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Divorcio entre las encuestas electorales y los medios de comunicación
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Divorcio entre las encuestas electorales y los medios de comunicación

Algunas personas del mundo de la comunicación e inclusive ilustrados politólogos solicitan el cierre de las “casas”

Foto: Una persona vota. en las últimas elecciones (Efe)
Una persona vota. en las últimas elecciones (Efe)

Si analizamos los sentimientos que se producen en una situación de divorcio o separación: tristeza, mala comunicación, dificultades varias y mal regusto de la relación mantenida, hallamos algo parecido a lo que está pasando entre los medios de comunicación y las encuestas prelectorales publicadas. No me refiero al sondeo de pie de urna que es otro cantar y tiene justificación difícil para muchos profesionales. La mayoría de los medios que conforman la opinión publicada han cargado contra las “casas de encuestas”, denominación ya de por sí peyorativa, que viene a otorgar connotaciones semejantes a las que sugiere “casa de putas”.

Echemos una mirada rápida sin intención de polemizar, pues todo el mundo está de acuerdo con que la prohibición de no publicar encuestas 5 días antes de las eleccionesprovoca y justifica muchas las no coincidencias con el escrutinio final. Es evidente que lo que un día responden los entrevistados puede cambiar al siguiente, como consecuencia de infinidad de acontecimientos que suceden desde que se recoge la información hasta el día de la votación (Brexit, espiral del silencio, retirar el apoyo a un partido o mantenerlo). Estos movimientos se producen en todas las encuestas y en todos los países.

Qué casualidad que casi todas las encuestas coincidieran en la semana previa al 26J ¿Acaso estaban todas mal hechas?

A las encuestas a mitad de carrera se les para el cronometro en España y hay que esperar a la foto-finish para ver qué han votado los ciudadanos. Una herramienta que es una de la más utilizadas en los países que disfrutan de la democracia al más alto nivel es denostada en España cuando no se calcan los resultados del escrutinio. Qué casualidad que casi todas las encuestas coincidieran en la semana previa al 26J ¿Acaso estaban todas mal hechas? ¿Acaso aquellas que se distanciaron no fueron producto del lápiz subjetivo?

Algunas personas del mundo de la comunicación e inclusive ilustrados politólogos solicitan el cierre de las “casas”. Demuestran el más absoluto desconocimiento del instrumento de la encuesta y el máxime autoritarismo (vuelta al siglo XIX). Permítanme una reflexión. Para respetar la herramienta de las encuestas es básico que todos los actores, los que producen, analizan y difunden, tengan un conocimiento de las limitaciones y del alcance de la técnica y se abstengan de elaborar juicios perniciosos y perversos. Con esta reflexión no pretendo eximir de las responsabilidades a las “casas”, sino asumir que las no coincidencias se seguirán produciendo en todos los países, en muchas encuestas y por muchos años.

Algunas personas del mundo de la comunicación e inclusive ilustrados politólogos solicitan el cierre de las “casas”.

Para finalizar, explicitar que esta profesión es de mano de obra intensiva y de talento. Sin embargo, los presupuestos dedicados son mínimos y son compensados ocasionalmente por la notoriedad. Ruego que las críticas se hagan públicas para que se enteren aquellos a quienes puedan interesar.


* Carlos Clavero es director del Instituto DYM.

Si analizamos los sentimientos que se producen en una situación de divorcio o separación: tristeza, mala comunicación, dificultades varias y mal regusto de la relación mantenida, hallamos algo parecido a lo que está pasando entre los medios de comunicación y las encuestas prelectorales publicadas. No me refiero al sondeo de pie de urna que es otro cantar y tiene justificación difícil para muchos profesionales. La mayoría de los medios que conforman la opinión publicada han cargado contra las “casas de encuestas”, denominación ya de por sí peyorativa, que viene a otorgar connotaciones semejantes a las que sugiere “casa de putas”.

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