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Los kurdos son una población de unos 20 millones de habitantes que antes de la I Guerra Mundial se extendían porIrán y el Imperio Otomano

Los kurdos son una población de unos 20 millones de habitantes que antes de la I Guerra Mundial se extendían por la geografía de Irán y el Imperio Otomano pero que, desde las particiones del Tratado de Versalles, quedaron también bajo la soberanía de Siria e Irak. Es entonces cuando los problemas de los kurdos se hacen de verdad existenciales. Esas nuevas entidades políticas, Turquía, Irak y Siria, e incluso Irán, se basan en el constructo del Estado nación y el desafío de encajar a los kurdos en ese modelo de convivencia está todavía abierto. Y es que como ya nos previno el magisterio de Hossbawn, el Estado nación no es la única ni la más universal manera de acomodar poblaciones y poder.

Es en Turquía donde el enfrentamiento ha resultado más sangriento y duradero. Si bien el Tratado de Sèvres (1920) recogía la obligatoriedad de un referéndum para la autodeterminación del pueblo kurdo, el golpe de estado de Kemal Ataturk y sus victorias en la Guerra de Independencia dieron nacimiento a un nuevo Tratado, el de Lausanne, donde desapareció esa exigencia. Los kurdos se definieron como “turcos que han olvidado su idioma en las montañas” y hablar en kurdo empezó a castigarse como traición. Sucede, sin embargo, que cuando un país subdesarrollado y sin historia nacional intenta imponer al 20% de su población, igualmente subdesarrollada pero con aguda conciencia étnica, las exigencias de un Estado nación, no puede conseguirlo a la francesa, con unas pocas guillotinas. Ha de emplear a sus Fuerzas Armadas en guerra abierta. Así fue y ya en 1925 se produce el levantamiento de Sheik Said, ahogado en sangre. Ya fuese “reaccionario” como lo quiere la narrativa turca o “nacional” como lo describe la kurda, lo cierto es que su derrota resultó uno de los pilares del kemalismo, junto con la purga que siguió al intento de asesinato del propio Kemal Ataturk en 1926. Así pudieron promulgarse los tres pilares de la revolución kemalista. La Ley del Vestido (1925) la Ley del Alfabeto Latino (1928) y el Código Civil (1928).

Cuando un país subdesarrollado y sin historia nacional intenta imponer al 20% de su población, igualmente subdesarrollada pero con aguda conciencia étnica, las exigencias de un Estado nación, no puede conseguirlo a la francesa, con unas pocas guillotinas. Ha de emplear a sus Fuerzas Armadas en guerra abierta

La rebelión de Sheik Said no fue el final de la insurgencia, sino más bien lo contrario. Consta que de 1924 a 1938 hubo 17 enfrentamientos entre el Ejército turco y los kurdos.

La cuestión kurda toma un giro nuevo en 1945, esta vez en Irán. Como el shah Rheza (1925-1941) parecía demasiado cercano al Eje, Inglaterra y EEUU ocuparon el país; Inglaterra y los EEUU el Sur, la URSS el Norte. Al abandonar la URSS Irán, dejó un recuerdo en forma de República Independiente de Mehabad, primera entidad política kurda y única soberana hasta hoy. Duró once meses. Su Jefe Militar fue el iraquí Mustafa Barzani.

En 1958 la caída de la monarquía en Irak abre el capítulo kurdo de la República, con antecedentes de rebelión tribal antes y después de la II Guerra Mundial, ocasiones que le permitieron a Inglaterra ensayar el arma química en poblaciones civiles.

Las relaciones con la nueva sensibilidad política de los coroneles, izquierdistas y panarabistas, termina mal y se inicia la insurgencia kurda con apoyo de Irán. Alarmado Kissinger, media en Argel en una reunión de la OPEP entre los dos estados (marzo de 1975) e Irán retira su apoyo al partido KPD del ahora líder Barzani. La insurgencia colapsa. El sector más intransigente funda otro partido, el PUK, bajo el liderazgo del izquierdista Jalal Talabani. Saddam Hussein, libre ya de la resistencia kurda, lanza su programa de arabización. Generó cerca de 200.000 refugiados kurdos y un número indeterminado de muertos.

Entre tanto, en Turquía, un joven estudiante, Abdula Ocalan, funda el Partido de los Trabajadores de Kurdistan, PKK, declarado organización terrorista por la UE, los EEUU, la OTAN. El 15 de agosto de 1984 Ocalan proclama el día de la sublevación kurda e inicia operaciones.

Problemas de supervivencia

El estallido de la guerra entre Irán e Irak en 1980 plantea a los kurdos de Irak un problema de supervivencia porque el KPD de Barzai escoge ponerse del lado de Irán, donde sus huestes ha encontrado refugio. Sadam Hussein, a la vista de la colaboración entre ayatolás y kurdos, empezó una campaña de auténtica exterminación étnica, el Anfal. En ese contexto ha de entenderse la matanza de Halabja, 5.000 víctimas kurdas que Alí 'el químico' gaseó salvajemente.

