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Esperando una nueva burbuja
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Alfons Quintà

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Alfons Quintà

Esperando una nueva burbuja

La revista satírica norteamericana The Onion (La Cebolla) resume la situación económica mundial con un titular merecedor del Premio Pulitzer: “Nación infectada por la recesión solicita

La revista satírica norteamericana The Onion (La Cebolla) resume la situación económica mundial con un titular merecedor del Premio Pulitzer: “Nación infectada por la recesión solicita nueva burbuja (financiera) para invertir en ella”. (Recession-Plagued Nation Demands New Bubble to Invest In).

 

En efecto, en todo el mundo, hay una notable resignación ante una crisis económica sin signos de mejoría, sino de todo lo contrario. Por tanto, de no obrar respecto a los orígenes de la burbuja, surgirán otras. Volverán a afectarnos a todos, incluso en España donde no ha habido préstamos hipotecarios tan complejos y de tan alto riesgo, como las subprimes americanas. Pero España es, después de Gran Bretaña, el segundo emisor de títulos de crédito hipotecario de Europa. Mal aceptados por el mercado, fueron usados ante el Banco Central Europeo para lograr liquidez.   

A día de doy, no consta que se hayan eliminado las infinitas artimañas de ingeniería financiera que están en la base de un conjunto de embolados sin precedentes en la historia del Derecho Mercantil y del Financiero. Será una tarea muy complicada, en particular en los Estados Unidos, donde la articulación de los conceptos de Estado y Derecho es extremadamente compleja.  Si en España, y en el ámbito de sus funciones, los notarios y registradores de la propiedad asumiesen un tinglado homologable al de la “contabilidad creadora”, ideado y practicado por instituciones financieras de casi todo el mundo, correríamos el riesgo de volver a la Edad de Piedra.

Había un producto financiero concreto -calificable de vil martingala- que iba acompañado de una explicación o, mejor, de un prospecto para su uso, de exactamente 145 páginas. Probablemente no las entendía ni el sinvergüenza que las redactó.

Productos rocambolescos

Si expusiera aquí la lista de todos los productos rocambolescos que se han estado creando o usando en desmesura en los últimos años, en especial desde 1995, respecto a créditos a largo plazo, no me quedaría espacio. Veamos meros botones de muestra:  ABS (Asset Backed Securities), LBO (Leverage Buy-Out), RMBS ( Residential Mortgage-backed Security), CDO (Collaterized Debt Obligations, con variantes tan pintorescas como una llamada “mezzanine”, entresuelo), CDS (Credit Default Swaps), CLO (Collaterized Loan Obligation), etcétera. Hay que sospechar que su complejidad era deliberada e interesada. Ha estado amparada por agencias de calificación (Fitch, Standard and Poor’s, Moody’s) que finalmente han resultado ser paradigmas de conflictos de intereses.

Cada sigla de producto financiero representó una nueva ganancia para la entidad emisora de títulos, una comisión para el vendedor y ahora un dolor de cabeza inmenso para el afectado, que continua sin entender en qué mundo se metió. Lo hizo confiando en que el progreso económico de los últimos años, basado en pensar sólo en la oferta, de la que se afirmaba que no podía tener fin. Vaya por donde: hoy estamos sin demanda. Hubo un optimismo delirante. Quien mejor lo encarnó fue Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal norteamericana del 1987 al 2006, bajo cuatro presidentes: Reagan, Bush padre, Clinton y Bush Jr.

Cuando el pasado diciembre ya se veían las orejas al lobo que hoy nos devora, Greenspan afirmó: “Después de haber observado durante medio siglo numerosas burbujas de precios desarrollarse y explotar, he llegado a la conclusión que las burbujas (financieras) no pueden ser desactivadas sin peligro por una política monetaria, o por otras iniciativas, antes de que la fiebre especulativa no se apague por sí misma”. No era el secular laissez faire, laissez passer, sino la apología de la acracia.

También era la política del avestruz, que continua viva y coleando. Pero no es cierta, ni estaba justificada, como se verá algún día, que aún tardará en llegar, porque aún no ha habido políticos capaces de coger el rábano por las hojas, con coraje.

Quizá el único embrión de modelo de reflexión inteligente y de valentía lo encarne, desde su posición poco preeminente, Angela Merkel. Ya veremos si se impone o no. En todo caso, Obama no puede aspirar a tener un colega con capacidad, energía y visión comparables a las de Merkel. Ésta no ha actuado sólo respecto a los síntomas, sino que ha comprendido las causas del mal.

Habrá tiempo para precisarlo, atendiendo a que sin duda no será cierta la memez expuesta por el inefable Miguel Sebastián cuando afirmó que la crisis terminaría cuando cesase el presidente Bush, o sea en tres semanas. Como “contabilidad creadora” ciertamente Sebastián supera a quien sea. Parafraseando a The Onion, Sebastián se ha convertido en una burbuja meramente ideológica en la que nadie en su sano juicio puede soñar en invertir.

La revista satírica norteamericana The Onion (La Cebolla) resume la situación económica mundial con un titular merecedor del Premio Pulitzer: “Nación infectada por la recesión solicita nueva burbuja (financiera) para invertir en ella”. (Recession-Plagued Nation Demands New Bubble to Invest In).

Angela Merkel Miguel Sebastián