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Begoña Villacís

Una Cierta Mirada

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“¡Y tuit más!”

¿Es verdaderamente argumentable la diferencia del yo real y el yo político? Lo es si la política consigue aislar al individuo de sus verdaderos valores y credos, sean estos “buenos” o “malos”

Foto: El grupo municipal de Ciudadanos Madrid, en la constitución del Ayuntamiento. (Cordon Press)
El grupo municipal de Ciudadanos Madrid, en la constitución del Ayuntamiento. (Cordon Press)

He elegido una intensa semana de estreno. El pasado sábado13 de juniopasé página y alejé de mí una de las máximas que me trajo hasta donde hoy estoy. Pensaba entonces -y pienso ahora-que proceder de un entorno no político proponía un interesante ingrediente en el actual mapeado de políticos profesionales:perspectiva. Pues bien, ahora ya sísoy política -cuatro días han pasado-y mi mudanza (física y vital)se ha ido sucediendo a golpe de titular.

A las dos horas,salimos investidos. Desatendiendo consejos, por eso de no sentar peligrosos precedentes, lo hacemos por la puerta principal y recibimos nuestro primer baño de antimasas. No le dedico más letras a este episodio que a buen seguro conoceréis, ya que una naturaleza sana prefiere archivar y superar con la misma rapidez que algunos descerebrados juzgan sin razonar. Advirtiendo entonces haber quebrantado su credo “o con nosotros o con nadie” -muy demócrata, por cierto-, horas después elevé mi reflexión y denuncia al mundo, es decir, Twitter, ese arma de doble filo que habría de profanar los primeros días del 'cambio'.

Desde entonces, un tuit, un día, macabras 'gracias', amenazas, fuego, imputaciones, medievo, hasta que alguien tiene la feliz idea de aconsejar un borrado de histórico vital, de renacer y qué les voy a contar que no hayan leído ya. Debo reconocer que el primero de ellos fue el que menos desprevenida me encontró. Sólo habían pasado unas horas desde mi primer encuentro con la intolerancia y el odio.

Declaraciones, reproches, intervenciones, perdones, un poco más del “y tuit más” de un lado y otro… Y, la explicación.

“Ellos, antes, no tenían responsabilidades políticas”. Pero, oiga, ¿es verdaderamente argumentable la diferencia del yo real y el yo político?Lo essi Vd. espera del político hipocresía y cinismo, si la política consigue aislar al individuo de sus verdaderos valores y credos, sean estos “buenos” o “malos”. Personalmente creo que uno no nace como persona por el hecho de meterse a político. Mucho menos objetivable es el argumento de la evolución personaly la oportuna llegada de la madurez.

Era imposible no sumarse, algo que se viralizaba y retroalimentaba, y que a algunos les llevó a pedir justicia, y a otros les acabó llevando a exigir venganza

Reconozco que me faltan datos para confirmar si los autores de las referidas lindezas han tenido la oportunidad de enmendar sus faltas, matizar su inquina o rebajar su índice de violencia, por lo que, de entrada, no les puedo negar su derecho al cambio, como tampoco podemos negar su punto de partida.Yhe aquí el problema.

Durante los años 2011, 2012 y 2013se empezó a gestar algo. La gota había colmado el vasoy ese algo se tradujo en indignacióny no fue fácil resistirse. Al revés, era imposible no sumarse, algo que se retroalimentaba y viralizaba, y que a algunos les llevó a pedir justiciay a otros les acabó llevando a exigir venganza, fuese la cabeza de un políticoo el martirio de un banquero. Venganza en mayúsculas, ojo por ojo, diente por diente y, como se suele decir, de aquellos polvosestos lodos.

La justiciay la venganza germinaron respectivamente y conformaron los fundamentos de una pluralidad de formacionesque vinieron a enriquecer una oferta electoral hacia el cambio. Luego se sucedieron campañas, elecciones, investiduras, llegada a Ayuntamiento y una primera dosis de realidady de espejo. Creo que el análisis de los mensajes no da más de sí, no tiene dobles lecturas, son tan claros como intimidatorios y sinceros.

Inquieta que cientos de personasse lanzaran a propagar tales mensajes a sus propias redes -cientos, a juzgar por sus retuis-.Inquieta que todos tengan un común denominadory un mismo origen.

Resulta revelador, pero, ahora que la practicidad aprieta, ahora que es la realidad la que manday que jugamos en versión real, comunicado el perdóntoca la penitencia, y quienes sacaron rédito de la crispacióntendrán que comprender quela libertad ha de ser cosa de todos, no sólo de algunosque, como decía Voltaire: “No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo”, y que la base de la democraciaes una buena dosis de respeto.

He elegido una intensa semana de estreno. El pasado sábado13 de juniopasé página y alejé de mí una de las máximas que me trajo hasta donde hoy estoy. Pensaba entonces -y pienso ahora-que proceder de un entorno no político proponía un interesante ingrediente en el actual mapeado de políticos profesionales:perspectiva. Pues bien, ahora ya sísoy política -cuatro días han pasado-y mi mudanza (física y vital)se ha ido sucediendo a golpe de titular.

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