En honor a la verdad (II): sin Sosa Wagner somos uno menos

"La base de la ciudadanía democrática es la igualdad en libertad: iguales leyes para todos y todos iguales ante las leyes.”

Esta frase encabeza la exposición de motivos del manifiesto fundacional de nuestro partido. Cuando en agosto pasado Paco Sosa desató la polémica al escribir un artículo a favor de Ciudadanos, fui la primera persona de este partido en criticar sus denuncias sobre autoritarismo. Lo hice sin recurrir a epítetos ni descalificaciones. Lo hice “por honor a la verdad”, así rezaba el título de mi carta en El Confidencial.

Después de ese artículo vinieron muchos más, artículos y comentarios en redes, más o menos afortunados. Todos los conocemos. Eludiré hacer una valoración porque a día de hoy varios de ellos están donde deben estar: pendientes de realizar una valoración en el comité de buenas prácticas del partido. Solo diré que algunos parecían empeñados en cargar de argumentos las tesis de Paco.

El viernes, tras dos meses de desencuentros, Paco decidió abandonar el partido y su escaño. He de afirmar que siento que no fue un buen día para el partido. Ahora somos uno menos, no uno más. Somos uno menos en la lucha contra la corrupción, contra la arbitrariedad, contra el absurdo adolescente del nacionalismo, contra la invasión partidista de todos los controles del Estado. Dice Paco, en su carta de despedida publicada en El Mundo, que su marcha es un aviso a navegantes para aquellos que se presenten a las primarias con idea de cambiar las cosas: no lo creo.

Este partido es de sus militantes, no es de Rosa, de Carlos ni de Irene. Este partido tiene sus reglas, como este país, y hay que acatarlas para poder cambiarlas. Vivimos en él porque creemos que es el mejor instrumento posible para alcanzar el país de ciudadanos libres e iguales en el que creemos. Este es un partido en el que se puede discrepar, pero para discrepar hay que arriesgarse. Arriesgarse a no ir en las listas, arriesgarse a no ganar las primarias, arriesgarse a no ser concejal, a no ser procurador…

Pero es que sin valor, como decía Churchill, el resto de las virtudes humanas no son posibles. Sin valor no es posible ser sincero, leal ni honesto. Por eso les pido a todos, militantes y dirigentes de este partido, que abandonen cálculos, que abandonen miedos y que, sin temor a las consecuencias, continúen en la lucha por un partido y por un país de “leyes iguales para todos y todos iguales ante las leyes”.

Por eso quiero discrepar. El viernes no fue un buen día para el partido, pero el mañana no está escrito. El mañana depende de todos, depende de ti.

*Francisco Igea Arisqueta, afiliado 22214 de UPyD