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El nuevo capitalismo de la 'empresa social'
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El nuevo capitalismo de la 'empresa social'

Marcando un antes y un después de la crisis o lo que es lo mismo, un antes y un después de un capitalismo demostrado como insostenible,

Marcando un antes y un después de la crisis o lo que es lo mismo, un antes y un después de un capitalismo demostrado como insostenible, aparecieron movimientos en favor de una Responsabilidad Social Corporativa (RSC).

 

Con este mensaje, se trataba de informar al colectivo de inversores y usuarios de que la empresa que adoptaba ese discurso, perseguía la excelencia en otros campos hasta entonces considerados filantrópicos.

Pero fue muy corta la espera para comprobar que la etiqueta aún no se había adherido lo bastante al cuerpo. Muchos de los bancos quebrados por evidentes malas prácticas y algunas Cajas locales gestionadas al antojo, atiborraban de RSC sus páginas web. Algunas, en su paroxismo comercial, llegaron incluso a hacerse auditar en esa categoría.

Y es que en el capitalismo anterior a la crisis, casi todo fue mentira. Lo hemos ido descubriendo poco a poco en estos dos últimos años. Eran falsas las premisas sobre el valor de las cosas y falsos los procedimientos empleados para aparentar progreso y crecimiento.

De esa concurrida ciénaga, hay elementos que aún podemos salvar y cosas que definitivamente debemos abandonar. Pero desde luego, hemos de aglutinar los elementos útiles bajo objetivos y principios distintos.

Una de esas formas distintas bien podría ser la nueva EMPRESA SOCIAL. Consiste, si tomamos la oportuna definición de Muhammad Yunus (Banco Grameen), como una organización empresarial y profesional que persigue la fabricación de bienes o gestión de servicios de gran valor social añadido: desde alimentos a viviendas, pasando por seguros médicos a buen precio.

Los promotores o capitalistas, aportan el 100% del capital necesario, sin crédito bancario, por convencimiento de que su filantropía, su necesidad de estar al lado de los que sufren, puede amparar un proyecto con empleos recurrentes en vez de facilitar solo el alimento.

Y es que se trata de transformar la caridad en emprendimiento y conducir esos capitales hacia empleos dignos y no hacia la marginación y subvención. Muchos de los que han perdido más del 50% de sus activos financieros en bolsa en estos últimos años, guiados por los consejos de quienes les han esquilmado, no encontrarían muchas dificultades en destinar un tanto por ciento, para un proyecto que quitase pobres de las calles, proporcionando oportunidades dignas a sus conciudadanos para salir de su marginación, a la vez que acalla los gritos en su conciencia. Voces interiores que confirman lo estúpidos que fuimos creyendo a quienes decían controlar la economía, lo estúpidos que fuimos por no enseñar a pescar entonces a quienes hoy penden de nuestra caridad sin otro futuro posible.

Se buscan empresarios dispuestos a aportar su creatividad, a gestores patrimoniales y financiadores particulares, capaces de asumir para si mismos o para sus clientes proyectos de Empresa Social, a trabajadores dispuestos a formar parte de nuevas plantillas en áreas devastadas. Nadie que aportase su trabajo quedaría sin su recompensa.

La gran innovación son los capitalistas sociales. Ellos solo quieren el bien colectivo a través de una sencilla aventura social a la vez que empresarial y rentable para todos, aportando una pequeña porción de talento y patrimonio…bueno, antes de que se lo quiten de nuevo aquellos mismos gestores que malbarataron nuestra suerte por su egoísmo, su incompetencia y su falta de verdaderos valores.

Si usted cree que la Empresa Social es un modelo complementario para una nueva forma de capitalismo, socialmente responsable de verdad, háganoslo saber.

Con sus opiniones, como siempre, compondremos el Manifiesto de Proyecto Cívico.

Marcando un antes y un después de la crisis o lo que es lo mismo, un antes y un después de un capitalismo demostrado como insostenible, aparecieron movimientos en favor de una Responsabilidad Social Corporativa (RSC).