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Vente a Alemania, PP
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Vente a Alemania, PP

El 2015 será atípico, coincidirán las elecciones autonómicas, municipales y generales. Este hecho ha propiciado que algunos barones del PP, poco acostumbrados a ver peligrar la

Foto: La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente del Ejecutivo español, Mariano Rajoy. (EFE)
La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente del Ejecutivo español, Mariano Rajoy. (EFE)

El 2015 será atípico, coincidirán las elecciones autonómicas, municipales y generales. Este hecho ha propiciado que algunos barones del PP, poco acostumbrados a ver peligrar la presidencia de su comunidad, presagien el panorama que les viene encima como si fuese el mar: corrientes suaves (en forma de pérdida de votos) que anuncian una marea invisible pero próxima. Así, en los últimos días hemos escuchado a dirigentes autonómicos del PP hablar de la famosa “solidaridad”, aquella que, hasta hace pocos meses, sólo se atrevían a cuestionar los dirigentes de los llamados nacionalismos periféricos.

Incluso ha habido alguno que, con unas pupilas que parecían gotas de mercurio, se ha lanzado a hacer propuestas arriesgadas: “Como en Alemania, la solidaridad entre comunidades se debería limitar al 8%. Se lo vamos a proponer al Gobierno central”. De esta manera, los mandatarios regionales del PP se han apropiado de viejas reivindicaciones de partidos como CiU. Ver para creer.

Pero ¿es realmente cierto que en Alemania la solidaridad entre territorios queda reducida a un 8%?

El sistema de financiación germano es realmente complejo. Se trata de un sistema cooperativo que, en primer lugar, redistribuye el IVA. Cada federación recibe su parte (un poco más de la mitad), y el resto se reparte entre los Länder de una manera no equitativa. Un máximo del 25% de su parte se reserva a los Länder que tienen problemas financieros;es la Finanzkraft, una cantidad calculada a partir de los ingresos per cápita de diferentes impuestos federales del Länder y, parcialmente, de los municipales. Esta redistribución ya aproxima la Finanzkraft de los diferentes Länder: por ejemplo, en 2012 el abanico que se abría entre el Länder con una recaudación más elevada y el que menos dinero ingresaba antes de la redistribución era de 104,7 puntos; tras la redistribución del IVA, bajaba a 44,9 puntos.

Después comienza la segunda parte, la compensación horizontal (que es la que en nuestro Estado algunos políticos han confundido con la totalidad del proceso): los Länder con una Finanzkraft elevada pagan a los que tienen un nivel más bajo hasta nivelarse en un punto medio. En los últimos años, sólo ha habido cuatro Länder pagadores en esta segunda fase del proceso: Baden-Würtemberg, Hessen, Baviera y Hamburgo.

La tercera fase es la de la compensación vertical. Se trata de las subvenciones federales generales, actualmente pagadas a 11 Länder. Así, la diferencia que todavía existe en Finanzkraft entre los que menos tienen y la media se rellena con dinero federal, que, si bien no totalmente, sí que consigue minimizar alrededor de un 70% de la desigualdad que todavía pueda existir. Así, en 2011 el Länder con menos Finanzkraft (Berlín) pudo llegar a un 97,5% de la media, reduciendo la distancia con el más rico (Hessen) a tan sólo 7,8 puntos.

Y, por último, todavía llega más dinero federal, el Sonderbedarfs-Bundesergänzungszuweisungen. Para recibirlo, no se tiene en cuenta la Finanzkraft, sino las cargas concretas que algunos Länder deben asumir. Así, está estipulado que hasta el año 2019 Berlín y los cinco Länder orientales deben seguir cobrando como consecuencia de la unificación de 1989; los mismos, menos Berlín, reciben otra cantidad para paliar su nivel de paro (más elevado que la media); y un total de diez Länder pequeños reciben otra asignación para compensar los gastos que su autogobierno les genera.

Finalizado el proceso, no queda demasiada diferencia en el sistema financiero per cápita y, por lo tanto, de límites de solidaridad; en la práctica, se producen más bien pocos, porque no hay cantidad alguna que limite la solidaridad, y menos todavía en relación con el PIB. Ni siquiera la sentencia de 1999 del Tribunal Constitucional Alemán, que estableció el régimen de la ordinalidad y prohibió la nivelación total, determinó ningún tipo de límite.

Así, parece un sistema excesivamente complejo para ser propuesto en el galimatías de sistema político que aquí tenemos instaurado. El 2015 nos puede traer unas campañas electorales nunca vistas hasta ahora, con algún líder regional del PP que, aunque haya sido avalado por Génova, quizá se atreva a discrepar en público con la cúpula central de su partido: se verá obligado a buscar en aspectos como el de la financiación autonómica puntos de inflexión que taponen la sangría de votos que la corrupción o las promesas incumplidas le están haciendo perder.

A pesar de haber gobernado a sus anchas durante años, hay alguno de estos líderes regionales que se sienten vulnerables y desalentados por las encuestas. Se mueven en un laberinto de luces y ya no dominan el poder de las tinieblas. Es por ello que, si hace falta, están dispuestos a pedir un océano en forma de 8% (que, no lo olvidemos, limitaría la solidaridad interterritorial) situado entre sus propuestas hirsutas y la ciudadanía, aunque esa inexacta limitación del 8% a la que aluden viaje hacia una Alemania donde el consenso armonioso entre territorios es más factible que aquí.

Con todo, si son capaces de que, ante tal limitación de la solidaridad, sus compañeros de partido (barones de comunidades que saldrían perjudicadas por esta limitación) no pongan el grito en el cielo deberán empezar a pensar en aquello de “vente a Alemania, (¡y aprende la cultura del pacto!), PP”.

*Marc Pallarès es profesor de la Universitat Jaume I de Castelló y escritor.

El 2015 será atípico, coincidirán las elecciones autonómicas, municipales y generales. Este hecho ha propiciado que algunos barones del PP, poco acostumbrados a ver peligrar la presidencia de su comunidad, presagien el panorama que les viene encima como si fuese el mar: corrientes suaves (en forma de pérdida de votos) que anuncian una marea invisible pero próxima. Así, en los últimos días hemos escuchado a dirigentes autonómicos del PP hablar de la famosa “solidaridad”, aquella que, hasta hace pocos meses, sólo se atrevían a cuestionar los dirigentes de los llamados nacionalismos periféricos.

Financiación autonómica