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Marcas blancas: ¿de camino hacia el pienso compuesto para humanos?
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José Manuel de las Heras

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José Manuel de las Heras

Marcas blancas: ¿de camino hacia el pienso compuesto para humanos?

Mientras que los productores de alimentos estamos haciendo un verdadero esfuerzo por mejorar las técnicas de producción y de elaboración, siempre con el fin de garantizar al

Mientras que los productores de alimentos estamos haciendo un verdadero esfuerzo por mejorar las técnicas de producción y de elaboración, siempre con el fin de garantizar al consumidor mejor calidad, al mismo tiempo que intentamos conseguir para nosotros una digna retribución como profesionales de la agricultura y la ganadería, hay una parte de la agroindustria y de la gran distribución que juega claramente “a la contra” de este proceso.

Un consumidor más y mejor informado preferirá, por poner un ejemplo, a la hora de comprar aceite, uno de oliva virgen. Normalmente por proximidad, calidad y precio, ese aceite será de producción española. Sin embargo, una parte de la agroindustria que compra aceites lampantes y de mala calidad de países con peores técnicas de elaboración y más baratos, cada año intenta camuflarlos en las estanterías de las grandes superficies, sin que su origen y menor calidad sea fácilmente detectable.

Esto ocurre con infinidad de productos, donde nos destacan con letras grandes el lugar del envasado, por ejemplo Navarra, y no el de producción (Chile, si nos referimos a espárragos), y así sucesivamente. Por lo tanto,está claro que con frecuencia intentan colarnos 'gato por liebre'. Así, frente a los sellos 'oficiales' de calidad, las marcas conocidas, las denominaciones de origen, etc.,surgen con un poder cada día mayorlas denominadas marcas blancas(esasque se han inventado los propietarios de las grandes cadenas de distribución alimentaria).

El emporio agroalimentario francés lleva muchos años acostumbrando a los españoles a consumir susexcedentes de azúcar, leche y derivados, cereales, y otros productos según los años y las cosechas. En el país galo no tienen un especial interésen que nuestra ganadería de vacuno de leche sea tan potente, al menos como para que dejemos de consumir su leche y derivados.

No sé si será casualidad, creo que no, el hecho de que las industrias multinacionales de capital fundamentalmente francéspaguen la leche más barata a los ganaderosen Españaque en el resto de Europa. Ni es casualidad, por tanto, que nuestros ganaderos tengan que cerrar y dejemos de ser competencia para que asínuestros consumidores los alimenten con productos de otras procedencias.

Si supiéramos que al comprar algunas leches de oferta, desconocidas, podemos estar consumiendolas peores leches centroeuropeas, que fueron transformadas en leche en polvo hace años y ahora les han añadido agua y puesto dentro de un brik para ser vendidas,creo que nos lo pensaríamos antes de comprarlas. Seguramente, sabiendo eso, muchos consumidores preferirían leche fresca de origen cercano, a otras de origen y composición más dudosa.

El devenir de la remolacha y sus complejos industriales en nuestro países igualmente ilustrativo de cómo nos han llevado por caminos de reducción o abandono de la producción de alimentos en los que somos deficitarios, como el azúcar, para dejarles camino a los productores de otros países y, en no pocos casos, con la aquiescencia de los políticos españoles.

Las marcas blancas encajan, como anillo al dedo, para vender a los consumidoresproductos de orígenes desconocidos y elaborados con cualquier clase de técnicas de producción. Poco a poco se van apoderando de una buena parte del consumo, porque muchos consumidores las aceptan, pero no es menos cierto que otros comienzan a quejarse de la sospechosa desaparición de otras marcas conocidas, consumidas por ellos, en los lineales de compra de esas grandes superficies.

Según unestudio publicado recientemente con el título ¿Cómo es tu cesta de la compra?, más del 50% de los ciudadanos de Valencia, Baleares, Canariaso Murciahan echado en falta la inexistencia de marcas de fabricante en su lugar de compra habitual. En otras comunidades, un tanto por ciento algo inferior de consumidores, pero igualmente relevante, opinan lo mismo.

Por el momento, su relación calidad-precioen general no es mala. El problema es que a medio plazo las técnicas de introducción de estas marcas blancas hacen desaparecer una buena parte de las otras marcas de sucompetencia, en muchos casos de producciones locales.

Las razones del porqué estos productos resultan tan letales para la competenciapodemos encontrarlas en las técnicas de introducción de los mismos en el mercado, ya que según voces autorizadas y estudios sobre comercio agroalimentario, las grandes superficieseliminan poco a poco las otras marcas de fabricante de sus supermercados y, como estos son los lugares donde ya se suministramasivamente los ciudadanos, quien no vende ahí no llega a una mayoría de los consumidores.

Por otro lado, muchas de las otras marcas que sí se mantienen en los lineales de venta y pueden hacer competencia a las suyas son sometidas, según nos dicen, a unas condiciones de venta leoninas y/o puestas en los lineales a precios muy superiores a los normales, para que no puedan soportar la comparación y sean así elegidas las marcas blancas por los consumidores.

Además, el poder de la gran distribución, mayor cada día, facilita el que puedan imponer de forma unilateral el precio a quienes les suministran las materias primas, (muchas veces productores individuales, cooperativas y pequeñas agroindustrias). Sin embargo, hoy por hoy, parece que una buena parte de la población ha aceptado bien este sistema. Me pregunto si no será quizá porque no acabamos de ser conscientes de las graves consecuencias de futuro.

Pero el camino que llevamos me parece peligroso, porque nos lleva por unos derroteros de consumo, dondeel origen del producto, su trazabilidad, color, olor, sabor y en última instancia la calidad real, pueden ser secundarios frente a un sólo objetivo, el mejor precio con el mayor beneficio. En definitiva, algo más parecido a lo que ocurre en muchos casos con la alimentación… animal, es decir con la producción de los piensos compuestos.

Creo que en la alimentación humana en general y especialmente en los países como el nuestro, de cultura y dieta mediterránea, no se trata sólo de garantizar la cantidad de proteínas, de carbohidratos o vitaminas que lleva un alimento, sino el origen de cada uno de estos componentes y de cómo y quién lo ha producido, con qué técnicas, si es o no transgénico... Hablando claro, si estoy comiendo huesos machacados de algo, quiero saberlo y no debería ser suficiente, a mi juicio, que una etiqueta me informe de la cantidad de fósforo y calcio que tiene ese alimento, sino también de dónde procede.

El origen de la enfermedad de las vacas locas estuvo originado, básicamente, porque para los fabricantes y autoridades sanitarias dejó de tener importancia la procedencia de lo que se incluía en los sacos de pienso, los mismos que se vendían a los ganaderos con todos los permisos sanitarios. Sin embargo, con esa única jerarquía de valores, se acabó alimentando a rumiantes con los huesos de otros animales de su misma especie, aunque en la composición publicada en las etiquetas de los sacos de pienso “todo cuadraba”, los porcentajesde proteínas, grasas, carbohidratos y vitaminas.

José Manuel de las Heras es coordinador estatal de la Unión de Uniones de Ganaderos y Agricultores

Mientras que los productores de alimentos estamos haciendo un verdadero esfuerzo por mejorar las técnicas de producción y de elaboración, siempre con el fin de garantizar al consumidor mejor calidad, al mismo tiempo que intentamos conseguir para nosotros una digna retribución como profesionales de la agricultura y la ganadería, hay una parte de la agroindustria y de la gran distribución que juega claramente “a la contra” de este proceso.

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