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Agustín Rivera

Tinta de Verano

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“¡Cómprenlo, señores!”

Le voy a decir a mis jefes que revisen bien el calendario. El verano no empieza el 27 de julio. La de negritas que he tenido

Le voy a decir a mis jefes que revisen bien el calendario. El verano no empieza el 27 de julio. La de negritas que he tenido que arrojar al Mediterráneo por no arrancar esta Tinta un pelín antes. Esto empieza un lunes, julio atardece y el teclado se incendia.

 

JR resucitó del infarto en Dallas. Abandonó el Cabo de Gata y el de Finisterre y ahora rueda una serie C (Cómplices se llama, ¡comedia romántica!) en Puerto Banús. El actor Larry Hagman se desplaza en un Citroën Mehari naranja. Guiño familiar: es igualito al que lucía mi tío Enrique Du Welz, Henry, el belga, a finales de los setenta. JR vuelve a sonreír, pero mejor que se lo ahorre. Aunque oposite al tipo más expresivo del planeta, su careto parece recién salido de la noche de los muermos vivientes. Y un consejo, Larry: jubila ya de una vez el sombrero tejano. Es ver tu complemento y recordarme al virus Bush II, y aquí, como glosaría la hiperbólica Pajín (Leire), ya somos más obamistas que Obama.

Más negritas para la Tinta. Los malayos también tendrán su tv movie. Alcaldesas y alcaldes defenestrados por inhalación de corrupción (Marisol Yagüe, Julián Muñoz, Gil…) desfilarán, ya sin protagonismo tomatero. Esta vez como si fueran dobles de luces. Lástima, ellos querrían otra vez el foco. La cosa irá más por el latigazo/coñazo judicial. El antagonista será Juan Antonio Roca. Peligro. ¿Filmarán el Joan Miró del cuarto de baño?

Otro que ha vuelto (aún no hay noticias si para regresar en una nueva misión Apolo) es Jesús Hermida. El flequillo catódico canta los cuarenta tacos de la llegada del Hombre (nunca se habla de la Mujer) a un Mar de Tranquilidad. Unos siempre tienen a mano el Watergate en el revólver dialéctico. Otros su Vietnam Comanche. A Hermida siempre le quedará la Luna. Por cierto, sería capaz de donar un millón de yenes a quien me dijera sin titubear y, lo más difícil, sin buscar en Google, quién fue la primera fémina en pisar la Luna.

Tinta para Diego Gómez, relaciones públicas del Casino Torrequebrada de Benalmádena, más conocido como ex novio de la íntima amiga de Gaspar Zarrías. ¿Se pierden? Lo aclaro. Gómez, bigotudo, estatura y maneras de esforzado ala-pívot, fue amorío oficial, siempre caballero, de Isabel Pantoja. Y Zarrías (eso ya lo sabrán si leen este diario), hasta abril vicepresidente de la Junta de Andalucía, ahora el secretario de Estado de Manolo Chaves. También es mayordomo chavista, según las caricaturas de Idígoras y Pachi, hermanos y  residentes en Málaga (y no en el País Vasco). Recado para olvidadizos: Zarrías recibió a Pantoja en su despacho de la Junta en el otoño de 2003. La artista quería saber si el Gobierno andaluz podía frenar la persecución contra Julián Muñoz, entonces su pareja.

La Fundación Isabel Gemio para la investigación de distrofias musculares y otras enfermedades raras (en la web suena el Imagine de John Lennon) quiere recaudar dinero y Gómez se pone en contacto con su ex novia, ahora buena amiga. Pantoja renuncia a su caché y ofrece un concierto (sólo para incondicionales y fans: abstenerse meros espectadores) de dos horas en la pista de tenis del hotel Torrequebrada, convertida en auditorio. 1.200 personas. 75 euros la entrada más barata. La más cara, 100 euros. También se cuela gente. La Pantoja, por la cara.

Las negritas cabalgan sin freno: Mari Tere Campos, Paco Valladares, Diana Navarro, Manolo Santana, José Manuel Parada (con seis kilos menos), Raúl Sender (haciendo posturitas en el photocall), una chica morena de Melilla, la última Linda España, Manolo Sarriá (el alto del Dúo Sacapuntas), El Golosina, el íntimo de Lola Flores… ¿Empresarios, directivos, políticos? Aquí van dos hombres de negocios, sentados en las primeras filas: Fernando Puche, presidente de la Plaza de Toros de La Malagueta y dueño de Hoteles C. Y Federico Beltrán, muy querido en el PP (ellos saben porqué), amigo personal de Celia Villalobos, y presidente de Famadesa, fábrica de embutidos y jamones. Famadesa factura 150 millones de euros al año y sacrifica al día a 4.000 cerdos.

No se le vio ni de pie, ni sentado en las humildes sillas de plástico, pero el alcalde de Benalmádena, Enrique Moya, que apenas lleva un par de meses en el cargo tras una turbulenta moción de censura, me asegura que el cordobés Rafael GómezSandokán, el dueño de la constructora Arenas 2000, implicado en la operación Malaya, merodea cerca. También lo confirma Diego Gómez. ‘Sandokán quizá esté viendo el espectáculo desde una de las terrazas del hotel, que está en venta. Hotasa, la cadena hotelera de la Nueva Rumasa de José María Ruiz Mateos, estudia la compra del Torrequebrada, un cinco estrellas en concurso de acreedores. El hotel tenía hasta este año como administrador único al sultán Shaikh Mohamed Sharif Olama, con otras propiedades en Marbella y Estepona.

Concluye el concierto. Más de veinte piropos exaltados e infinitas canciones de amor (y desamor) de Pantoja. Supongo que a IP no le dejaría con muy buen cuerpo que un malayo apareciera por su espectáculo. El Casino no cierra hasta las 5 de la madrugada. Unos posibles inversores estudian el inmueble. La ruleta coquetea con el rojo o el negro. Y el crupier parece gritar al equipo de Ruiz Mateos: “¡Cómprenlo, señores!”.

Le voy a decir a mis jefes que revisen bien el calendario. El verano no empieza el 27 de julio. La de negritas que he tenido que arrojar al Mediterráneo por no arrancar esta Tinta un pelín antes. Esto empieza un lunes, julio atardece y el teclado se incendia.

Málaga Isabel Pantoja