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Arbitraje: si practica sexo con la banca, debe ser sexo seguro
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Arbitraje: si practica sexo con la banca, debe ser sexo seguro

Se ha desatado una agresiva campaña (sobre todo, por parte de Bankia) para disuadir a los perjudicados por la estafa de las preferentes y subordinadas de

Se ha desatado una agresiva campaña (sobre todo, por parte de Bankia) para disuadir a los perjudicados por la estafa de las preferentes y subordinadas de entablar demandas en reclamación de su dinero. Esa campaña se compone de tres actuaciones esenciales: por un lado, la estrictamente publicitaria, desarrollada a través de anuncios específicos en medios de comunicación; por otro, mediante otro mecanismo complementario consistente en difundir noticias sobre que ya se han resuelto muchos arbitrajes (si bien, cuando entramos en el terreno de las concreciones, resulta que sólo son 21 casos y, además, no concretan de qué cuantías era cada uno); y, finalmente, mediante un nuevo despliegue de toda su red comercial, que van llamando intensivamente a todos los perjudicados para asegurarles que, si acuden al arbitraje, les van a devolver todo su dinero.

Antes de entrar en otras consideraciones, quisiera recordar que, en Galicia, en los dos meses precedentes a las últimas elecciones autonómicas del 21 de octubre de 2012, pusieron el turbo y resolvieron un buen puñado de casos; pero, cuando pasaron las elecciones, el proceso no es que se ralentizara, sino que se detuvo por completo.

Si fuera verdad eso que se les está diciendo a los damnificados de que, si optan por el arbitraje, recuperarán todo su dinero, lo mejor -convendrán conmigo- sería que, sin arbitraje ni nada, se les devolviera directamente. La verdad es muy diferente. Ante lo que realmente estamos, según la experiencia ya acumulada en los muchos casos que hemos tratado, es ante una nueva añagaza para persuadir al personal de que no acuda a los tribunales de justicia. Pero, ¿por qué tiene Bankia interés en que la gente no se vaya al juez?

Siempre decimos a nuestros clientes que se fijen bien, ya que en la propia documentación de solicitud de arbitraje, Bankia se reserva la capacidad de determinar a priori la cantidad máxima que está dispuesta a devolver, una vez que KPMG la concretaExisten varias razones: la primera radica en que los jueces sí dan la razón muy mayoritariamente, pero, además, con condena en costas para Bankia. La segunda consiste en que, en el arbitraje, se les descuenta a los preferentistas y obligacionistas, como poco, lo que han cobrado de intereses (y no suelen ser cantidades despreciables). La tercera pasa por el hecho de que, cuando hay que devolverle por vía de sentencia judicial su dinero al perjudicado, este, desde luego, no suele dejarlo en Bankia, sino que se lo lleva a otro lado, en tanto que, si se recupera lo que se recupere por la vía arbitral, el banco tiene muchas posibilidades de retener al cliente, puesto que le convencen con aquello de que “le crearon el problema, pero se lo resuelven”.

Desde luego, suele ser cierto que quien te engaña una vez es muy posible que te vuelva a engañar, si le dejas. La gente debiera tener esto bien presente, cuando menos, para adoptar las precauciones precisas. A nosotros nos han venido clientes muy determinados a irse al arbitraje, y lo primero que les hemos aclarado es que, cuando uno se mete en ese procedimiento, luego ya no hay vuelta atrás y no se estará en condiciones de acudir al juez después.

Lo segundo que les decimos es que se fijen bien, ya que en la propia documentación de solicitud de arbitraje, Bankia se reserva la capacidad de determinar a priori la cantidad máxima que está dispuesta a devolver, una vez que KPMG (la firma supuestamente independiente) la concreta. En justa reciprocidad, nosotros les decimos a quienes se aferran al arbitraje que, por lo menos y como mínimo, establezcan ellos las siguientes condiciones en caso de que el arbitraje les sea favorable: 1) que se les devuelva el  100% de su dinero, sin minoración de ningún tipo; 2) que esa devolución se realice de forma inmediata; 3) que el dinero así recuperado no sea metido en ningún corralito, en otros términos, que no se les imponga ningún plazo fijo o cosa similar; 4) que se les garantice una solución rápida, es decir, en un tiempo no superior a tres meses; 5) y, finalmente, que hagan constar que acudirán al arbitraje asistidos de un asesor propio.

Nuestra experiencia es que, cuando se ha intentado consignar estas condiciones en la documentación de solicitud del arbitraje, dicha solicitud ha sido rechazada. ¿Por qué será? Los lectores son suficientemente inteligentes para entender ese porqué; pero, en todo caso, si no hubiera trampa ni cartón, no tendría que haber ningún problema para aceptar tales condiciones (no se olvide de que Bankia pone las suyas).

Lo dicho hasta ahora vale para el resto de la banca española intervenida o nacionalizada, de manera que mi recomendación es muy clara: “Acuda al arbitraje si ese es su gusto”, pero recuerde -porque ya tiene suficientes malas experiencias- que, “cuando practique sexo con la banca, debe ser sexo seguro”. En caso contrario, pueden volver a inocularle el sida financiero, pero con la diferencia de que, en esta ocasión, ya será más difícil convencer a un juez de que usted no sabía nada.

*Miguel Durán es abogado. Puede seguirle en la web www.miguelduran.com

Se ha desatado una agresiva campaña (sobre todo, por parte de Bankia) para disuadir a los perjudicados por la estafa de las preferentes y subordinadas de entablar demandas en reclamación de su dinero. Esa campaña se compone de tres actuaciones esenciales: por un lado, la estrictamente publicitaria, desarrollada a través de anuncios específicos en medios de comunicación; por otro, mediante otro mecanismo complementario consistente en difundir noticias sobre que ya se han resuelto muchos arbitrajes (si bien, cuando entramos en el terreno de las concreciones, resulta que sólo son 21 casos y, además, no concretan de qué cuantías era cada uno); y, finalmente, mediante un nuevo despliegue de toda su red comercial, que van llamando intensivamente a todos los perjudicados para asegurarles que, si acuden al arbitraje, les van a devolver todo su dinero.