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Los soldados desconocidos

En estos días en que todos tenemos buenos deseos la condición humana no deja de enseñarnos la hipocresía de los que, por disfrazar la realidad de

Foto: 'La Patrulla'. (Ferrer Dalmau)
'La Patrulla'. (Ferrer Dalmau)

En estos días en que todos tenemos buenos deseos la condición humana no deja de enseñarnos la hipocresía de los que, por disfrazar la realidad de conveniencia, esconden el sufrimiento de los héroes y, lo que es aún más triste, su reconocimiento.

Pocos españoles saben que decenas de nuestros soldados, heridos en su cuerpo y en su alma durante misiones en Afganistán, no son reconocidos como merecen porque el cinismo de nuestros gobernantes no permite que sean tratados como lo hubieran sido de hallarse en misión de guerra. No tienen ayudas de ningún tipo y sobreviven, olvidados, como pueden. Ellos han combatido contra terroristas y han vivido en trincheras en durísimas condiciones, pero para los hipócritas sus heridas han sido provocadas por accidentes ya que estaban, ahí el conveniente cinismo, en misiones de paz.

Basta hojear el libro que acaba de publicar Fernando de Oyarbide o buscar información en algún digital independiente para enterarse de algo que a todos debiera avergonzarnos. Cuánta envidia siento de esas grandes naciones que reservan sus mejores monumentos y sus mayores premios para quienes han combatido por sus pueblos.

Lo descrito arriba no deja de ser coherente con la deriva de un Gobierno que excarcela terroristas y desprecia a sus víctimas y que no se enfrenta al separatismo como demandan la ley y el más elemental sentido común. Y es que cuando la nación es discutida y discutible, lo diga Zapatero o lo intente cumplir su mejor heredero, poco sentido tiene reconocer y premiar a los que tanto han sufrido por el bien de todos. Así de cierto, así de triste.

Me viene a la mente la pintura 'La Patrulla de Afganistán' que el pintor catalán Ferrer Dalmau dibujó in situ, en pleno desierto, captando la brutalidad de un mundo inhóspito... Ahí, uno percibe decenas de ejemplos de amor a la nación y los inmensos sacrificios de los nuestros, porque el genial artista refleja grandes valores olvidados. ¿Cómo no reconocérselo a sus protagonistas? ¿Cómo es posible regatear con quien ha puesto su vida a tu servicio?

En esta España confundida todo lo militar se identifica con lo contrario de lo que es y el Ejército va siendo reducido a una organización no gubernamental que nada tiene que ver con su sagrada misión de defender a toda la sociedad. Me atrevo a pediros, a todos los ciudadanos, y por supuesto al Presidente del Gobierno, una profunda reflexión sobre este punto: tenemos mucho que mejorar como país y no podemos olvidar a nuestros héroes; ni a los de ayer ni a los de hoy.

Escribo estas líneas en el primer día del 2015, y mientras muchos españoles disfrutamos de las fiestas de Navidad en familia, otro contingente de nuestro Ejército viaja a Afganistán. Desde hace más de diez años nuestros soldados acuden a la llamada del deber y obedecen a su compromiso de luchar contra el terrorismo. Más de cien ya se dejaron la vida, otros muchos fueron heridos. Cuando un día regresen de cumplir su misión espero que no se vuelva a repetir lo que está ocurriendo con muchos de sus compañeros. Reconocer y cuidar a nuestros soldados, hoy tan desconocidos, es una forma de empezar a mejorar como sociedad. Porque la tarea de España es exigente y nosotros debemos ser generosos.

*Santiago Abascal, presidente de VOX

En estos días en que todos tenemos buenos deseos la condición humana no deja de enseñarnos la hipocresía de los que, por disfrazar la realidad de conveniencia, esconden el sufrimiento de los héroes y, lo que es aún más triste, su reconocimiento.

Ejército Afganistán