacen. Elemental, querido Watson, cuando tu jefe son las opiniones públicas que beben directamente en las publicadas.

Es común reconocer que eso tan etéreo como es la 'comunicación' es una de las asignaturas pendientes del centro derecha en el ejercicio del poder, incluso estando en la oposición.

Pues bien, desde hace un tiempo, a primeras horas de cada mañana se manda un memorándum directamente a todos los ministros con mensajes claros a transmitir sobre los diferentes asuntos de actualidad y con cierta relevancia. Y algo se nota al respecto.

En un marco general político y parlamentario como el actual, lo básico para el Gobierno del Partido Popular es la “comparecencia”

La estrategia básica es que no haya dispersión de mensajes y mucho menos contradictorios entre sí, cosa que ha venido ocurriendo con harta frecuencia. En un marco general político y parlamentario como el actual, lo básico para el Gobierno es la “comparecencia” porque la praxis política diaria ha venido a demostrar que la no comparecencia resulta letal.

Después del enorme varapalo de las elecciones municipales y autonómicas del 2015, el Estado mayor genovés decidió acabar con la política de las “sillas vacías” y, de ahí, que las nuevas caras como Pablo Casado -¡ojo con este muchacho que aprende a borbotones!-, Andrea Levy, Javier Maroto o Fernando Martínez-Maillo se encuentren presentes hasta en la sopa. La vicepresidenta, Soraya Saénz de Santamaría, aparece, al menos una vez, abandonando las labores de la portavocía gubernamental en busca del “bosón catalán” pero también tiene sus minutos de gloria en las televisiones. Lo mismo que la secretaria general, María Dolores de Cospedal, que no quiere dejar pasar la oportunidad de reivindicarse en su triple mando en momentos de cierta bonanza, una vez enterrados los letales 'bárcenas'.

Aún con todo y eso, el centro derecha articulado entorno a las siglas PP, tiene mucho camino por delante en esta materia. Claro, antes hay que tener algo que vender y creer en lo que vendes.

¡Ya me entienden!

Pocos saben que desde el nombramiento de Iñigo Méndez de Vigo como ministro portavoz se propuso (junto con la secretaria de Estado, Carmen Martínez Castro) que el poder Ejecutivo de la nación tuviera un discurso uniforme, con alto valor pedagógico y de relato, una de las obsesiones del “cuatriministro”. Según esa tesis, y parodiando al banquero Corcóstegui, lo importante no es hacer las cosas sino que se sepa que se hacen. Elemental, querido Watson, cuando tu jefe son las opiniones públicas que beben directamente en las publicadas.

Íñigo Méndez de Vigo Soraya Sáenz de Santamaría