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Ignacio Varela

Una Cierta Mirada

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Diez notas andaluzas

El resultado socialista es muy meritorio. Los dos partidos nuevos han tenido casi un millón de votos; y el PSOE apenas ha perdido cien mil. Solo uno de cada diez votos de Podemos y C's viene del PSOE

Foto: Díaz vota en un colegio electoral en Sevilla. (Reuters)
Díaz vota en un colegio electoral en Sevilla. (Reuters)

1. Para el PP, la ocasión no volverá. Hace tres años las circunstancias ofrecieron al PP una ocasión única para hacerse con el poder en Andalucía. Todos los astros estaban alineados a su favor: cuatro años de crisis con Zapatero en la Moncloa y un paro brutal en Andalucía, el PSOE desplomado después de recibir dos palizas históricas en 2011, el PP andaluz con las alcaldías de las ocho capitales y con 9 puntos de ventaja en las generales, un candidato socialista gastado y escaso de carisma… era como tirar un penaltia portería vacía.Pero el inefable Arenas falló por enésima vez y la ocasión se perdió, probablemente para no volver. La historia es muy vengativa y dejar pasar ciertas ocasiones se paga caro.

2. Se restablecen los equilibrios básicos. Es cierto que la aparición de dos nuevos partidos produce la impresión de un gran cambio electoral y estees innegable, pero más en lo político que en lo estrictamente electoral: en vez de tres partidos en el Parlamento andaluz habrá cinco yse ha iniciado el camino de la fragmentación, los gobiernos minoritarios y las coaliciones que en los próximos años marcarán la vida institucional en España a todos los niveles.

Pero en la distribución del voto entre los espacios políticos, más bien se ha restablecido la normalidad andaluza. Ha habido cinco elecciones autonómicas en Andalucía en el siglo XXI. La derecha obtuvo el 38-39% de los votos en las elecciones del 2000 (PP), del 2004 (PP), del 2008 (PP)y en estas del 2015 (PP+Ciudadanos). Excepcionalmente, subió al 43% en 2011 (PP+ UPyD).

La izquierda estuvo entre el 58% y el 60% en 2000 (PSOE+IU+PA), en 2004 (PSOE+IU+PA), en 2008 (PSOE+IU+PA) y ha vuelto a estar ahí en 2015 (PSOE+Podemos+IU). Bajó al 51% en 2012.

Es decir, en el ecosistema de las autonómicas andaluzas el espacio de la izquierda ocupa regularmente un 58-60% y el de la derecha un 38-39%. Desde ese punto de vista, lo excepcional fueron las elecciones de 2011 por el desplome del PSOE, que se dejó 10 puntos en el camino de la crisis. Ahora se ha restablecido la distribución habitual de los espacios políticos, aunque con la presencia de nuevos actores.

3. Se ha confirmado una vez más el tremendo poderío del PSOE de Andalucía. En realidad, esta no es una victoria del PSOE (que sigue siendo tan frágil en el resto de España como lo era la semana pasada), ni siquiera principalmente de Susana Díaz (aunque es innegable sucontribucióna la victoria en una campaña completamente personalizada); es una victoria del PSOE de Andalucía, que es la maquinaria política más eficiente que existe en España.

El resultado de los socialistas es muy meritorio. Los dos partidos nuevos, Podemos y Ciudadanos, han tenido casi un millón de votos; y el PSOE-A únicamente ha perdido cien mil. Es decir, solo uno de cada diez votos obtenidos por los partidos emergentes proviene del PSOE.Los restantes provienen del PP, de IU y del aumento de la participación. Realmente, no es sencillo asaltar la fortaleza del socialismo andaluz.

4. Resisten los clásicos. Hace tres semanas escribí en este mismo blog: “Es probable que a los tres partidos clásicos, aun cayendo, les vaya mejor en Andalucía que la catástrofe que les auguran las estimaciones en España. Y es probable también que la emergencia de Podemos y Ciudadanos sea notable, pero más moderada que en otros lugares”.

Pues bien, los tres partidos clásicos (PSOE, PP e IU) han sumado el 70% del voto y el 78% de los escaños (85 sobre 109). No está nada mal para el desastre que algunos les vaticinaban; pero me adelanto a señalar que esta resistencia se debe mucho a una lógica de política andaluza que de política española. Tomar esto como un anticipo de lo que viene probablemente es un juicio prematuro.

