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Hoy, a Robin Hood le pillarían por la IP
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Daniele Grasso

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Daniele Grasso

Hoy, a Robin Hood le pillarían por la IP

La protección de quienes filtran información confidencial y de interés público es una tarea pendiente. Pero la revolución digital da la posibilidad de defenderse

Foto: Edward Snowden, en su primera aparición pública, ante los periodistas de 'The Guardian'.
Edward Snowden, en su primera aparición pública, ante los periodistas de 'The Guardian'.

Miembros de la dinastía real, familias ilustres de ancestros medievales y dirigentes del franquismo. Todos ellos se acogieron a una medida, la amnistía fiscal, que consiste en perdonar a quien ocultó su dinero al fisco español. Gracias a la idea del equipo de Cristóbal Montoro, pudieron traerlo de vuelta a España pagando el 0,6% de impuestos. No, no es una errata: el 0,6% y todo olvidado. Intente decirle a Hacienda que en la próxima declaración de la renta usted también quiere que se le perdone esa factura que cobró en negro.

Conocimos esos nombres gracias al compromiso de una persona anónima. Filtró la información que dio pie a una investigación que completaron varios medios (‘eldiario.es’, ‘La Marea’ y ‘Diagonal’). Ahora sabemos que tiene 43 años y reside en Tenerife. Fue detenido el pasado 14 de febrero, aunque la Policía Nacional hizo pública la información a última hora de este viernes. Cualquiera que conozca el funcionamiento de los ciclos informativos sabe que la elección no es baladí. Es el mejor momento para que algo pase desapercibido.

De él no sabemos nada, ni siquiera si realmente es la persona que filtró la información. Le piden cinco años de cárcel, pero se desconoce por qué delitos. No lo sabe ni su defensa.

La policía le ha pillado porque cuando accedió —presuntamente— a los servidores del despacho del paseo de la Castellana que ayudó en los trámites legales para acogerse a la amnistía, lo hizo desde su casa. Probablemente desde tres ordenadores. Aprovechó un fallo de seguridad y se hizo con cerca de 40.000 documentos. Las fuerzas de seguridad encontraron su IP, esa dirección única que identifica a cualquier persona que acceda a internet. También a usted que lee esto, esté donde esté.

De él no sabemos nada, ni siquiera si realmente es la persona que filtró la información. Le piden cinco años de cárcel, pero se desconoce por qué delitos

Cuando Hervé Falciani sustrajo del HSBC de Ginebra miles de datos de cuentas ocultas en Suiza, lo hizo desde la misma sede del banco. Y se dio a la fuga, hasta que la Audiencia Nacional de España negó su extradición. Ha ayudado al Estado español. Hizo algo ilegal, pero un juez ha establecido que no es un criminal. Los nombres españoles de su famosa lista fueron publicados en nuestro país por El Confidencial.

Edward Snowden obtuvo los detalles de cómo la Agencia de Espionaje de Estados Unidos almacena las conversaciones de miles de ciudadanos anónimos y de jefes de Estado supuestamente amigos. Trabajaba en la NSA y le asustó lo que vio. Vive aislado, en Rusia, a la espera de que algo se mueva.

Chelsea Manning consiguió los vídeos que destaparon las tácticas de guerra contra civiles de Estados Unidos en Afganistán y las conversaciones que nos hicieron ver la verdadera cara de su diplomacia. Después de siete años de cárcel, Obama la ha indultado como último acto de su mandato.

Antoine Deltour, exempleado de PricewaterhouseCoopers, nos enseñó la broma impositiva que disfrutan las grandes multinacionales mientras operan en una Europa hundida en la crisis económica. Fue el escándalo LuxLeaks, también publicado en España por este diario. Deltour ha sido condenado a dos años de cárcel.

Los papeles de Panamá han sido la mayor filtración de la historia del periodismo, una investigación coordinada por el ICIJ y publicada en exclusiva en España por El Confidencial y La Sexta. La persona que filtró la información no ha desvelado nada sobre sí misma. Pero sí lanzó un mensaje: la revolución será digitalizada, o no será.

PGP, VeraCrypt, Signal, el navegador de Tor... Todas estas herramientas tienen que ser el Sherwood de los Robin Hood de la revolución digital

Para quitar a los ricos y dárselo a los pobres —hacer, a su manera, una sociedad más igualitaria—, Robin Hood se escondía en lo profundo del bosque de Sherwood. Ningún guardia podía encontrarle.

Hoy, a Robin Hood le pillarían a partir de la IP del ordenador desde el que se manda un correo electrónico. Google, Facebook o Twitter (por mucha cuenta anónima o pestaña de incógnito que se utilice) no son herramientas seguras. Muchos medios estamos habilitando canales seguros, que protegen el usuario, como de hecho hizo el supuesto filtrador de los papeles de Castellana. Utilizó Fíltrala, una plataforma segura. No fue el envío a los medios lo que le delató, sino su rastro al obtener los documentos.

Encriptar las comunicaciones con PGP, utilizar VeraCrypt para esconder información sensible o intercambiar mensajes con una fuente a través de Signal son las medidas básicas que es preciso tomar. El navegador de Tor, extremadamente fácil de utilizar, es el único que garantiza un verdadero anonimato. Todo ello tiene que ser el Sherwood de los Robin Hood de la revolución digital.

Miembros de la dinastía real, familias ilustres de ancestros medievales y dirigentes del franquismo. Todos ellos se acogieron a una medida, la amnistía fiscal, que consiste en perdonar a quien ocultó su dinero al fisco español. Gracias a la idea del equipo de Cristóbal Montoro, pudieron traerlo de vuelta a España pagando el 0,6% de impuestos. No, no es una errata: el 0,6% y todo olvidado. Intente decirle a Hacienda que en la próxima declaración de la renta usted también quiere que se le perdone esa factura que cobró en negro.