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Los óbolos y denarios de la Iglesia
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Graciano Palomo

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Los óbolos y denarios de la Iglesia

Los problemas en el Vaticano crecen tras la imputación por pederastia del cardenal George Pell, la dudosa legalidad de las exenciones fiscales en España a la Iglesia o el polémico tuit del Papa

Foto: El Papa Francisco, en el Vaticano. (Reuters)
El Papa Francisco, en el Vaticano. (Reuters)

No ha sido una buena semana para la Iglesia católica. Un tuit del Papa Francisco sobre los “santos Pedro y Pablo” ha sido interpretado en España en clave política respecto a dos distinguidos dirigentes políticos del país. El padre Ángel, admirable por tantas cosas prácticas en favor de los excluidos, reconoce haber escrito a Pedro Sánchez mostrándole su apoyo. El cardenal George Pell, el hombre de las finanzas vaticanas, es acusado de pederastia por la Policía de su país. Para terminar la semana 'horribilis', el Tribunal de Justicia de la Unión Europea considera fuera de la legalidad las exenciones fiscales en España a la Iglesia.

Supongo que esta última noticia habrá puesto el pelo de punta al bueno de Fernando Giménez Barriocanal, del que nunca se sabe si se alimenta o está en ayuno permanente. Curiosamente, y sin que haya en modo alguno correlación personal entre Pell y Barriocanal (¡faltaría más, por favor!), es un hecho que la responsabilidad económica del cardenal en el Vaticano es la misma que el profesor de la Universidad Autónoma realiza en España para la Conferencia Episcopal.

Como católico en ejercicio siempre he creído que lo mejor para la Iglesia de Cristo que Francisco representa en su cúpula en este mundo es que viva por sus propios medios. Exclusivamente de sus propios medios. Lo escribo desde la autoridad que me da "marcar la X", porque así está establecido legalmente y no soy yo persona que pueda cambiar el signo de las cosas.

Los que optan a trabajar para la Iglesia no pueden pasarse el día jugando al golf y alardear de sueldos obscenos, aunque conozco algunos casos

En relación con el feo asunto de Pell, el Vaticano ha respondido como si se tratara de un partido político al uso: negando la mayor. Supongo que tendrán sus razones y sus informaciones fehacientes. Respecto a los dineros, creo que la Iglesia –si quiere tener un mínimo de credibilidad ante los creyentes y la propia sociedad– debe intuir desde ya la manera de dar por buena su prédica de independencia frente al poder del mundo buscando maneras de autofinanciarse sin depender de nadie más que de sus fieles. Dicho de otro modo: quién quiera misa, que la pague. Ni siquiera voy a entrar hoy en aquellos que se han hecho millonarios en un teórico servicio profesional en empresas eclesiásticas.

Si los curas, dijo recientemente Francisco, no pueden subirse en un Ferrari, los que optan a trabajar para la Iglesia no pueden pasarse el día jugando al golf y alardear de sueldos obscenos. Algunos casos conozco. Será cuestión de dar nombres y apellidos. Ni echar tierra sobre casos de acoso, ni pagar a empleados de lujo sueldos veinte veces mayores que los contratos basura para la mayor parte. La Iglesia, como recientemente me dijo un reconocido cardenal, no puede conducirse en sus empresas como si fuera otras donde se admite la injusticia distributiva.

¡La verdad os hará libres!

No ha sido una buena semana para la Iglesia católica. Un tuit del Papa Francisco sobre los “santos Pedro y Pablo” ha sido interpretado en España en clave política respecto a dos distinguidos dirigentes políticos del país. El padre Ángel, admirable por tantas cosas prácticas en favor de los excluidos, reconoce haber escrito a Pedro Sánchez mostrándole su apoyo. El cardenal George Pell, el hombre de las finanzas vaticanas, es acusado de pederastia por la Policía de su país. Para terminar la semana 'horribilis', el Tribunal de Justicia de la Unión Europea considera fuera de la legalidad las exenciones fiscales en España a la Iglesia.

Papa Francisco Pederastia