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Preparando el jaque a Rajoy
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Graciano Palomo

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Preparando el jaque a Rajoy

Se necesita un candidato para sustituirle, sí, claro. ¿Quién otro sino Pedro Sánchez? Su renuncia al acta no es impedimento alguno a tenor de los preceptos constitucionales

Foto: El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. (EFE)
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. (EFE)

No voy a perder el tiempo comentando el reciente debate parlamentario a propósito de la moción de censura presentada por Pablo Iglesias contra el jefe del Gobierno. La orgía de exabruptos y excesos –por unas partes y por otras– ya han sido pábulo de todos los medios de comunicación entre la indiferencia del pueblo llano.

Me interesa más el futuro relativamente próximo que parecería alumbrarse a tenor de algunos gestos y otros requiebros entre el nuevo PSOE y el viejo Podemos. Si fuera cierto, parece que el agua se mueve, que ya han comenzado las aproximaciones para articular una “mayoría alternativa” que ofrecería el electrónico del Congreso de los Diputados tras la votación del pasado miércoles. En efecto. A la mayoría gubernamental le siguen faltando seis votos para la mayoría absoluta.

¿Qué es lo que realmente quiero decir? Tan sencillo como esto: un líder con capacidad de pacto para muñir acuerdos trasversales podría sumar una mayoría alternativa sin que importe la voluntad de los diputados de Albert Rivera. Esta es la verdad aritmética. Y la verdad es siempre la verdad. No ignoro que es una ecuación altamente difícil y complicada pero la suma de PSOE, Podemos, ERC, Bildu, Compromis, y los antiguos convergentes llegan a los 180 escaños. Alguien me dirá que ello es como pretender sumar churras con merinas. Sí, claro, pero cosas más difíciles vimos en la época de Zapatero, sin ir más lejos.

Se necesita un candidato, sí, claro. ¿Quién otro sino Pedro Sánchez? Su renuncia al acta no es impedimento alguno a tenor de los preceptos constitucionales. Tras su rutilante victoria interna en el Partido Socialista, a ver quién es ahora el majo que le dice que con Podemos, no. 'Jajajaja'. Sinceramente, tal y como están las cosas no veo por parte alguna la antigua capacidad de veto por parte de los 'barones' que le arrojaron por la ventana el 1 de octubre 2016. Los que creen que el grupo parlamentario socialista le impedirá formalizar un acuerdo con Podemos y otros compañeros de viaje un tanto chirriantes creo que se equivocan. Estamos hablando de poder y salvo milagro tiene muy difícil ganar las próximas elecciones. Con recuperar algunos de los antiguos votantes sería a medio plazo más que relevante.

Rajoy es un político experimentado y ha visto de todo en sus más de cuarenta años de ejercicio activo en la vida pública. No se fía ni de su sombra y mucho menos de la alargada de Sánchez. No es tarea fácil, vuelvo a insistir. Pero los juegos de salón lo fueron tras las primeras elecciones que luego hubo que repetir.

Mariano Rajoy es un político experimentado y ha visto de todo en sus más de cuarenta años de ejercicio activo en la vida pública

Estoy con algunos observadores de que el detonante pudiera ser en forma de ocasión excepcional que siempre tendrá que venir –casi únicamente– por la vía catalana. Tampoco estoy tan seguro de que si el gallego ve asomar las orejas al lobo no tenga la tentación de disolver las Cámaras y convocar elecciones generales. Tanto Sánchez como Iglesias huelen poder, olisquean coche oficial. El tiempo está demostrando que Iñigo Errejón llevaba razón: hay que entenderse con el PSOE.

Creo finalmente y por ende que los recientes y acaecidos parlamentarios si tienen transcendencia. ¡Vaya si la tienen!

No me he pronunciado acerca de quién ganó y quién perdió. Eso ya está olvidado.

No voy a perder el tiempo comentando el reciente debate parlamentario a propósito de la moción de censura presentada por Pablo Iglesias contra el jefe del Gobierno. La orgía de exabruptos y excesos –por unas partes y por otras– ya han sido pábulo de todos los medios de comunicación entre la indiferencia del pueblo llano.

Mariano Rajoy