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Europa en peligro… y España, en las nubes
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Ignacio Varela

Una Cierta Mirada

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Europa en peligro… y España, en las nubes

Reclamo que los que aspiran a presidir el gobierno de mi país expliquen qué harán si se plantea una acción militar contra el ISIS y se requiere a España para que participe

Foto: Crespón negro en una bandera de la Unión Europea por los atentados en Bruselas. (Reuters)
Crespón negro en una bandera de la Unión Europea por los atentados en Bruselas. (Reuters)

No creo que los dirigentes del Estado Islámico tengan nada especial contra Bélgica o los belgas -salvo por ser “infieles”, lo que compartimos y llevamos con honor. Es evidente que ayer no han querido atacar específicamente a un país, sino a la Unión Europea como tal. La matanza no es por ser Bruselas, es por ser la capital política de Europa y la sede de sus instituciones. Este atentado tiene al menos 34 víctimas físicas, que son las personas asesinadas, y una víctima política, que es la Unión Europea.

Estos terroristas desprecian la vida humana –la ajena y la propia-, pero han demostrado que saben de política. Al menos saben lo suficiente para ver que hoy la Unión Europea es el eslabón débil de la cadena, la parte de occidente más vulnerable y a la que se puede hacer más daño con el terror. Y es que una implosión de la UE tendría efectos mundiales y sería una victoria casi decisiva para su causa –que no es la causa árabe, sino la del totalitarismo religioso- y una catástrofe para la nuestra, que es la de la democracia política y la autonomía de cada persona para creer o descreer en lo que le dé la gana.

Lo que hoy está en peligro no es Europa como espacio físico o como modelo de civilización, sino esa concreta construcción política llamada Unión Europea. No hace falta que se rompa formalmente, basta con que se debilite hasta el punto de caer en el marasmo y en la inoperancia absoluta. Y ¿saben qué?, eso puede ocurrir. Tras 60 años de integración europea, se dan las condiciones para la desintegración. Y el terror puede coadyuvar a que destruyamos nuestro instrumento político más valioso, que es la Unión Europea. Los terroristas lo ha visto claro y están en ello.

¿Tiene todo esto algo que ver con nosotros? Según el CIS, sólo el 3% de los españoles mencionan la inmigración o los refugiados como un problema

El EI ha golpeado a Europa en su corazón político –Bruselas- y en el momento preciso para recordarnos nuestra vulnerabilidad. Justo cuando en el seno de la Unión están abiertas cuatro líneas de fractura: una brecha entre el norte y el sur por la política económica y el euro. Otra por los refugiados, la más peligrosa de todas porque toca el núcleo ideológico de la Unión misma y los valores sobre los que se fundó. Una tercera entre los países del oeste, democráticos e integradores, frente a los del este, con gobiernos cada vez más nacionalistas de inclinación autoritaria. Y la cuarta es la que puede derivar de la posible salida de Gran Bretaña tras su referéndum. Cualquiera de ellas es desestabilizadora, las cuatro juntas acabarían con el invento.

El atentado de Bruselas es un regalo premeditado para las fuerzas secesionistas y nacionalistas, populistas, xenófobas e islamófobas. “Este acto de terrorismo demuestra que los acuerdos de libre circulación como Schengen y la laxitud en las fronteras son un peligro para nuestra seguridad”, dijo ayer el portavoz del UKIP británico. Y en el 'Daily Telegraph' se podía leer: “Bruselas, capital de la UE, es también la capital del yihadismo en Europa. Y aún nos dicen que estamos más seguros dentro de la UE”.

Los gobiernos europeos parecen haber perdido la fe en las soluciones compartidas y se refugian en las salidas nacionales y en volver a levantar fronteras. Pero es justo al revés: con una población de 500 millones, Europa podría absorber un millón de refugiados al año si se hace de forma concertada y solidaria, pero ningún país, ni siquiera Alemania, puede manejar ese desafío en solitario. Y lo mismo sucede con la amenaza terrorista. ¿Cuántos atentados hacen falta para que se cree de una vez un organismo europeo de inteligencia?

