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La limosna de los 400 euros
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Carlos Fonseca

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Carlos Fonseca

La limosna de los 400 euros

El saneamiento del sistema financiero se ha convertido en la prioridad del gobierno de Mariano Rajoy, que ha colocado el paro en segundo plano pese a

El saneamiento del sistema financiero se ha convertido en la prioridad del gobierno de Mariano Rajoy, que ha colocado el paro en segundo plano pese a ser el principal problema del país. Salvar a la banca con la inyección de capital público primero (FROB), y el rescate de la Unión Europea (UE) después, con la garantía del Estado y no de las entidades rescatadas, es más importante que resolver el drama que viven casi seis millones de personas. 

Hay dinero para rescatar entidades que buscaron el beneficio rápido y han dejado en la ruina a decenas de miles de clientes, a los que colocaron con  engaño productos financieros complejos (preferentes y deuda subordinada) que se han "comido" sus ahorros, que difícilmente van recuperar, al menos en su totalidad. El sistema financiero no se puede hundir, pero sí quienes nada han tenido que ver con su quiebra. Al contrario, el Gobierno los disculpa en lugar de exigirles responsabilidades y les permite marcharse a casa con indemnizaciones multimillonarias como premio a su gestión. 

El Estado va a invertir 60.000 millones de euros en salvar a la banca, pero durante semanas ha mantenido en vilo a miles de familias que dependen de una ayuda de 400 euros mensuales para hacer frente a sus necesidades básicas. Personas que han agotado la prestación por desempleo y el subsidio posterior. El presidente Mariano Rajoy ha sacado pecho esta semana para anunciar que el Gobierno prorrogará seis meses más la citada ayuda, aunque no será hasta el Consejo de Ministros del próximo día 24 cuando conozcamos las condiciones que va a imponer para tener derecho a esta renta de subsistencia a los actuales 211.000 perceptores.

El PP lleva semanas preparando el terreno para el recorte, con un mensaje subliminal que traslada a la opinión pública la idea de que los beneficiarios de los 400 euros, y por extensión los parados, no buscan trabajo con suficiente interés porque viven muy bien de los subsidios del Estado. Ha extendido la sospecha sobre los más desfavorecidos, aunque solo una minoría defraude. Hay que ser miserable para defender que se puede vivir con una limosna que no soluciona el riesgo de exclusión social de muchas familias, como demuestra que 1.737.600 hogares tienen a todos sus miembros en paro.

Causa bochorno que el presidente Rajoy diga que el subsidio se ha empleado mal porque no ha servido para favorecer la inserción de los parados en el mercado laboral. Debe explicar qué va a hacer para que 400 euros mensuales durante medio año sirvan para que un parado vuelva a trabajar. Si en la oposición aseguraba tener la fórmula para acabar con esta lacra, aún no ha dicho por qué el paro no ha dejado de crecer desde que es presidente del Gobierno, pese a haber ejecutado el mayor recorte de derechos laborales de la democracia para contentar a los empresarios, que se han valido de las reformas para poner en la calle a miles de trabajadores a precio de saldo y no para crear empleo de calidad.

Los datos son demoledores. En el segundo trimestre de 2012 se formalizaron 277.617 contrato indefinidos por 3.213.852 temporales, un 3,74% más que en el segundo trimestre de 2011, año en el que se crearon 1.110.163 puestos de trabajo fijos y 13.323.069 temporales, en numerosos casos por la contratación sucesiva y por cortos periodos de tiempo de un mismo trabajador en fraude de ley.

Una vergüenza que está obligando a nuestros jóvenes a emigrar en busca de oportunidades, porque más de la mitad de los que quieren trabajar no pueden, pese a que muchas empresas se están sirviendo de las sucesivas reformas laborales para despedir a los trabajadores con más experiencia, amortizados y sin expectativas de reincorporarse si sobrepasan los 50 años edad, para sustituirlos por otros más jóvenes y baratos. Este es nuestro mercado laboral. 

Arturo Fernández, vicepresidente de la CEOE y presidente de la patronal madrileña (CEIM), es el paradigma del gran empresario español y de su preocupación por el empleo. Dueño del grupo de restauración Cantoblanco en Ifema, acaba de ser condenado por un juzgado de lo Social a reincorporar a 129 trabajadores afectados por un ERE temporal que justificó con las cuentas de 2008. Una desfachatez más, pero no pasa nada. Este señor seguirá pontificando en cuantas tribunas le ofrezcan para que exponga su saber, defendiendo la cobardía del Gobierno por no acometer las reformas que los empresarios necesitan para volver a generar empleo.

El saneamiento del sistema financiero se ha convertido en la prioridad del gobierno de Mariano Rajoy, que ha colocado el paro en segundo plano pese a ser el principal problema del país. Salvar a la banca con la inyección de capital público primero (FROB), y el rescate de la Unión Europea (UE) después, con la garantía del Estado y no de las entidades rescatadas, es más importante que resolver el drama que viven casi seis millones de personas.