Los espías del general

'El Director' por antonomasia en España no es otro que el jefe del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), general Félix Sanz Roldán, que sigue al pie del cañón como una extensión en edad al juramento que en su día cuando recibió el despacho de teniente de artillería.

Hace unos días un veterano periodista al que conozco muy bien inopinadamente se metió un tuit entre pecho y espalda afirmando que el consejo de ministros (en esos momentos reunido en el palacio de la Moncloa) estaba perpetrando el cese del general. Respondió Félix con sorna conquense: ”Sí, estoy yéndome a las siete de la tarde a mi pueblo, Uclés, para pasar el fin de semana…”.

Una mera aplicación del sentido común y una miaja de información hubieran bastado para saber que en las actuales circunstancias políticas lo que menos se le ocurre al gobierno Rajoy es prescindir de una de las personas más decisivas del poder del Estado. Prueba de ello es que en los Presupuestos Generales recién aprobados se le autoriza a incrementar los efectivos del centro en unos 600 expertos en distintas especialidades, como muy bien ha reconocido su jefa, la vicepresidenta, en sede parlamentaria.

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Ángel Collado

Están ocurriendo cosas muy importantes en España y fuera de nuestras fronteras como para andarse con bromas pesadas; hay cosas con las que no se puede jugar. Empezando por la ciberseguridad, que solo nos acordamos de santa Bárbara cuando truena.

Le he escuchado en numerosas ocasiones a Sanz Roldán que ha dado una nueva dimensión mediática a la “Casa”, que tiene edad más que suficiente para estar jubilado pero que él es un soldado de España que estará siempre en primer tiempo de saludo. Lo está cumpliendo.

Por otra parte, comprendo el interés de más de uno porque se retire al monasterio de Uclés a rezar maitines y vísperas. Se trata de una persona con memoria abigarrada que podría tabular con precisión militar Raúl del Pozo si quisiera o quisiese.

Me temo, para su desgracia, que todavía tendrá que seguir en el puesto de mando de la Cuesta de las Perdices algún tiempo más. Diputados y senadores hay muchos; jefe de los servicios secretos con dos dedos de frente, solo uno.