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Información y pensiones

Nunca como ahora ha sido más necesaria la información precisa, regular y actualizada sobre las pensiones. Paradójicamente, hasta cierto punto, podría decirse que la información sobre

Nunca como ahora ha sido más necesaria la información precisa, regular y actualizada sobre las pensiones. Paradójicamente, hasta cierto punto, podría decirse que la información sobre las pensiones es hoy tan abundante como los debates sobre las mismas. Es verdad, hay demasiada información y demasiado debate. Ello, sin embargo, no quiere decir que esta información sea útil, por decirlo suavemente. Como sucede con cualquier fenómeno de amplia repercusión social, y el de las pensiones lo es por su presencia universal y las vicisitudes del mercado de trabajo y la demografía, la información sobre este fenómeno viene mezclada con el ruido, cuando no con la desinformación o la contrainformación.

Es por ello muy necesario poner orden en materia de información sobre las pensiones, descartar la inservible, ajustar la información útil a lo que es necesario y, especialmente, colmar los grandes vacíos en lo que a información eficaz y eficiente sobre las pensiones se refiere.

Hay varios frentes en los que la información sobre las pensiones debe ser ordenada, depurada y complementada. El primero de ellos es el de la información general sobre el sistema actualmente existente. Mejor dicho, los sistemas existentes. El segundo frente se refiere a la información general sobre las perspectivas a medio y largo plazo de estos sistemas de pensiones y las reformas adoptadas. El tercer frente, por último, tiene que ver con la incidencia personalizada del propio sistema y de dichas reformas sobre la pensión de cada trabajador.

Tres sistemas de pensiones

En el plano de la información y conocimiento por parte de la población del sistema existente, sorprende la generalizada ignorancia de las características generales de nuestro sistema de pensiones y sus grandes categorías. Decía que, en realidad, hay varios sistemas conviviendo en España en estos momentos y desde hace décadas. Por supuesto, el más extendido de ellos que es el de pensiones públicas de la Seguridad Social, con algo más de 16 millones de afiliados tanto por cuenta ajena (unos 13 millones), como por cuenta propia (autónomos, unos 3 millones). Un sistema que ingresa alrededor de 100.000 millones de euros al año y gasta algo más, de ahí su déficit corriente en la actualidad.

En el plano de la información y conocimiento por parte de la población del sistema existente, sorprende la generalizada ignoranciaMucho menos conocido es el sistema denominado, un tanto galdosianamente, de “clases pasivas”, que encuadra a unos 600.000 cotizantes y da prestaciones a casi 900.000 pensionistas. Es el sistema de los funcionarios de  los grandes cuerpos de la administración central, muchos de ellos ya transferidos a las comunidades autónomas. Este sistema está ya cerrado desde la última reforma del mercado de trabajo, es decir, no entran más cotizantes y es un sistema a extinguir por lo tanto. Muchos, pero muchos, afiliados al régimen de clases pasivas desconocen que lo son.

Las pensiones complementarias, básicamente, los planes de pensiones y los planes individuales de ahorro sistemático (PIAS), están muy extendidos en España, con unos 10 millones de partícipes o suscriptores, pero incorporan capitales de jubilación todavía insignificantes para generar rentas de jubilación dignas de tal nombre. 

La información sobre cada uno de estos subsistemas es muy abundante, pero es muy difícil encontrar un depósito central sistematizado que garantice la calidad de la misma y un mínimo análisis sobre sus interrelaciones, fiscalidad u otras características de manera accesible para el común de los mortales sin perderse por largas rutas de “búsqueda y error”.

Más información para el ciudadano 

Respecto a la información sobre las perspectivas futuras de las pensiones y las reformas adoptadas, hay que constatar que hay demasiada información periodística, apasionadamente transmitida y debatida, seguramente, como para que la parte de la misma que resulta imprescindible de conocer se abra paso entre tanto ruido.

De nuevo, aunque hay mucho análisis solvente al respecto, éste es demasiado técnico, poco asequible para el ciudadano medio y, desgraciadamente, mezclado inevitablemente con información de bastante menor valor ajustada a lo que muchas personas desean escuchar sobre el futuro. Urge también poner remedio a la cacofonía existente en este plano mediante instancias en las que las diferentes opiniones y enfoques se puedan contrastar de forma que cada uno haga su particular balance de esas perspectivas que, a la hora de declinarse en clave personal, pueden ser entendidas de manera muy diversa.
La información sobre cada uno de estos subsistemas es muy abundante, pero es muy difícil encontrar un depósito central sistematizado que garantice la calidad de la misma

Precisamente en el plano de la incidencia personal del sistema de pensiones y sus perspectivas es en el que las cosas pintan más prometedoras. La secretaría de Estado de Seguridad Social, con el concurso de las organizaciones sectoriales de la industria de las pensiones, está elaborando la normativa básica para que en 2014 los trabajadores de una cierta edad comiencen a recibir informes personalizados sobre las pensiones públicas que percibirían dadas sus carreras de cotización y otras características personales bajo hipótesis razonables de futuro. Idealmente, esta información vendrá complementada con otra relativa a las pensiones privadas que percibirían en el caso de participar en ese momento en algún plan concreto. Este es el camino para que, sobre la base de tal información personalizada y, por lo tanto, directamente comprensible y vinculante, los ciudadanos comiencen a preocuparse por un conocimiento más preciso y ordenado, y a recabar la información oportuna sobre, los sistemas existentes y las reformas de los mismos necesarias para afrontar el formidable reto de las pensiones.

*José Antonio Herce pertenece al Foro de Expertos del Instituto Aviva y es profesor de Economía en la UCM y director asociado de Afi.

Nunca como ahora ha sido más necesaria la información precisa, regular y actualizada sobre las pensiones. Paradójicamente, hasta cierto punto, podría decirse que la información sobre las pensiones es hoy tan abundante como los debates sobre las mismas. Es verdad, hay demasiada información y demasiado debate. Ello, sin embargo, no quiere decir que esta información sea útil, por decirlo suavemente. Como sucede con cualquier fenómeno de amplia repercusión social, y el de las pensiones lo es por su presencia universal y las vicisitudes del mercado de trabajo y la demografía, la información sobre este fenómeno viene mezclada con el ruido, cuando no con la desinformación o la contrainformación.

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