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González, un gigante; Zapatero, un enano
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Juan Carlos Escudier

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González, un gigante; Zapatero, un enano

A diferencia de lo que ocurre con Aznar y Rajoy, que si no es con motivo de algún aniversario del estadista es por alguno de los

A diferencia de lo que ocurre con Aznar y Rajoy, que si no es con motivo de algún aniversario del estadista es por alguno de los saraos de FAES, González y Zapatero no se dejan ver en público, y hace tiempo que perdieron la costumbre de hacerlo en privado. Antes de que les uniera este jueves Pablo Iglesias en la conmemoración del centenario de su presencia en las Cortes, sólo se recuerda un antecedente, hace exactamente ocho años, en la presentación de un libro del periodista Gonzalo López Alba. Zapatero era entonces líder de la oposición y se estaba fumigando a la vieja guardia socialista. González vino a decirle que, dos años después de su elección como secretario general del PSOE, estaba por ver que su proyecto tuviera contenido. Y que relevar por criterios biológicos, mayormente a sus amigos, sólo podía ser el argumento de quien no tenía ideas. Tal fue el alboroto, que Trinidad Jiménez llamó al ex presidente: “Felipe, te has pasado”.

Se hace difícil entender cómo en esos ocho años no ha habido otra excusa para reunirles bajo los focos, por lo que cabe deducir que ambos han evitado la coincidencia. El acto del jueves ha de interpretarse por tanto como una necesidad, como la demostración de que el partido afronta unido sus horas más bajas. No ha sido una buena idea porque la gente tiende a comparar, y tras escuchar a uno y a otro y observar de cerca la estatura política de ambos, ha quedado meridianamente claro, si es que no lo estaba ya, que González es un gigante y Zapatero un enano. Para los dirigentes socialistas allí reunidos, esa comparación sólo podía provocar añoranza.

Utilizando las palabras de González, es verdad que “estamos mal”, que las dificultades “no son desdeñables” y que tenemos “cifras jodidas”. Pero también lo es que “las de Gran Bretaña son comparables a peor”, que, pese a la crisis, “tenemos un PIB un poquito por encima de Italia” y que “otros países están peor y no se autoflagelan”. El principal problema que tenemos no es la crisis sino el liderazgo, un activo que ha huido del Gobierno como alma que lleva el diablo y que, en vez de refugiarse en la oposición, ha pasado de largo como un taxi en un día de lluvia.

De tanto tirar piedras contra nuestro tejado, un vaso de agua nos provoca goteras. Este mismo viernes, nuestros viejos incondicionales del Financial Times, en su edición alemana, anunciaban que la Unión Europea se preparaba para la quiebra de España sin citar fuente alguna, un bulo rápidamente desmentido por Bruselas y el Gobierno, pero muy dañino en un momento de presión sobre la prima de riesgo de la deuda pública. ¿Que qué hizo el PP? Guardar silencio y frotarse las manos.

De tanto tirar piedras contra nuestro tejado, un vaso de agua nos provoca goteras

A diferencia de lo que ocurre con Aznar y Rajoy, que si no es con motivo de algún aniversario del estadista es por alguno de los saraos de FAES, González y Zapatero no se dejan ver en público, y hace tiempo que perdieron la costumbre de hacerlo en privado. Antes de que les uniera este jueves Pablo Iglesias en la conmemoración del centenario de su presencia en las Cortes, sólo se recuerda un antecedente, hace exactamente ocho años, en la presentación de un libro del periodista Gonzalo López Alba. Zapatero era entonces líder de la oposición y se estaba fumigando a la vieja guardia socialista. González vino a decirle que, dos años después de su elección como secretario general del PSOE, estaba por ver que su proyecto tuviera contenido. Y que relevar por criterios biológicos, mayormente a sus amigos, sólo podía ser el argumento de quien no tenía ideas. Tal fue el alboroto, que Trinidad Jiménez llamó al ex presidente: “Felipe, te has pasado”.

Se hace difícil entender cómo en esos ocho años no ha habido otra excusa para reunirles bajo los focos, por lo que cabe deducir que ambos han evitado la coincidencia. El acto del jueves ha de interpretarse por tanto como una necesidad, como la demostración de que el partido afronta unido sus horas más bajas. No ha sido una buena idea porque la gente tiende a comparar, y tras escuchar a uno y a otro y observar de cerca la estatura política de ambos, ha quedado meridianamente claro, si es que no lo estaba ya, que González es un gigante y Zapatero un enano. Para los dirigentes socialistas allí reunidos, esa comparación sólo podía provocar añoranza.

Utilizando las palabras de González, es verdad que “estamos mal”, que las dificultades “no son desdeñables” y que tenemos “cifras jodidas”. Pero también lo es que “las de Gran Bretaña son comparables a peor”, que, pese a la crisis, “tenemos un PIB un poquito por encima de Italia” y que “otros países están peor y no se autoflagelan”. El principal problema que tenemos no es la crisis sino el liderazgo, un activo que ha huido del Gobierno como alma que lleva el diablo y que, en vez de refugiarse en la oposición, ha pasado de largo como un taxi en un día de lluvia.

De tanto tirar piedras contra nuestro tejado, un vaso de agua nos provoca goteras. Este mismo viernes, nuestros viejos incondicionales del Financial Times, en su edición alemana, anunciaban que la Unión Europea se preparaba para la quiebra de España sin citar fuente alguna, un bulo rápidamente desmentido por Bruselas y el Gobierno, pero muy dañino en un momento de presión sobre la prima de riesgo de la deuda pública. ¿Que qué hizo el PP? Guardar silencio y frotarse las manos.

De tanto tirar piedras contra nuestro tejado, un vaso de agua nos provoca goteras