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El futuro (de la política) ya está aquí
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El futuro (de la política) ya está aquí

Los mensajes se adaptan a los nuevos canales, los liderazgos se gestan en platós de televisión, y el discurso político ha pasado del estadio de fútbol a las redes sociales

Foto: Ilustración: Raúl Arias.
Ilustración: Raúl Arias.

Parafraseando la célebre canción de la movida, el futuro (de la política) ya está aquí. La máquina del tiempo de la comunicación nos lo ha traído. Ahí tenemos la irrupción de Podemos y de Ciudadanos en España, la victoria de Jeremy Corbyn en el Partido Laborista británico, o el ascenso de Bernie Sanders o Donald Trump en las primarias norteamericanas... Como siempre, unos apelan al miedo y otros a la esperanza. Unos cortejan al votante tradicional y otros buscan a las clases urbanas y formadas, como siempre.

Con ideas y estrategias de siempre hacen una comunicación nueva: utilizan un lenguaje emocional, construyen liderazgos personalistas y son innovadores y radicales en las formas (y a veces, en el fondo). Su manera de hacer política cuestiona el 'status quo'. O tal vez, sea el 'status quo' lo que ha cambiado.

¿Política en 140 caracteres? ¿Mensajes en 30 segundos? ¿Políticos elegidos con criterios 'catódicos'? El medio es el mensaje, dijo Marshall McLuhan. Los mensajes se adaptan a los nuevos canales, los liderazgos se gestan en platós de televisión, y el discurso político ha pasado del estadio de fútbol a las redes sociales. Del río, al riego por goteo.

Los espacios políticos han dejado de ser físicos y ahora son virtuales. Lejos quedan los tiempos en que se captaba a militantes en la fábrica o en el club: ahora se afilian en Twitter y eligen a sus candidatos por Facebook. En un entorno digital y fluido, la relación entre representantes y representados es más directa, menos mediada y más emocional. Los debates en televisión se convierten en competiciones de empatía personal más que en contraste de ideas y de programas. La audiencia comenta el espectáculo en directo en las redes sociales.

Los mensajes serán visuales o no serán. Nacerán virales, o morirán antes de ver la luz

Por todo ello, a veces cuesta distinguir la confrontación política de un 'reality' televisivo. Y aunque la fotografía de un bebé en el Congreso pueda generar controversia, tiene una lógica implacable: los mensajes serán visuales o no serán. Nacerán virales, o morirán antes de ver la luz. Por cierto, que los 'hashtags' #bescansa y #bebe se convirtieron en 'trending topic' el día de la primera sesión en el Congreso. Efectivamente, Podemos tenía un plan de comunicación.

¿Mejora o empeora la política en este proceso? Hay quien piensa que este nuevo paradigma comunicativo empobrece y banaliza la política, reduciéndola a mero entretenimiento. “El totalitarismo no se confía ya a las fallidas ideologías fuertes, sino a las gelatinosas ideologías débiles, promovidas por el poder de las comunicaciones”, dejó escrito Claudio Magris. Se reivindican conceptos como 'videocracia' (Giovani Sartori), para explicar cómo la tiranía de la imagen sobre la palabra supone el abandono del pensamiento en favor de la emoción. A ello, se suma la crítica a la política a 'golpe de tuit', que aborda temas complejos sacrificando los contenidos, constreñida a las limitaciones de las redes sociales.

Frente a estos 'apocalípticos' -parafraseando a Umberto Eco-, los 'integrados' del nuevo paradigma verán en él una interesante ampliación de la democracia. La sociedad-red, de la que habla Manuel Castells, también transforma a los partidos, obligándolos a distribuir más el poder, a generar estructuras más flexibles y participativas. A este lado del debate, también se rechaza la idea de que estemos ante el ocaso de la razón bajo el imperio de la imagen -la base del populismo-. Sencillamente, estamos ante la visibilización de realidades sociales que el sistema, hasta ahora, ocultaba.

Pregúntale antes por su plan de comunicación que por su proyecto político, y sabrás qué posibilidades de éxito tiene ese partido o líder

Esta nueva sociedad de la comunicación tiene sus propios moradores, aquellos que ya han nacido o crecido en su interior, impregnados de sus valores. Es el caso de los nativos digitales y de lo que el sociólogo Richard Florida denomina "las clases creativas", es decir, profesionales vinculados a la ingeniería, las tecnologías, la cultura y las artes, el diseño, la economía y el derecho. Son las clases que lideran la economía del conocimiento; las más innovadoras y arriesgadas a la hora de participar en política. No sorprende que estos sectores sociales -fundamentalmente urbanos y universitarios- se sientan más atraídos por los partidos emergentes, como ha sucedido en España con Podemos y Ciudadanos.

Es probable que ambas posiciones, la crítica y la optimista, tengan su parte de razón, y que ninguna pueda describir el fenómeno al completo. Pero es también cierto que la política nunca volverá a ser como antes. “Para evaluar su idea, a un emprendedor ya no le pedimos su Plan de Empresa, sino su Plan de Comunicación”. La frase se la oí a un 'business angel'. Con la política sucede igual: pregúntale antes por su plan de comunicación que por su proyecto político, y sabrás qué posibilidades de éxito tiene ese partido o ese líder. No solo los partidos que no han nacido en este entorno digital deberán adaptarse si quieren sobrevivir. También los medios y analistas sociales tendremos que adoptar esquemas intelectuales nuevos, que nos permitan comprender lo que tenemos ante nosotros.

*Gerardo Iracheta, CEO de Sigma Dos.

Parafraseando la célebre canción de la movida, el futuro (de la política) ya está aquí. La máquina del tiempo de la comunicación nos lo ha traído. Ahí tenemos la irrupción de Podemos y de Ciudadanos en España, la victoria de Jeremy Corbyn en el Partido Laborista británico, o el ascenso de Bernie Sanders o Donald Trump en las primarias norteamericanas... Como siempre, unos apelan al miedo y otros a la esperanza. Unos cortejan al votante tradicional y otros buscan a las clases urbanas y formadas, como siempre.

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