En 1991, con motivo de la I Guerra del Golfo, kurdos del norte y chiítas del sur se sublevaron contra Saddam Hussein en la esperanza de que les ayudasen los EEUU. No lo hicieron y todo lo que quedó fue una zona de no sobrevuelo al norte de Irak donde se refugiaron algunos supervivientes. Son los años también de una auténtica guerra civil kurda entre el PUK y el KPD.

En 1999 una operación conjunta turco-americana consigue detener a Abdula Ocalan. El PKK declara un alto al fuego unilateral. Se calcula que el proceso de violencia ha costado unas 30.000 víctimas mortales en campo abierto y un número indeterminado de víctimas de guerra sucia por ambas partes.

La llegada del islamismo al poder en Turquía, y en particular la personalidad de Turgut Ozal, hicieron concebir esperanzas. La tesis de Ozal era que los kurdos que deseasen ser políticamente kurdos deberían irse a Irak y los que prefierieran ser políticamente turcos, quedarse. Por desgracia Ozal muere en circunstancias no aclaradas poco después de hacer esas declaraciones en 1993. Murieron también en parecidas circunstancias algunos altos cargos de la República próximos a su persona y a sus ideas.

El nuevo Irak concede autonomía política a los kurdos así como el 17% de los ingresos del petróleo. El norte de Irak se convierte en una región autónoma libre de atentados a la que acuden en masa inversores turcos y los propios insurgentes kurdos del PKK de Turquía, finalizada ya la actividad armada

La invasión americana de 2003, otra vez en Irak, revela la falacia de la colonización inglesa: Irak no es suní. El 60% de los iraquíes son chiítas y cerca del 20%, kurdos. Y aquí llega otro gran momento histórico. El nuevo Irak concede autonomía política a los kurdos así como el 17% de los ingresos del petróleo. El norte de Irak se convierte en una región autónoma libre de atentados a la que acuden en masa inversores turcos y los propios insurgentes kurdos del PKK de Turquía, finalizada ya la actividad armada.

El 16 de noviembre pasado se produce un encuentro en Diyarbakir (Turquía) entre el presidente Erdogan y el de el Gobierno Regional de Kurdistán (KRG), Masoud Barzani, hijo del Mustafa Barzani que conoció los días de la República de Helabad. Es un evento histórico, no solo por lo que tiene de inicio de reconciliación, sino porque pasa del modelo Turquía + Insurgencia turca (PKK) + Insurgencia siria (BDP) a otro, Turquía + Gobierno autónomo legal+ Irak. Se ha construido un oleoducto Kurdistán-Turquía que termina en Ceyhan y hay un acuerdo firmado para la venta directa de petróleo, lo que inquieta a Bagdad por si pudiese ser el prólogo de un Estado kurdo, idéntica obsesión a la que tuvo Turquía con Irak y que le llevó a negar su territorio para que lo cruzasen las fuerzas estadounidenses en 2003. Territorio, recordemos, al que Turquía llegó persiguiendo al PKK por lo menos 26 veces en los pasados 40 años. Mientras tanto, en Siria, la insurgencia kurda, encuadrada en el BDP,  aumenta su capacidad de negociación al haberse hecho con todas las ciudades de su etnia excepto Hasaka y Qamishli.

El problema kurdo ha sido la pesadilla interna de Turquía, Irak y Siria y una piedra estratégica en el zapato de las relaciones entre los EEUU y los países de la zona. Cien años después de Sèvres sigue abierto, si bien ahora estos importantes desarrollos permiten contemplar la cuestión con cierto optimismo. Los elementos del problema son manidos: una población que desea un mayor control político de sí misma y que, a la vez, se extiende por varios Estados con fronteras, en principio, intangibles. Cuáles de esos elementos sean variables y cuáles constantes y cómo hayan de administrarse entre sí, abre un campo de decisiones relativamente simple y a la vez de muy difícil resolución.

Conviene recordar que la incapacidad para gestionar precisamente esos elementos condujo a los 25 millones de desplazados de la I Guerra Mundial, al horror de la II Guerra Mundial, Holocausto incluido, al traslado forzoso de 12 millones de alemanes tras la guerra, y más tarde, a las guerras de Yugoslavia. Esperemos poder extraer de aquellos quebrantos lecciones de vida y esperanza. Está en juego uno de los más antiguos e intratables problemas de Eurasia y cerca de 20 millones de personas aguardan su desenlace, muchas de ellas en campos de refugiados.

 

A Modern History of the Kurds: Third Edition

A Modern History of the Kurds: Third Edition. David McDowall. Tauris, 2007

Invisible Nation. Quil Lawrence. Walker and Co., 2008

Los kurdos son una población de unos 20 millones de habitantes que antes de la I Guerra Mundial se extendían por la geografía de Irán y el Imperio Otomano pero que, desde las particiones del Tratado de Versalles, quedaron también bajo la soberanía de Siria e Irak. Es entonces cuando los problemas de los kurdos se hacen de verdad existenciales. Esas nuevas entidades políticas, Turquía, Irak y Siria, e incluso Irán, se basan en el constructo del Estado nación y el desafío de encajar a los kurdos en ese modelo de convivencia está todavía abierto. Y es que como ya nos previno el magisterio de Hossbawn, el Estado nación no es la única ni la más universal manera de acomodar poblaciones y poder.

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