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El futuro del MAB

El MAB tiene y debe tener futuro como medio de financiación, profesionalización y crecimiento de las pymes. Su sentido económico está también en proceso de alcanzar su mejor posición

Foto: Eduardo Pérez, socio de Financial Advisory de BDO.
Eduardo Pérez, socio de Financial Advisory de BDO.

Hace un año, los cimientos del Mercado Alternativo Bursátil (MAB) temblaron. Una de las compañías cotizantes en el parqué diseñado para las pymes evadió todos los controles y sembró de dudas un mercado financiero nuevo, prometedor y de gran utilidad para el grueso del tejido empresarial español. Durante muchos meses, su reputación quedó en entredicho y sus números (33 empresas y 307 millones de euros captados desde su lanzamiento en 2009) quedaron paralizados. Sin embargo, en la actualidad, el MAB ha reconducido la situación y parece que, poco a poco, recobra la confianza de los inversores.

Desde el mes de diciembre, tres empresas han recurrido a esta fuente de financiación y, recientemente, varias han mostrado su intención de cotizar en dicho mercado que, si bien es cierto que su desempeño ha sido francamente discreto frente al, por ejemplo, homólogo AIM de Londres (500 empresas cotizadas y más de 30.000 millones de financiación captada), no es menos cierto que su necesidad y sentido económico (macro y micro) están en estos momentos más vigentes que nunca.

Es necesaria una mayor y más eficaz supervisión periódica tanto de las actuaciones de los gestores de las compañías como de los auditores de las mismas

Ante esta situación, merece la pena abordar dos cuestiones esenciales. La primera es si tiene sentido apostar por este mercado habida cuenta de su todavía escaso peso en el sistema financiero comparado con los importantes efectos negativos sobre los inversores y la elevada alarma socioeconómica que generan los ‘escándalos’ y, la segunda es si su funcionamiento es mejorable de manera que se puedan mitigar sustancialmente dichos efectos negativos.

Respecto a la primera, las dificultades de financiación estructural y a largo plazo que siguen sufriendo las pymes y el proceso de desintermediación bancaria a favor de los mercados de capitales que se están produciendoson dos factores que refuerzan especialmente el desarrollo de un mercado de capitales como el MAB. Eso sin considerar otros efectos positivos de gran calado como son su contribución a la profesionalización de la gestión de las compañías cotizadas, la mejora de su notoriedad e imagen y la potenciación de su crecimiento.

En relación con la segunda cuestión, consideramos que, en parte, por la juventud y falta de experiencia de este tipo de mercados en España, se han cometido algunos fallos o errores que son en gran medida enmendables. Por ejemplo, a través de una revisión de los sistemas de incorporación y supervisión tanto de las compañías como de los agentes intervinientes. En este sentido, los requerimientos de incorporación deberían ser más exigentes tanto en términos de tamaño, actividad, trayectoria, sostenibilidad del modelo de negocio y gobierno corporativo de las compañías, al igual que el nivel de capacitación y reputación de los agentes intervinientes.

Una cuestión que nos debemos plantear es si tiene sentido apostar por este mercado habida cuenta de su todavía escaso peso en el sistema financiero

También se hace necesaria una mayor y más eficaz supervisión periódica tanto de las actuaciones de los gestores de las compañías como de los asesores y auditores de las mismas, una vez que las compañías están admitidas a cotización.

Todas estas mejoras no eliminarían de forma absoluta el riesgo inherente a las compañías integrantes de este mercado, pero síayudarían a evitar, o al menos reducir, la magnitud de algunos de los escándalos y, en definitiva, a favorecer un desarrollo más sólido y sostenible de este mercado a medio plazo.

El MAB tiene y debe tener futuro como medio de financiación, profesionalización y crecimiento de las pymes, y su sentido económico está en proceso de alcanzar su mejor posición, siempre que su capacidad de mejora y autorenovación se materialicen.

*Eduardo Pérez es socio de Financial Advisory de BDO

Hace un año, los cimientos del Mercado Alternativo Bursátil (MAB) temblaron. Una de las compañías cotizantes en el parqué diseñado para las pymes evadió todos los controles y sembró de dudas un mercado financiero nuevo, prometedor y de gran utilidad para el grueso del tejido empresarial español. Durante muchos meses, su reputación quedó en entredicho y sus números (33 empresas y 307 millones de euros captados desde su lanzamiento en 2009) quedaron paralizados. Sin embargo, en la actualidad, el MAB ha reconducido la situación y parece que, poco a poco, recobra la confianza de los inversores.