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Cuando el PSOE era Podemos (II)
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Cuando el PSOE era Podemos (II)

Tenemos que volver a repasar la historia para encontrarnos con similitudes entre aquel partido que tanta expectación estaba creando y esta nueva alternativa de izquierdas representada por Podemos

Foto: El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez (c), el expresidente del Gobierno Felipe González (i) y el exvicepresidente Alfonso Guerra. (EFE)
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez (c), el expresidente del Gobierno Felipe González (i) y el exvicepresidente Alfonso Guerra. (EFE)

Hace casi un año, en esta misma tribuna publiqué un artículo donde analizaba las vicisitudes de aquel PSOE que abordaba el camino entre la clandestinidad y la llegada de la democracia a España, y se consolidaba como una fuerza política emergente (algo muy utilizado hoy en día) que se presentaba ante el electorado como alternativa de izquierdas, mas allá del Partido Comunista de España, liderado entonces por Santiago Carrillo.

Pero tenemos que volver a repasar la historia para encontrarnos con similitudes entre aquel partido que tanta expectación estaba creando y esta nueva alternativa de izquierdas representada por Podemos. En mi anterior artículo, donde repasaba ciertos paralelismos, dejé constancia de ciertas promesas programáticas que pronto fueron acomodándose en tiempo y forma merced a la política de consenso de la época. Ahora tengo que evocar otros hechos que parece que nadie quiere rescatar del baúl donde se almacena todo lo viejo, no sé si por temor, o quizá por vergüenza.

Derecho de autodeterminación

Ese era uno de los puntos centrales del programa del PSOE renovado de 1974, expresado de modo claro, preciso y contundente, tan contundente que estuvo a punto de proclamar la autodeterminación para todos sin distinción.

El 10 de octubre de 1974, en Suresnes, periferia de París, se celebró el más famoso de todos los congresos federales del PSOE, de donde sale elegido el joven abogado sevillano Felipe González como nuevo secretario general, tras una laboriosa alianza entre diversos sectores de la militancia, algo parecido a lo que ocurrió con la creación de la primera ejecutiva de Podemos, donde salió elegido Pablo Iglesias tras triunfar entre los sectores críticos (léase Echenique, entre otros) que cuestionaron su liderazgo de un modo similar a como la vieja dirección en el exilio encabezada por Rodolfo Llopis se enfrentó al joven 'Isidoro'.

Parece que todo lo que proviene de Podemos atenta contra España, si bien son otros los que defendieron la autodeterminación como un derecho irrenunciable

El programa del PSOE enfocaba como prioritaria la complicadísima cuestión territorial española. Sobre la configuración del Estado español (se evitaba la palabra España), integrado por diversas nacionalidades y regiones marcadamente diferenciadas, el PSOE manifestaba que:

1) La definitiva solución del problema de las nacionalidades que integran el Estado español parte indefectiblemente del pleno reconocimiento del derecho de autodeterminación de las mismas, que comporta la facultad de que cada nacionalidad pueda determinar libremente las relaciones que va a mantener con el resto de los pueblos que integran el Estado español.

2) Al analizar el problema de las diversas nacionalidades, el PSOE no lo hace desde una perspectiva interclasista del conjunto de la población de cada nacionalidad sino desde una formulación de estrategia de clase, que implica que el ejercicio específico del derecho de autodeterminación para el PSOE se enmarca dentro del contexto de la lucha de clases y del proceso histórico de la clase trabajadora en lucha por su completa emancipación.

3) El PSOE se pronuncia por la constitución de una República federal [ahora le llama Estado federal] de las nacionalidades que integran el Estado español, por considerar que esta estructura estatal permite el pleno reconocimiento de las peculiaridades de cada nacionalidad y su autogobierno, a la vez que salvaguarda la unidad de la clase trabajadora de los diversos pueblos que integran el Estado español.

4) El PSOE reconoce igualmente la existencia de otras regiones diferenciadas que por sus especiales características podrán establecer órganos e instituciones adecuados a sus peculiaridades.

Bajo estos principios, otro hombre clave del congreso de Suresnes, el joven librero también sevillano Alfonso Guerra, verdadero fontanero del congreso socialista, que supervisó las ponencias y garantizó la elección de Felipe González como secretario general, defendió a cuchillo los textos referidos al irrenunciable derecho de autodeterminación de las nacionalidades de España. Quién los ha visto... y quién los ve.

Aunque no lo crean los jóvenes lectores o algunos desmemoriados, tal vez porque estos no estaban en el entramado democrático y mucho menos activos en los quehaceres antifranquistas, esa resolución era defendida íntegramente por Felipe González. Ojo, no confundir ese Felipe González de 1974, con el del mismo nombre 41 años después, aunque me juran mis amigos que tiene el mismo DNI, al igual que no se puede confundir al Pablo Iglesias fundador del partido socialista, con el líder de Podemos en ningún caso.. ¡meras coincidencias!

Alfonso Guerra defendió a cuchillo los textos referidos al irrenunciable derecho de autodeterminación de las nacionalidades de España. Quién los ha visto…

Sin irnos tan lejos, este PSOE que ahora lo niega, no puede dejar de lado la postura expresada hace unos meses por Esquerra Socialista, tendencia política del propio PSC, que cuestionó la exclusión de este principio en el programa electoral del pasado 27-S en Cataluña cuando afirmaba: "El derecho a decidir o el derecho de autodeterminación de cualquier nación debe contar siempre con el apoyo del socialismo en virtud de la defensa que nuestra ideología debe ejercer de la libertad de los pueblos y naciones".

