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El caso del cuatriministro
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Graciano Palomo

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El caso del cuatriministro

La sucesión al frente del centro-derecha español (si llega) no será igual a lo que hizo José María Aznar cuando, tras el rechazo inicial de Rodrigo Rato, optó por Mariano

Foto: El ministro de Educación, Cultura, Deporte y portavoz del Gobierno de España, Íñigo Méndez de Vigo. (EFE)
El ministro de Educación, Cultura, Deporte y portavoz del Gobierno de España, Íñigo Méndez de Vigo. (EFE)

Íñigo Méndez de Vigo –que estuvo 19 años como eurodiputado– se ha ido abriendo paso en la política nacional con notable éxito de crítica y público. Tiene sesenta años y un magnífico sastre. Ha ganado oposiciones, tiene la vida resuelta (creo) y camina todas las mañanas mochila al hombro hasta su despacho.

Es un hecho cierto que la posibilidad de relevo al frente del Partido Popular es ahora mismo igual a cero. Mariano Rajoy, 63 años, cree tener ilusión y fuelle; además las obleas que recibe en el interior se mitigan con el afecto que percibe en el exterior, sobre todo, cuando se reúne con sus colegas de la Unión Europea. Pero alguna vez tendrá que llegar la ocasión, porque todo hombre, por muy barbado que sea el de Pontevedra, es fútil.

Fíjense en el caso del ministro de Educación, Cultura, Deportes y portavoz. Si Rajoy se ha fijado en él y le ha nombrado cuatriministro, será por algo

Siempre he dicho y escrito que la sucesión, cuando llegue, al frente del centro-derecha español no será igual a lo que hizo José María Aznar cuando, tras el rechazo inicial de Rodrigo Rato, optó por Mariano. No creo que el gallego quiera hacer lo mismo; vamos, que no quiere. Pero en política ya se sabe que se quiere de una forma sutil e incluso hasta contradictoria.

Fíjense, por ejemplo, en el caso del ministro de Educación, Cultura, Deportes y portavoz. Porque si Rajoy se ha fijado en él y le ha nombrado cuatriministro, será por algo. Digo yo. La paciencia y templanza del IX Barón de Claret no tiene límite.

Me lo susurró un edecán muy próximo al presidente: "¡Ojo! Íñigo tiene posibilidades". Digo yo que cuando las tenga. Por de pronto, ahí está vendiendo lo que puede y tratando de llegar a un pacto educativo que ponga fin a tanta chorroborrez en la materia desde el inicio mismo de la Transición.

Resumiendo: no pierdan de vista al diputado por Palencia.

Íñigo Méndez de Vigo –que estuvo 19 años como eurodiputado– se ha ido abriendo paso en la política nacional con notable éxito de crítica y público. Tiene sesenta años y un magnífico sastre. Ha ganado oposiciones, tiene la vida resuelta (creo) y camina todas las mañanas mochila al hombro hasta su despacho.

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