Es noticia
El socialista que subió una colina y bajó una montaña
  1. España
  2. Tribuna
Susi Dennison

Tribuna

Por

El socialista que subió una colina y bajó una montaña

Carta a mis compañeros socialistas de hemiciclo

Foto: Pedro Sánchez y Albert Rivera, durante los homenajes en la plaza de las Cortes al VI Centenario de la muerte de Cervantes. (EFE)
Pedro Sánchez y Albert Rivera, durante los homenajes en la plaza de las Cortes al VI Centenario de la muerte de Cervantes. (EFE)

"Sois socialistas no para amar en silencio vuestras ideas ni para recrearos con su grandeza y con el espíritu de justicia que las anima, sino para llevarlas a todas partes"

Esta cita de Pablo Iglesias (el auténtico, ese al que nadie regaló nada, ese que no hubiera soñado ni en su peor pesadilla con financiarse a través de un Estado teocrático) figuraba, no sé si aún figura, en la parte trasera de los carnés de los militantes del PSOE. Esa frase sintetiza como pocas la esencia de la política. No estamos en política para regodearnos en nuestros elevados ideales. No estamos en política para desplegar nuestros inmaculados principios, como despliegan hinchados sus colas los pavos reales del Campo Grande de mi ciudad natal.

Estamos en política para llevar nuestras ideas a la práctica, para transformar la sociedad de manera efectiva y cambiar las condiciones de vida de nuestros conciudadanos. Ese es, o debería ser, el objeto de la política. La política entendida como el arte de lo posible, que diría Aristóteles . Es por tanto pura 'antipolítica' dedicarse a sabotear los cambios posibles amparándose en la defensa de unos nobles ideales. El maximalismo, ese veneno de la politica española, ha emponzoñado de manera recurrente nuestra sociedad . El "todo o nada" o el "Victoria o muerte" han llevado a este país a encontrar en el 'Duelo a garrotazos' de Goya su icono más intemporal.

Hay toda una España cavernícola que sueña con una repetición de elecciones que evidencie el fracaso de lo nuevo y consagre el viejo dilema

España se encuentra hoy en una nueva encrucijada, un dilema histórico en el que puede optar por el camino de las reformas incrementales, el pacto y el consenso o regresar al bipartidismo del blanco o negro. El camino de la reforma es el camino de la multiplicidad, el camino del parlamentarismo. Ese es el camino que los españoles han escogido por dos veces en este último año. Un camino nuevo para el que no valen actitudes viejas. Es un camino que intentamos caminar hace seis meses y que cegaron los chamanes de izquierda y de derecha recurriendo al atavismo de una España caduca y de trincheras. Un camino que entendió posible un PSOE sensato que renunció entonces a la dicotomía izquierda y derecha.

Un PSOE moderno y reformista que no se dejó anclar por el canto de sirena de un Pablo Iglesias que representa la antítesis del socialismo moderno y europeo al que aspiráis. Un camino en el que, quienes representáis esa España que soñaron Besteiro y De los Ríos, esa España de la modernidad y la razón, os encontraréis sin duda con multitud de oportunidades reales de llevar a la práctica esas ideas y reformas. Reformas que evidenciarían la utilidad de la política incremental frente al chamanismo de quien solo sueña con aniquilaros y ocupar vuestro puesto.

Hay una España antigua y de derechas que sueña en secreto que les deis la oportunidad de volver a ese tranquilo mundo de seguridades ancestrales. Hay toda una España cavernícola que sueña con una repetición de elecciones que evidencie el fracaso de lo nuevo y consagre el viejo dilema. Puede que entre vosotros haya quien piense que ese terreno os es favorable. Nada más lejos: en el enfrentamiento y la polarización crecerán los charlatanes y disminuirán las posibilidades de la verdadera política. Disminuirán las posibilidades de la política inteligente y reformista que ha representado el socialismo moderno en nuestro país.

Pregunten por Trump, Farage o Tsipras. No hay sitio para el socialismo moderno en ese escenario. No fuera del parlamentarismo

Hoy debemos demostrar a la población que el nuevo escenario es útil para sus intereses o decirles resignados que somos incapaces de manejarnos en otro escenario que el de la antigua dicotomía. En ese viejo paisaje, no existe el sitio para la razón. Es cierto que hay quien sueña volver al bipartidismo como refugio de tranquilidad y seguridad. Sin embargo, puedo aseguraros que, si no emprendemos las reformas sensatas que necesitamos, si no logramos devolver a los ciudadanos la confianza en la política, estos buscarán en la magia del populismo lo que no han encontrado en la política tradicional.

Pregunten por Trump, Farage o Tsipras. No hay sitio para el socialismo moderno en ese escenario. No hay sitio para el socialismo moderno fuera del parlamentarismo. El mundo del bien y del mal, de la izquierda y la derecha, es un mundo caduco en la política moderna. Vivimos en un mundo más cambiante, un mundo en el que caben los ecologistas, los liberales, los conservadores, los radicales, los socialistas, los nacionalistas... Toda una multiplicidad de intereses, que son además cambiantes y que enriquecen el debate y mejoran de manera incremental y no revolucionaria nuestro mundo. España es hoy una sociedad moderna, abierta y más participativa. Una sociedad que va muy por delante de la política. Una sociedad que mira estupefacta cómo nos desentendemos de sus intereses y nos centramos solo en nuestras expectativas. España mira con creciente irritación nuestra incapacidad y nos pide a gritos que echemos a andar por el camino que nos ha señalado.

No os pedimos, pues, que avaleis con un sí el pasado, ni la corrupción. Os pedimos que deis una oportunidad. Que deis una oportunidad al parlamentarismo y que contribuyáis con nosotros a reformar este país desde su órgano más legítimo.

Hace unos días, Víctor Lapuente decía en 'El País' que el PSOE se encuentra ante el dilema de subir una colina de reformas o intentar conquistar una montaña que pudiera ser inaccesible. Nosotros, como en la deliciosa película protagonizada por Hugh Grant ('El inglés que subió una colina pero bajó una montaña'), os proponemos que subáis con nosotros vuestros cubos de reformas a lo alto de esta colina y nos ayudéis a convertirla en una montaña. Una montaña desde cuya cima el pasado de corrupción y arbitrariedades sea solo una vista lejana que olvidar.

* Francisco Igea es médico y diputado de Ciudadanos por Valladolid

"Sois socialistas no para amar en silencio vuestras ideas ni para recrearos con su grandeza y con el espíritu de justicia que las anima, sino para llevarlas a todas partes"

Ciudadanos Reformas