La España moribunda que a nadie interesa

La consejera de Agricultura y Ganadería de Castilla y León, amén de portavoz del Gobierno autónomo de Juan Vicente Herrera, me describe la lucha ingente por mantener en pie el mundo rural en la región más extensa de Europa donde el problema demográfico es similar a otros lugares como Aragón y Extremadura.

La situación empieza a resultar trágica. Grandes zonas de España se han convertido en enormes geriátricos a la espera resignada de la llegada de la parca. Nuestros políticos están muy ocupados en adornar sus ombligos con sus 'paqueiradas' mientras lo sustancial, la pervivencia de la población, queda en el olvido.

Es más divertido y gratificante para ellos andar fisgoneando en busca de un autor mientras los contribuyentes se pudren en el olvido

Los jóvenes siguen huyendo despavoridos del mundo rural; tiene su lógica, porque ni hay trabajo ni siquiera banda ancha con la que adormecer su tiempo. Da igual que esos dirigentes sean de antiguo o nuevo cuño. Les importa una higa. Quizá sea España el país dentro de la Unión Europea donde el drama resulte más clamoroso.

¿No es posible un pacto de Estado para evitar lo inevitable? Seguramente, no. Es más divertido y gratificante para ellos andar fisgoneando en busca de un autor mientras los contribuyentes se pudren en el olvido o sencillamente pasan a mejor vida.

Observo que el denominador común en esas latitudes, ya sean aragonesas, castellanas o andaluzas, es la desesperanza y la resignación.

¡Lamentable!