Es noticia
Una jugada magistral del Espíritu Santo
  1. España
  2. Tribuna
Tribunas EC3

Tribuna

Por

Una jugada magistral del Espíritu Santo

Nuestra mentalidad insert coin invade todos los aspectos de la vida. Si introduces moneda, sale producto. Si no sale producto, algo falla. Si pones cónclave, sale

Nuestra mentalidad insert coin invade todos los aspectos de la vida. Si introduces moneda, sale producto. Si no sale producto, algo falla. Si pones cónclave, sale Papa… Por eso, cuando comenzado el cónclave que había de elegir al sucesor de Benedicto XVI, la expectación del mundo se chocó con dos humaredas negras, la atención se dirigió casi instintivamente hacia los foros de Internet, a la opinión de los expertos vaticanistas, a la baraja de los papables favoritos, a las elucubraciones acerca de luchas y cabildeos… ¿Qué está fallando aquí?

Nadie podía esperar una magistral jugada del Espíritu Santo, entre las volutas de la fumata bianca (¡y ya sin la tranquila gaviota!), para plantar ante el mundo, en el balcón central de la Plaza de San Pedro, al cardenal Jorge Mario Bergoglio, una fisonomía serena que mezcla los rasgos de Pío XII con los de Juan XXIII, y que inicialmente ha provocado la sorpresa y el desconcierto, al menos por cuatro motivos.

Las primeras palabras de un Papa marcan el comienzo de un rumbo de profundas implicaciones. La tranquilidad de la figura blanca en el balcón de la loggia de las bendiciones, la oración por Benedicto XVI, apuntan a un clima marcado por la serenidad de la fePrimero, porque Francisco I no se encontraba en la lista de los favoritos; cualquiera que hubiera apostado por él (si es que hubiera apuestas con dinero por medio), podría haberse hecho millonario. Segundo, porque no es el Papa joven que se esperaba: llega a la Sede de Pedro prácticamente con la misma edad con la que llegó Benedicto XVI (lo cual no significa que el papado vaya a ser necesariamente corto, piénsese en el pontificado de León XIII o el de Juan Pablo II). Tercero: porque viene de Argentina, lo cual colmaba las ilusiones de muchos católicos, pero contradecía las opiniones que apostaban por la procedencia italiana, europea o norteamericana (ésta última con fuerte peso específico). Y cuarto, porque el nuevo Papa, por primera vez en la historia, es un jesuita: llega a la Sede de Pedro uno de esos hombres del ejército de Dios que, a los tradicionales votos de pobreza, castidad y obediencia de los religiosos, añaden un cuarto voto de obediencia al Papa “circa missiones”.

Las primeras palabras de un Papa, sus primeros gestos, marcan el comienzo de un rumbo de profundas implicaciones. La tranquilidad de la figura blanca en el balcón de la loggia de las bendiciones, la oración por Benedicto XVI, el silencio implorando la ayuda de lo alto y la cercanía a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, no esconden problemas, dificultades y retos, pero apuntan a un clima marcado por la serenidad de la fe.

*Rafael Palomino es Catedrático de Derecho Eclesiástico del Estado de la Universidad Complutense

Nuestra mentalidad insert coin invade todos los aspectos de la vida. Si introduces moneda, sale producto. Si no sale producto, algo falla. Si pones cónclave, sale Papa… Por eso, cuando comenzado el cónclave que había de elegir al sucesor de Benedicto XVI, la expectación del mundo se chocó con dos humaredas negras, la atención se dirigió casi instintivamente hacia los foros de Internet, a la opinión de los expertos vaticanistas, a la baraja de los papables favoritos, a las elucubraciones acerca de luchas y cabildeos… ¿Qué está fallando aquí?