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Desigualdad y empleo

La mejor receta para la mejora de nuestra distribución de la renta es crear empleo, y para ello la mejor política es la que ha venido aplicando el hoy Gobierno en funciones

Foto: Oficina de empleo en Madrid. (Reuters)
Oficina de empleo en Madrid. (Reuters)

El mejor antídoto contra la desigualdad es la creación de empleo. La distribución de la renta en España es relativamente peor en términos de equidad que en otros países europeos debido a las altas tasas de paro que padecemos.

El coeficiente de Gini de la renta disponible es la medida generalmente usada por los economistas para tratar de medir la desigualdad social. Sin entrar en profundidades sobre su elaboración, basta con señalar que, en caso de máxima inequidad, cuando un único individuo disfruta del 100% de la renta de un país, el citado coeficiente es uno, mientras que en el caso de máxima equidad, el valor es cero. En el cuadro siguiente observamos su evolución entre 2007, año inmediatamente anterior a la crisis, y 2014, último año para el que existen registros estadísticos.

Fuente: Eurostat.

Para poner estas cifras en contexto, cabe decir que Naciones Unidas considera que una distribución desigual comienza a partir de 0.4. La media europea está influida por los países nórdicos, todos ellos con cifras entre 0.25 y 0.29. De la lectura de las cifras cabe concluir que España tiene una distribución de la renta más desigual, y sobre todo que el coste de la crisis en términos de equidad ha sido relevante. En toda Europa empeora la distribución, pero en nuestro caso lo hace de forma más acusada.

La afirmación de que nuestra distribución de la renta es peor que en otros países europeos requiere ser matizada. En España, más del 80% de la vivienda es disfrutada en régimen de propiedad. La propiedad supone unos gastos de vivienda inferiores, por el ahorro del alquiler y la posibilidad de utilizar el activo como garantía en el acceso a la financiación. Es decir, se trata de una renta disponible que no se considera a efectos de la elaboración del coeficiente de Gini. En 2010, el Servicio Estadístico finlandés desarrolló para el conjunto de la Unión Europea un estudio imputando a la renta disponible los ahorros derivados de la propiedad inmobiliaria, por supuesto deduciendo los gastos de eventuales hipotecas. Según sus conclusiones, si se efectúa dicho ajuste, algunos países, en especial España, tienden a situarse en la media europea en términos de desigualdad.

Una segunda matización puede introducirse si usamos otras medidas de la distribución de la renta, como por ejemplo la relación entre la renta total recibida por el 20% de población con la renta más alta y la renta total recibida por el 20% con la renta más baja.

Fuente: Eurostat.

Nuevamente, nuestras cifras son algo peores que la media europea, pero en este caso los datos tienen una mayor homogeneidad. Sin embargo, llama la atención el hecho de que a lo largo de la crisis la relación entre la renta total del 20% más rico de nuestra población y el 20% más pobre se haya mantenido constante. Poco que ver con lo que venimos oyendo en el foro político. No obstante, la estadística, aunque no se debe dudar de su veracidad, requiere siempre un punto de distancia. Un 20% de nuestra población equivale a unos nueve millones de personas. Comparar dos colectivos de semejante tamaño a través de una única variable diluye múltiples efectos. En 2014 había 3.235.000 ocupados menos que en 2007. Si suponemos que un millón de emigrantes han retornado a sus países de origen a lo largo de estos años, nos quedan algo más de dos millones de personas, equivalentes en números redondos al 5% de la población española. Si la comparación la hacemos entre el 5% sin empleo y el 5% de mayor renta, obviamente los resultados no serían los mismos. Pero la conclusión básica es que nuestro problema no es de pérdida de equidad global, sino de recuperación específica del amplio colectivo de personas sin empleo.

Si volvemos al análisis a partir del coeficiente de Gini y nos dejamos llevar por la propaganda política, deberíamos pensar en los famosos 'recortes del PP'como origen de la menor equidad. Sería un error. En los últimos años de Gobierno Zapatero (2007-11), la desigualdad en términos de coeficiente de Gini aumentó de media un 0.04 anual, mientras que en los años de Gobierno Rajoy (2012-14) lo hizo a un ritmo del 0.02. Por otro lado, una parte de la renta disponible procede de las transferencias sociales y pensiones. Si suprimiéramos esta partida en 2007, el índice de Gini empeoraría en 0.135. Si lo hiciéramos en 2014, el deterioro sería de 0.162. Es decir, en términos relativos, el gasto social corregía más la distribución de la renta en 2014 que antes de la crisis.

Nuestro problema no es de pérdida de equidad global, sino de recuperación específica del amplio colectivo de personas sin empleo

No parece que debamos buscar la causa de la mayor inequidad por este camino. La respuesta es más sencilla: el desempleo es el origen del incremento de la desigualdad. De acuerdo con los datos de la Encuesta de Población Activa, en España en 2007 había 1.846.100 parados. En 2014, eran 5.610.000. Son estas cifras dramáticas las que explican el incremento de la desigualdad y las que permiten explicar que en los años del segundo mandato de Zapatero, con el déficit público desbocado, la desigualdad creciera a mayor velocidad que en los años de Rajoy.

La mejor receta para la mejora de nuestra distribución de la renta es crear empleo, y para ello la mejor política es la que ha venido aplicando el hoy Gobierno en funciones. Hay que propiciar un clima de certidumbre política que fomente inversiones, dotar de mayor flexibilidad al mercado laboral,seguir insistiendo en la reducción del déficit público y afrontar la reducción de nuestro endeudamiento. Para ello es posible que haya que subir impuestos y sobre todo reducir el gasto de nuestras administraciones, pero la mayor equidad vendrá de la mano de la creación de empleo y no de eventuales subidas de impuestos que, si se quiere que sean efectivas en términos recaudatorios, deberán afectar a una base social necesariamente amplia.

El mejor antídoto contra la desigualdad es la creación de empleo. La distribución de la renta en España es relativamente peor en términos de equidad que en otros países europeos debido a las altas tasas de paro que padecemos.

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