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Apuntes españoles ante el triunfo de Macron
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Graciano Palomo

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Apuntes españoles ante el triunfo de Macron

Con la llegada del nuevo mandatario francés, los partidos llamados tradicionales en España deberían tomar buena nota. En definitiva, sensatez, realismo y buen juicio

Foto: El presidente de Francia Emmanuel Macron. (Reuters)
El presidente de Francia Emmanuel Macron. (Reuters)

El asunto no se circunscribe justamente a territorio galo. El triunfo de Emmanuel Macron, al margen del “factor suerte”, que también, viene a significar que en la vieja Europa de los viejos partidos la cosa ha cambiado radicalmente.

Oigo y leo: sin partido, sin sedes, sin implantación…¡No se enteran de nada!

En primer lugar, el antiguo alumno de la ENA, exministro de Economía de François, el marido de Brigitte, es nuevo presidente de la V República porque Fillon es un tramposo y abusón. De lo contrario dormiría el sueño del limbo. Pero asi es la vida. Djokovic no gana en Madrid si Rafa Nadal realiza su mejor juego. Punto.

A lo que iba. Macron ha ganado, en efecto, sin partido. Con un llamado “movimiento”, palabreja que en España tiene no muy buenas vibraciones. En Marche!, a la francesa, suena bien, conlleva modernidad, imagen, buena pinta y un cierto maquillaje (también a la francesa). Lo que es sustancial en el triunfo del socioliberal es que se pueden ganar unas elecciones tan decisivas como las presidenciales del Elíseo sin una maquinaria en forma de sedes y ladrillo. También lo demostró Donald Trump, aunque este es mucho más casposo que el francés.

Deberían tomar buena nota los partidos llamados tradicionales en España. Claro que resulta importante tener sedes en Porriño; pero lo es mucho más contar con capacidad en Facebook para transmitir mensajes y lo es aún más que tus principales dirigentes sean gentes honradas y limpias.

La realidad se puede modificar, sin duda, pero sin pasarse. No se puede combatir una injusticia para implantar otra mayor

Segunda lección: se puede ser presidente sin prometer nada. Porque, al final, ni Macron podrá hacer lo que el libro contiene ni Trump poner en la práctica sus chorradas publicitadas. El mundo es lo que es. Punto.

Tercera lección para todos los partidos españoles: las reformas son más consistentes en el tiempo que las revoluciones sin ton ni son. Porque la realidad se puede modificar, sin duda, pero sin pasarse. No se puede combatir una injusticia para implantar otra mayor.

Cuarto apunte: se puede ser joven, no tener experiencia política y llegar al poder.

Definitivamente, sensatez, realismo y buen juicio. ¡Orejeras, fuera!

El asunto no se circunscribe justamente a territorio galo. El triunfo de Emmanuel Macron, al margen del “factor suerte”, que también, viene a significar que en la vieja Europa de los viejos partidos la cosa ha cambiado radicalmente.

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