5. Susana acertó el envite. En 2011, muchos aconsejaban mantener la tradición de hacer las elecciones andaluzas junto a las generales. Griñán decidió separarlas, pero me consta que fue Susana Díaz la principal impulsora de esa idea. Acertó. En esta ocasión, a muchos en el PSOE les parecía muy arriesgado arrancar el ciclo del torbellino electoral poniendo en juego la joya de la corona, Andalucía. Díaz apostó por ello y acertó de nuevo. Otras virtudes se le podrán discutir a la dirigente andaluza, pero desde luego no la intuición y la osadía. Lo menos que puede decirse es que conoce bien el terreno que pisa.

6. Comienza el calvario del PP. Desde 2009 el PSOE ha vivido un via crucis electoral que probablemente no haya terminado. Ahora le toca al PP. Veremos cómo resisten Rajoy y su partido la sucesión de derrotas que les aguarda en la primavera y en el otoño/invierno.Dependerá de su capacidad para salvar algunos gobiernos clave, aunque sea con equilibrios altamente inestables.

7. El efecto psicológico: importante, pero esta vez efímero. Alivio entre los socialistas y probable euforia en Ciudadanos; decepción en Podemos, lógica preocupación en el PP y aún más lógica depresión en IU (amagaron en falso con su abandono del Gobierno andaluz, les vieron el órdago yse les apagó la luz).

Pero en pocas semanas estará lanzada la carrera de las municipales y autonómicas, y ahí se reparten cartas de nuevo. Muy pronto las tristezas y alegrías andaluzas de hoy estarán olvidadas por el zafarrancho de combate que se avecina.

8. Se aproximan también las primarias del PSOE. El calendario le viene complicado a Susana Díaz. Su investidura en Andalucía será en abril, las municipales en mayo e inmediatamente después se abre el telón de las primarias. ¿Va a gobernar escasamente dos meses en Andalucía para después anunciar que se va a Madrid a pelear por el liderazgo del PSOE? Será cosa de verlo. En cuanto a Sánchez, él mismo ha ligado su futuro al resultado de mayo (especialmente en algunas plazas). Tras un desastre en las municipales y autonómicas su cabeza tendría precio, y no muy elevado. Y en la retaguardia, haciendo como que miran a otro lado, Chacón y Madina aguardan a que el destino les depare una nueva oportunidad.

9. Podemos y Ciudadanos. Siempre pensé que en la jarra de Podemos había mucha cerveza, pero también una buena parte de espuma. Pero una cosa es eso y otra cosa es que los mismos que proclamaban su hegemonía hablen hoy nada menos que del bluf de Podemos. Oiga, ni tanto ni tan calvo. Primero, porque obtener un 15% en unas elecciones a las que te presentas por primera vez no es ninguna bagatela; y segundo porque en el resto de España no van a encontrar ni por aproximación un PSOE tan fuerte y rocoso como el andaluz. Un 15% en Andalucía puede ser un 25% en Madrid.

Ciudadanos, debutante absoluto, inexistente hace tres meses, se ha quedado a 200.000 votos de Podemos. Sigo pensando que este partido es el gran tapado (ya destapado) de 2015 y que terminará siendo más determinante para el futuro del gobierno en España que el de los seguidores de Hugo Chávez.

10. Y para terminar, lo de siempre: mucha precaución con las proyecciones y las extrapolaciones a partir de este resultado. Los ciudadanos parecen haber adquirido la costumbre –para mí, altamente saludable–de responder a la pregunta que en cada ocasión les formula la urna. En esta ocasión se les ha preguntado por el Gobierno de Andalucía y la respuesta ha sido clara. Pero eso no garantiza que cuando se cambie la pregunta se obtenga la misma respuesta. Y entonces vendrán los pronosticadores profesionales a explicarnos “científicamente” por qué no sucedió lo que ellos, en la infalibilidad de su bola de cristal, anunciaron que iba a suceder.

1. Para el PP, la ocasión no volverá. Hace tres años las circunstancias ofrecieron al PP una ocasión única para hacerse con el poder en Andalucía. Todos los astros estaban alineados a su favor: cuatro años de crisis con Zapatero en la Moncloa y un paro brutal en Andalucía, el PSOE desplomado después de recibir dos palizas históricas en 2011, el PP andaluz con las alcaldías de las ocho capitales y con 9 puntos de ventaja en las generales, un candidato socialista gastado y escaso de carisma… era como tirar un penaltia portería vacía.Pero el inefable Arenas falló por enésima vez y la ocasión se perdió, probablemente para no volver. La historia es muy vengativa y dejar pasar ciertas ocasiones se paga caro.

Susana Díaz Ciudadanos UPyD