Un Papa del otro lado del mundo

Cuando fue elegido Juan Pablo II, él mismo dijo que el colegio cardenalicio había escogido a un Papa de un paeselontano. Hoy, Francisco I, ha dicho que sus hermanos cardenales han ido a buscar al obispo de Roma “casi al final del mundo”. Después de siglos de Papas italianos, vino un Papa polaco: el primero de la Historia. En la quinta votación, el cónclave de Cardenales ha convertido al Arzobispo de Buenos Airesen elprimer americano sucesor de Pedro. Woytila, hoy el Beato Juan Pablo II, fue el Papa que venció el comunismo, una ideología que pretendió instaurar el materialismo científico, negando la apertura del hombre a la trascendencia.

Quien había vivido en su propia carne las consecuencias del comunismo y del nazismo, propuso como antídoto a estos mesianismos terrenales que no tuviéramos miedo a abrir las puertas a Jesucristo. El hasta hoy Cardenal Bergoglio, viene del continente americano, más aún del Sur de ese continente, donde en muchos países se extienden hoy las ideologías populistas. Quizá Francisco I sea el instrumento para recordar a ese gran continente que es “Cristo quien manifiesta plenamente el hombre al propio hombre”, y no estas viejas o nuevas ideologías entretejidas de mentiras.

Francisco I completó sus estudios en Alcalá de Henares y ha predicado unos ejercicios espirituales  a los obispos españoles en el año 2006. Sabemos, por tanto, que conoce nuestro país ya desde sus años de juventud, pero no será el Papa de los hispanos, ni sólo de los católicos. Será el guía espiritual de todos los hombres de buena voluntad que quieran escucharle. Es muy significativo que se haya despedido de su primera aparición dando la bendición a los presentes en la Plaza de San Pedro, “al mundo entero, y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad”.

Desde un lugar tan lejano como Buenos Aires llega hoy a nosotros el aliento de un nuevo Santo Padre para la tarea de la nueva Evangelización de la vieja Europa, que ya impulsaron sus dos predecesores en el pontificado

La elección del nombre evoca a san Francisco, que destaca en la historia de los santos de la Iglesia por su carisma de pobreza y de sencillez. Hoy en los países occidentales quizá uno de los obstáculos más importantes para la coherencia cristiana sea el materialismo práctico, el confort y la comodidad, que llevan a los cristianos a huir despavoridos de cualquier dolor, molestia o contrariedad, olvidando así que el signo del cristiano es la cruz. No nos viene mal un Papa que nos recuerde que  los valores de la austeridad y el desprendimiento, abren el espíritu a la voz de Dios.

Francisco también nos trae a la memoria a san Francisco Javier, misionero de la Compañía de Jesús, que llevó el Evangelio a los confines del mundo (China o la India). Desde un lugar tan lejano como Buenos Aires llega hoy a nosotros el aliento de un nuevo Santo Padre para la tarea de la nueva Evangelización de la vieja Europa, que ya impulsaron sus dos predecesores en el pontificado.

Francisco I es el Romano Pontífice número 266, y el primer Papa Jesuita. En la Historia del Pontificado ha habido 33, que pertenecían a órdenes religiosas. Los benedictinos son los que más papas han dado a la Iglesia (17), luego los agustinos (6). De los dominicos (4) y de los franciscanos (4) también hemos tenido algunos Romanos Pontífices. No han faltado dos cistercienses. Que el Papa elegido pertenezca a la Compañía de Jesús, es una muestra de la riqueza y pluralidad de espiritualidades y carismas dentro de la Iglesia, pero no será el Papa de los religiosos, ni las espiritualidades afines a los Jesuitas, será el Santo Padre de toda la Iglesia católica. En su tarea de gobierno no estará solo, contará con la ayuda de los millones de fieles laicos que también son la Iglesia.

Cuando Jorge Mario Bergoglio fue consagrado Obispo, eligió como lema de su escudo episcopal miserando atqueeligendo. Esta expresión latina (con misericordia y eligiéndolo), está tomada del pasaje del Evangelio en el que Jesús eligió al apóstol Mateo. Como es sabido, Mateo era publicano (recaudador de impuestos), y Jesús, lo vio “con misericordia y eligiéndolo”, y le dijo "sígueme". Cabe desear al hoy Francisco I, que sus años de Pontificado sean de aumento de la caridad y de las vocaciones en la Iglesia.

*María J. Roca es Catedrática de Derecho Eclesiástico de la Universidad Complutense y Consultora del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos.