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Del 2-2-1 a una Ley de Claridad para Cataluña
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Ignacio Varela

Una Cierta Mirada

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Del 2-2-1 a una Ley de Claridad para Cataluña

2-2-1, este es el retrato de la sociedad catalana que nos han vuelto a mostrar las urnas: dos millones por la independencia, dos millones en contra y un millón de indefinidos

Foto: Junts pel Sí celebra con sus simpatizantes de los resultados electorales. (EFE)
Junts pel Sí celebra con sus simpatizantes de los resultados electorales. (EFE)

Cuando contemples cualquier asunto, pregúntate: ¿cuáles son los hechos y cuál es la verdad que esos hechos revelan? Nunca te dejes desviar por lo que deseas creer o por lo que crees que te beneficiaría si fuera creído. (Bertrand Russell, 1959)

En noviembre de 2012 las elecciones autonómicas se celebraron por primera vez bajo el signo del debate soberanista:1,8 millones de catalanes dieron su voto a los partidos que defienden la independencia (CiU, ERC, CUP).

En 2014 hubo una consulta formalmente convocada por entidades cívicas pero materialmente impulsada y organizada por el Gobierno de la Generalitat:1,9 millones de personas votaron sí-sí (sí a que Cataluña sea un Estado y sí a que ese Estado sea independiente).

En septiembre de 2015, nuevas elecciones autonómicas planteadas ya expresamente como un plebiscito. Con una participación masiva, las dos candidaturas independentistas (Junts Pel Sí y CUP) han sumado dosmillones de votos: prácticamente lo mismo que en las ocasiones anteriores.

Así pues, primer dato de la realidad: hay dos millones de catalanes que, se lo pregunten como se lo pregunten, responden una y otra vez que quieren separarse de España. Junto a ellos, viviendo con ellos, hay otros dos millones de catalanes que votan a partidos distintos pero coinciden en una cosa: desean seguir formando parte de España. Y finalmente, hay un millón más de catalanes cuya opinión desconocemos porque se abstienen incluso en la mayor votación de la historia.

Si hubiera un referéndum, apuesten al 2-2-1 y no perderán. Por favor, hagamos caso a Bertrand Russell y partamos de ese hecho contumaz

2-2-1, este es el retrato de la sociedad catalana que nos han vuelto a mostrar las urnas. No es la primera votación plebiscitaria: desde el día en que Artur Mas decidió romper con el Estado autonómico y entregarse a la causa separatista, en el debate político catalán ya no están invitadas las ideologías ni los programas ni las gestiones de gobierno ni los problemas de la sociedad: todo es un monográfico sobre la independencia.

Y el terco resultado es siempre el mismo: dos millones por la independencia, dos millones en contra y un millón de indefinidos. Si hubiera un referéndum, apuesten al 2-2-1 y no perderán. Por favor, hagamos caso a Bertrand Russell y partamos de ese hecho contumaz.

Hay más realidades que se derivan de estas elecciones y que no pueden ignorarse.

Primero, que Junts Pel Sí le ha sacado más de 20 puntos y 37 escaños al segundo. Les corresponde gobernar en Cataluña, con'procés' o sin él. Si el presidente no es Mas serán Junqueras o Forcadell o el pintoresco Romeva, pero es ilusorio pensar en cualquier combinación de gobierno que no nazca de esa candidatura.

Segundo, que dentro de muy poco tiempo este conflicto no lo van ya a manejar ni el Gobierno monocolor de CiU ni la mayoría absoluta del PP. En 2016 habrá en Barcelona y en Madrid dos gobiernos nuevos. Aunque en ellos estén Junts Pel Sí y el PP, dependerán de apoyos y equilibrios complejos. Hay cosas que ya no podrán hacer y otras que tendrán que empezar a hacer les guste o no: por ejemplo, escuchar.

(Y albergo el deseo de que también haya dos presidentes menos contaminados por sus propias equivocaciones. Necesitamos en los mandos a alguien para quien reconocer la realidad no suponga una derrota personal).