Durante el año 2015 hubo elecciones parlamentarias o presidenciales en 12 países miembros. En todos ellos gran parte del debate electoral y de la decisión de voto giró sobre tres cuestiones cruciales: la inmigración (lo que incluye el problema de los refugiados), la lucha contra el terrorismo y el futuro de la propia Unión Europea (más integración o más soberanía nacional).

¿Tiene todo esto algo que ver con nosotros? Por lo que parece, no. Según el CIS, sólo el 3% de los españoles mencionan la inmigración o los refugiados como uno de los problemas más importantes. El 3,5% menciona el terrorismo internacional. Y lo de Europa ni siquiera aparece en la lista.

Los políticos corresponden a esa despreocupación ciudadana. Debate de investidura de Pedro Sánchez. Discurso del candidato, más de 15.000 palabras. De ellas, 141 sobre Europa, 118 sobre el terrorismo yihadista y 46 sobre los refugiados. Mariano Rajoy, presidente del Gobierno en funciones: ¡ni una palabra sobre las tres cuestiones! Pablo Iglesias: 225 palabras sobre Europa, 103 sobre refugiados y silencio cósmico sobre terrorismo. Albert Rivera: 130 palabras sobre Europa, 4 sobre terrorismo (una mención) y nada sobre refugiados.

Eso sí, lo primero es lo primero: el documento que presentó el PSOE para la negociación de Gobierno dedicaba seis páginas a detallar las reformas en los reglamentos del Congreso y del Senado –un asunto esencial para el bienestar de los españoles-. Y el de Podemos malgastó más de 2.000 palabras para especificar los poderes y competencias del supervicepresidente Iglesias, su cuento de la lechera.

Se supone que estamos en el trámite de elegir un presidente y que si eso no es posible habrá nuevas elecciones. El hecho es que el próximo presidente del Gobierno tendrá que tomar muchas decisiones, y muy trascendentales, sobre esas cuestiones de las que aquí no se habla porque aburren, pero en las que nos jugamos el futuro.

Así que reclamo que los que aspiran a presidir el gobierno de mi país expliquen qué harán si se plantea una acción militar contra el Estado Islámico y se requiere a España para que participe. Quiero saber cómo piensan contribuir en concreto para que Europa digiera la llegada de millones de personas sin traicionar sus principios fundacionales. Quiero conocer sus criterios sobre el control de las fronteras, las exteriores y las interiores, porque soy de los que creen que la UE se habrá terminado el día en que nos pidan de nuevo el pasaporte para movernos dentro de ella. Y para decidir mi voto necesito saber si en su idea de Europa pesa más la palabra “integración” o la palabra “soberanía”. Seré un bicho raro y un tipo anticuado, pero les aseguro que eso me importa mucho más que las puertas giratorias o las diputaciones provinciales.

La política española parece haberse vuelto autista. Y me valen las dos acepciones del diccionario: Autismo como “repliegue patológico de la personalidad sobre sí misma” o como “trastorno del desarrollo caracterizado por patrones de comportamiento restringidos, repetitivos y estereotipados”.

Así que Europa está en peligro, sí; y España, cazando moscas y contemplándose el ombligo. Resulta que la nueva política nos está saliendo más paleta y provinciana que la vieja, quién lo iba a decir.

No creo que los dirigentes del Estado Islámico tengan nada especial contra Bélgica o los belgas -salvo por ser “infieles”, lo que compartimos y llevamos con honor. Es evidente que ayer no han querido atacar específicamente a un país, sino a la Unión Europea como tal. La matanza no es por ser Bruselas, es por ser la capital política de Europa y la sede de sus instituciones. Este atentado tiene al menos 34 víctimas físicas, que son las personas asesinadas, y una víctima política, que es la Unión Europea.

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