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Lo reconozco, no sé a quién votar
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Lo reconozco, no sé a quién votar

Nuestros políticos y nuestras preocupaciones están a kilómetros de distancia de las preocupaciones de nuestro entorno, de los anhelos de una ciudadanía formada y consciente

Foto: Combo de los carteles de Mariano Rajoy, Pedro Sánchez, Albert Rivera y Pablo Iglesias. (Reuters)
Combo de los carteles de Mariano Rajoy, Pedro Sánchez, Albert Rivera y Pablo Iglesias. (Reuters)

Lo confieso, soy del 23% que ha estado dudando hasta ahora a quién votar, lo reconozco, y reconozco también que todas las opciones han pasado por mi mente a excepción de quienes por una razón u otra cuestionan la unidad de mi país o simplemente están dispuestos a discutirla.

Reconozco también que ver deambular a Zapatero por la vida pública o a la señora Cospedal, perdedora no ha mucho tiempo en su propio feudo, me produce un sentimiento de vértigo y desasosiego que me hace pensar en la abstención, sin embargo he decidido votar sí o sí.

He decidido ir a votar porque nos jugamos mucho: la unidad de España, salir dignamente de la crisis, fortalecer la democracia y recuperar el estado del bienestar, pero me apena tener que obviar en mi decisión, por esta vez y, lo declaro solemnemente, solo por esta vez, el análisis minucioso de las propuestas que por lo que he visto, leído y escuchado no difieren grandemente unas de otras y en lo que difieren ya se encargará la UE de poner orden en los programas. Lo hizo en Grecia y lo haría aquí si fuera menester.

Echo de menos un debate contemporáneo, centrado en los problemas que realmente tenemos y que nuestros políticos y analistas no ven; estamos como siempre y donde siempre: mirándonos el ombligo de espaldas al sol.

Nuestros políticos y nuestras preocupaciones están a kilómetros de distancia de las preocupaciones de nuestro entorno, de los anhelos de una ciudadanía formada y consciente. Como siempre vamos retrasados en el devenir de la historia, discutiendo lo que debería ser incuestionable: la unidad de España, el fortalecimiento del Estado del bienestar … y olvidando propuestas para el desarrollo de políticas alternativas en materia agrícola, energética, de transporte… en fin la mejora de las condiciones de vida en un país no inventado, el nuestro.

Voy además a intentar convencer a mis amigos para que vayan a votar y para que con su voto exijan, un cambio de discurso, de paradigma de nuestra política

Un país que es real y que tiene problemas que resolver, pero no salimos de nuestras pequeñas miserias que vistas desde la distancia y la experiencia son minucias comparadas con los retos a los que nos enfrentamos: conflictos generalizados y extendidos por continentes enteros promovidos por los intereses de la industria armamentística y gobiernos irresponsables, creación de enormes corporaciones que en pocos años coparán la totalidad de las grandes aéreas de consumo y por ende decidirán quién y cómo va a vivir y en qué condiciones, destrucción irreversible del medio ambiente, aumento de la pobreza y acumulación del poder en pocas y miserables manos.

Me abochorna un poco que mientras el mundo discutía las condiciones de un acuerdo vinculante para luchar contra el cambio climático nosotros no hemos pasado de analizar los gestos y actitudes de los protagonistas de un debate soso y superficial o las razones por las cuales el presidente del gobierno faltó a ese decisivo debate.

Voy a votar, voy además a intentar convencer a mis amigos para que vayan a votar y para que con su voto exijan, tras esta legislatura que se me antoja corta, un cambio de discurso, de paradigma de nuestra política, exijan a los políticos una actitud responsable y centrada en nuestros problemas, no en lo que ellos piensan que son nuestros problemas.

Me gustan esos jóvenes que no han sabido o no han podido defender sus ideas y sus propuestas en el seno de los dos partidos que alternativamente nos han gobernado y han creado otras formaciones que, digámoslo claramente, son el ala liberal del Partido Popular unos y la corriente izquierdista del Partido Socialista otros, pero principalmente me siento agradecido a los que, con grandes errores, nos han traído hasta aquí: crearon las bases del estado del bienestar, modernizaron mi país, respetaron las reglas de la convivencia y supieron resolver las sucesivas crisis, la de los ochenta, la de los noventa y espero que con su experiencia resuelvan esta en la que estamos inmersos.

Estos dos partidos, que no cunda el pánico, tienen banquillo, experiencia y conocimiento (¿debería decir 'know how?'). En el caso del Partido Socialista, historia y políticos de raza y en el del Partido Popular interés por enterrar este corto pasado repleto de errores y corrupción.

*Pedro Díaz Chavero es canciller consulado de España en Jerusalén.

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Lo confieso, soy del 23% que ha estado dudando hasta ahora a quién votar, lo reconozco, y reconozco también que todas las opciones han pasado por mi mente a excepción de quienes por una razón u otra cuestionan la unidad de mi país o simplemente están dispuestos a discutirla.