Ninguno de los partidos de ámbito nacional va a dar un paso en relación a Cataluña que comprometa sus expectativas en el resto de España

Tercero, que Artur Mas ha liquidado el nacionalismo moderado en Cataluña. De esta batalla emerge un solo rostro del nacionalismo catalán y es un rostro radical, duro, intransigente. Además, el bloque independentista que surge del 27-S está fuertemente inclinado hacia la extrema izquierda y en él han adquirido un peso decisivo quienes no solo aspiran a romper con España sino, por el camino, con la democracia representativa y con la economía de mercado.

Y el cuarto hecho es que las elecciones generales están ya ahí. Durante los próximos meses todos los movimientos y los discursos estarán dictados por las guías de campaña. Ninguno de los partidos de ámbito nacional va a dar un paso en relación a Cataluña que comprometa sus expectativas en el resto de España.

Esther Palomera opina que viene “un tiempo muerto” hasta las generales. Conociendo a este personal, más bien imagino un loco carrusel con todos los jugadores tirando atolondradamente a canasta por si suena la flauta y ganan en diciembre lo que solo supieron empatar o perder en septiembre.

La Ley de Claridad para Quebec no solucionó el problema de fondo, pero fijó el procedimiento para resolverlo, que todos aceptaron. Es lo mínimo

Adelantemos la carta a los Reyes Magos. ¿Qué podríamos esperar de nuestros dirigentes si tuvieran un extraño ataque de grandeza? Yo les pediría tres cosas: abrir los ojos, mirar lejos y, por una vez, jugar limpio.

A los independentistas les pediría, por ejemplo, que no hagan el juego trilero de lanzar la Declaración Unilateral de Independencia justo cuando las Cortes estén disueltas y el Gobierno en funciones, con el fin de reducir la capacidad de reacción de los órganos del Estado. Sé que acarician la idea, pero creo que ya hemos tenido ración suficiente de la 'astucia'de Mas.

A Rajoy y a Mas que, por salvar sus respectivos puestos de trabajo, no empeoren aún más las cosas. Si hay algo claro es que ambos han dejado de ser funcionales para la solución de este problema. Una tregua seguida de un gesto de generosidad sería un alivio incluso para los suyos.

Al PP, que no sobreactúe más de la cuenta para excitar las bajas pasiones del nacionalismo español y frenar así la resistible ascensión de Ciudadanos. Ya se ha visto que la 'receta Albiol'no funciona.

A Sánchez, que abandone la pretensión narcisista de ser EL ÚNICO que tiene la solución (y de paso, si fuera posible, que alguna vez diga algo sustancial sobre alguna cosa). Y a sus centuriones territoriales, que su egoísmo no ate las manos de este o de cualquier líder socialista para hacer lo que sea necesario hacer, que para esta peonada se necesita un PSOE que vuelva a dar la talla.

A Iglesias, que no haga caso a quienes le reclaman que regrese a los parapetos y a las barricadas para recuperar el espíritu fundacional que les trajo glorias pasadas.

A Rivera, que ponga fin a la etapa de la virginidad como negocio político y se haga cargo seriamente del papel que le espera: en Cataluña, liderar la oposición al independentismo contribuyendo a una solución y no a enquistar aún más el conflicto; y en España, usar los votos que le den para hacer posible un Gobierno estable.

Y mirando un poco más lejos, les pediría a todos un ejercicio de sinceridad.

Que los secesionistas admitan que Cataluña no será independiente en 18 meses ni lo será jamás por la vía de una declaración unilateral; y que los unionistas asuman que esos dos millones de catalanes que quieren irse de España no se van a evaporar y que para que acepten quedarse con nosotros hace falta algo más que recursos al Tribunal Constitucional.

La Ley de Claridad para Quebec no solucionó el problema de fondo, pero fijó el procedimiento para resolverlo, que todos aceptaron. Es lo mínimo que deberíamos hacer aquí: pactar el procedimiento para evitar más ceremonias de la confusión como la del 27-S.

(…Y entonces desperté y recordé que ya no creemos en los Reyes Magos).

Cuando contemples cualquier asunto, pregúntate: ¿cuáles son los hechos y cuál es la verdad que esos hechos revelan? Nunca te dejes desviar por lo que deseas creer o por lo que crees que te beneficiaría si fuera creído. (Bertrand Russell, 1959)

Artur Mas