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Donde reside la riqueza

Que el sistema educativo es uno de los activos económicos más valiosos de un país es algo que saben sus responsables gubernamentales, porque forma a su

Foto: Varios estudiantes realizan un último repaso antes de las pruebas de acceso a la universidad. (EFE)
Varios estudiantes realizan un último repaso antes de las pruebas de acceso a la universidad. (EFE)

Que el sistema educativo es uno de los activos económicos más valiosos de un país es algo que saben sus responsables gubernamentales, porque forma a su capital humano, investiga, difunde nuevos conocimientos e innova; pero también muchos de sus ciudadanos, que cada vez confían más en la formación como herramienta para acceder a un futuro más próspero.

En este sentido, cuando la economía sufre una crisis como la que experimentamos en España, pensar en esta locomotora económica se hace más necesario que nunca. Sobre todo cuando informes del sector nos dicen que uno de cada cuatro jóvenes españoles ni estudia ni trabaja, lo que nos sitúa como el país europeo con más ‘ninis’ y que encabeza la tabla de la OCDE. Aunque este mismo organismo insiste en que los estudios superiores protegen frente al desempleo, lo hacen menos en nuestro país.

Una economía del siglo XXI como la española requiere de un sistema educativo que entienda las necesidades de sus ciudadanos; que sea flexible y se adapte a sus cambios. Que vaya más allá de la mera transmisión de conocimientos. Que hable de tú a tú con las empresas y diseñe con ellas los planes de estudio que seguirán nuestros alumnos, los que en unos años llamarán a su puerta. Que les forme en cuestiones adicionales para diferenciarles en el mercado de trabajo; en competencias, que pasan por los idiomas, innegables para trabajar en un mundo global; por la capacidad de comunicación, de decisión, de liderazgo…; por aprender a aprender, a lo largo de toda la vida; por ser ciudadanos con valores, ejemplo de respeto social; y que también pasan, sin duda, por el emprendimiento, concepto que debe tomar cada vez más peso en nuestro sistema educativo. Un modelo así, sólo puede generar riqueza para nuestra nación.

Una cuestión de la que no hablan los informes de educación pero sí la actualidad social son los casos de corrupción. Y es que, tras el desempleo, se trata de la segunda preocupación de los españoles. ¿Y qué tienen que ver con la educación, con el crecimiento económico? Mucho. No sólo por el elevado impacto económico que suponen, sino por su relación con los valores. Y qué mejor que la educación y la cultura para inculcar los que deben conducir nuestra sociedad.

Por último, y no menos importante, no podemos olvidar el abandono escolar. Esa lacra que, aunque ha descendido en España, nos mantiene como el país de la UE con el porcentaje más elevado (23,5%), el doble de la media comunitaria. Un hecho que, de solucionarse, ahorraría muchos costes sociales y públicos, y protegería de la pobreza y la exclusión, tal y como recientemente señalaba el nuevo comisario europeo de Educación, Cultura y Juventud, Tibor Navracsics.

*Miguel Carmelo es CEO de Laureate International Universities Europa y presidente de la Universidad Europea

Que el sistema educativo es uno de los activos económicos más valiosos de un país es algo que saben sus responsables gubernamentales, porque forma a su capital humano, investiga, difunde nuevos conocimientos e innova; pero también muchos de sus ciudadanos, que cada vez confían más en la formación como herramienta para acceder a un futuro más próspero.

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