Pero sigamos recordando similitudes. Solo cinco años más tarde (1979), estrenadas las Cortes que surgieron de las elecciones convocadas una vez aprobada la Constitución de 1978, se produce otro de los hechos que dan sentido al título de este artículo.

Los tres grupos parlamentarios socialistas

Con el reglamento del Congreso en la mano, el PSOE constituye de manera fraccionada sobre el conjunto de sus diputados tres grupos parlamentarios denominados Grupo Parlamentario Socialista del Congreso, con Felipe González y Alfonso Guerra al frente, Grupo Parlamentario Socialistes de Catalunya y Grupo Parlamentario Socialista Vasco. Esto se produce como consecuencia de la importancia que tenían las siglas y la historia del PSC-Congrés (Partit dels Socialistes de Catalunya), posteriormente integrado en la estructura federal del PSOE, donde líderes como Joan Raventós, Ernest Lluch o Eduardo Martín Toval dejaban su impronta con un discurso matizado sobre el que hacía el propio Felipe González.

¿Por qué si en el PSOE funcionó bien, va a ser un caos en Podemos?

De la misma manera ocurría en el PSE (Partido Socialista de Euskadi), donde Enrique Múgica, Txiki Benegas o un joven desconocido Carlos Solchaga, figura emergente de la economía española, tenían voz propia en la tribuna del Congreso, al igual que los mencionados socialistas catalanes. Y me pregunto: ¿por qué si en el PSOE funcionó bien, va a ser un caos en Podemos?

Tampoco conviene olvidar que cuando muchos acusan de manera directa a Podemos por la inclusión en sus listas del ahora senador electo Josetxo Arrieta Arrieta por su pertenencia a ETA, de la que renunció como tantos otros al crearse Euskadiko Ezkerra e integrarse en él, es precisamente aquel PSE quien años más tarde (1993) y estando como presidente del Gobierno Felipe González, se fusiona con dicho partido, creando el PSE-EE, como una clara demostración del giro que dieron aquellos dirigentes provenientes de ETA VII Asamblea o ETA P-M, entre cuyos miembros estaban figuras como Roberto Lerxundi, Mario Onaindía o el conocidísimo abogado defensor de etarras Juan Mari Bandrés. Todos ellos se integraron posteriormente en la estructura política del PSE-EE-PSOE. Por su parte, Josetxo Arrieta (Podemos) participó en movimientos por la paz, como las movilizaciones a favor de la liberación de José María Aldaya y Miguel Ángel Blanco, entre otros.

Este breve repaso a la historia reciente no hace más que situarnos en un escenario político donde parece ser que todo lo que proviene del partido morado atenta gravemente contra el futuro de España, si bien son otros los que defendieron la autodeterminación como un derecho irrenunciable, del cual ahora reniegan.

Del mismo modo, ese fraccionamiento en varios grupos parlamentarios esgrimido tanto por el Gobierno, en la lectura de resultados la misma noche electoral, como utilizado por el PP como arma arrojadiza para avanzar una posible independencia de criterio entre los parlamentarios de Podemos, encuentra un precedente precisamente en el PSOE, aquel partido que tanto pone en duda la cohesión política de Podemos.

Identificar el derecho a una consulta con referéndum conlleva un miedo de quienes no se ven convencidos en defender la unidad de España con las urnas

La Constitución hecha sobre el consenso en un momento excepcional de la historia de España no implica que no se pueda reformar, y por supuesto mejorar, adaptándola a los nuevos tiempos. El grave problema de la secesión catalana planteado después del 27-S debe abordarse desde el diálogo y no desde la imposición. Las leyes se adaptan a los tiempos y a los problemas, y realmente ahora tenemos uno muy grave que urge resolver de la forma más genuinamente democrática: votando.

Los socialistas, que siempre se han caracterizado por sus principios progresistas y por su irrenunciable sentido democrático, donde las urnas forman parte de su esencia más pura, no deben temer defender la unidad de España haciendo valer sus sólidos argumentos contra otros ridículos y desfasados, como plantean los nacionalistas que comprometen gravemente el futuro de Cataluña fuera de Europa y de España.

Decía Pablo Iglesias, el de Podemos, claro, que solo por las urnas se puede garantizar la unidad de España, y eso parece 'a priori' un principio democrático de primera magnitud. Identificar el derecho a una consulta como un referéndum independentista es un análisis, además de equivocado, tremendamente injusto y que conlleva un miedo intrínseco de quienes no se ven convencidos ni confiados en defender la unidad de España con las urnas por testigo.

Hace casi un año, en esta misma tribuna publiqué un artículo donde analizaba las vicisitudes de aquel PSOE que abordaba el camino entre la clandestinidad y la llegada de la democracia a España, y se consolidaba como una fuerza política emergente (algo muy utilizado hoy en día) que se presentaba ante el electorado como alternativa de izquierdas, mas allá del Partido Comunista de España, liderado entonces por Santiago Carrillo.

Alfonso Guerra