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El horizonte penal de Rubalcaba
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Melchor Miralles

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El horizonte penal de Rubalcaba

Alfredo Pérez Rubalcaba acumula mucho poder, pero a la vez tiene muchos problemas. Ahora uno de ellos empieza a quitarle el sueño: el caso Faisán. Cuando

Alfredo Pérez Rubalcaba acumula mucho poder, pero a la vez tiene muchos problemas. Ahora uno de ellos empieza a quitarle el sueño: el caso Faisán. Cuando el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz reactivó la investigación de este escándalo, que fue frenada por Baltasar Garzón, abrió para el súper ministro, y para muchos posible sucesor de ZP, un horizonte penal que ha activado las alarmas en el Ejecutivo y en la sala de mandos del PSOE.

 

Veamos. Para quien no recuerde. El 4 de mayo de 2006, el juez Grande Marlaska pretende culminar una importante operación judicial y policial hispano-francesa contra el entramado etarra dedicado al chantaje y la extorsión con el cobro del denominado “impuesto revolucionario”, aparato de vital importancia para la subsistencia de ETA. Cuando los policías están a punto de actuar, después de muchos meses de trabajo, la banda recibe un chivatazo que da al traste con la operación. El chivatazo le llega a ETA desde ¡¡¡la Policía!!! española. El juez Marlaska abre una investigación. El 15 de mayo el comisario jefe de la Unidad Central de Inteligencia ya dice que “la actuación del funcionario número 16.586 (Carlos Germán) (…) fue reticente en diversos momentos a la realización de dicho servicio argumentando que era una operación que conllevaba riesgos políticos dado el momento de la tregua de ETA, así como la presunta implicación de un miembro destacado del PNV, Gorka Aguirre”.

Ese mismo día 4 Rodríguez Zapatero se reunía en Moncloa con el entonces presidente del PNV, Josu Jon Imaz, que se disponía a mostrar su apoyo al Gobierno en el proceso de negociación con ETA. Cuando Garzón se hace cargo de la investigación, ésta descarrila. El empeño de algunos periodistas, con Fernando Lázaro, de El Mundo, a la cabeza, permite ir conociendo datos comprometedores para el Gobierno. Ahora el juez Ruz, que cumple con su obligación reactivando la investigación de este escándalo, acredita que uno de los varios teléfonos investigados en el caso es el que corresponde al móvil del número dos de Interior, Antonio Camacho, confirmando algo que ya había adelantado Lázaro.

“Rubalcaba está preocupado y se percibe en su gesto”

 

Ruz no va a aceptar presiones de ningún tipo, y pretende hacer Justicia, que es su obligación. No es descartable que termine elevando la causa porque el sentido común lleva a pensar que el secretario de Estado no se moja en esto si no se lo manda el ministro. Y el ministro…’. Y ni siquiera termina la frase, temeroso de mencionar al presidente

No habla mi interlocutor a humo de pajas. En la Audiencia Nacional, donde se guarda hermetismo total al respecto para proteger la instrucción del magistrado Ruz, un colega del juez me decía el martes por la noche: “Ruz no va a aceptar presiones de ningún tipo, y pretende hacer Justicia, que es su obligación. No es descartable que termine elevando la causa porque el sentido común lleva a pensar que el secretario de Estado no se moja en esto si no se lo manda el ministro. Y el ministro…”. Y ni siquiera termina la frase, temeroso de mencionar al presidente.

Colaboración con banda armada

 

Porque ojito con la evolución del asunto. El juez Ruz, a partir de las diligencias instruidas hasta la fecha, ha abierto un sumario, y ya no se habla sólo de un presunto delito de revelación de secretos, sino que se comienza a hablar de colaboración con banda armada, y esos son ya palabras mayores, más aún tratándose de funcionarios y de cargos políticos.

Y entre los bastidores del puente de mando socialista, reaparecen escenas que preferirían dejar en el olvido. Me decía ayer un alto cargo de Ferraz: “A muchos nos viene a la cabeza la imagen de González en la puerta de la cárcel de Guadalajara acompañando a Barrionuevo y Vera cuando ingresaron en prisión, y se nos abren las carnes de pensar que esto pueda repetirse. El caso Faisán es muy serio y nos complica una situación que ya era suficientemente difícil”.

Y la Justicia es lenta, sí, pero avanza, y ZP y Rubalcaba saben muy bien que el Faisán está muy vivo y que se los puede llevar por delante. Ayer no se hablaba de otra cosa en el entorno de Rubalcaba que del juicio celebrado por la mañana en la Audiencia Nacional, cosas del destino, en el que dos empresarias, María Isabel Bruño y Blanca Rosa Bruño, fueron juzgadas acusadas de colaboración con banda armada por haber pagado 6.000 euros a ETA de “impuesto revolucionario” y no haber informado de estos hechos a la Policía. El Fiscal pide que sean condenadas a cinco años de prisión cada una y al pago de una multa de 27.000 euros.

¿Se avecina otro corro de la patata alcarreño?

Imaginen, si por pagar 6.000 euros piden cinco años, ¿qué pedirían o deberían pedir para unos funcionarios y altos cargos por haber colaborado con ETA informándoles de que la Policía iba a detenerles? Una ignominia del tal calibre no puede quedar impune.

Y ahora, esperar y ver. Cuando declare Camacho, ¿lo negará todo frente a las evidencias? ¿Dirá que consultó con su ministro? Si lo hace, ¿qué dirá Rubalcaba? ¿Negará y dejará tirado a su secretario de Estado como hizo su presidente, Felipe González, con su colega Barrionuevo y con Rafael Vera? ¿Disparará por elevación poniendo en entredicho al presidente? El mero hecho de tener que prestar declaración como testigos les va a generar muchos problemas. Oscuro horizonte, sí. Cuando el Código Penal entre en la política, malo, malo, malo. Y si es con delitos de terrorismo, peor, peor, peor. Y Rubalcaba ya tiene experiencia en la materia. El fue el portavoz del Gobierno que fracasó en su estrategia de ocultación de los GAL. ¿Se avecina otro corro de la patata alcarreño?

Alfredo Pérez Rubalcaba acumula mucho poder, pero a la vez tiene muchos problemas. Ahora uno de ellos empieza a quitarle el sueño: el caso Faisán. Cuando el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz reactivó la investigación de este escándalo, que fue frenada por Baltasar Garzón, abrió para el súper ministro, y para muchos posible sucesor de ZP, un horizonte penal que ha activado las alarmas en el Ejecutivo y en la sala de mandos del PSOE.

Alfredo Pérez Rubalcaba Baltasar Garzón