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El paisaje después (y antes) de la batalla
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Ignacio Varela

Una Cierta Mirada

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El paisaje después (y antes) de la batalla

Ya no hay acuerdos de gobierno a la vista y todos los partidos se encaminan hacia las elecciones

Foto: Los líderes del PSOE, Pedro Sánchez (d), y de Podemos, Pablo Iglesias, a su llegada al Congreso. (EFE)
Los líderes del PSOE, Pedro Sánchez (d), y de Podemos, Pablo Iglesias, a su llegada al Congreso. (EFE)

Cuando se realizó la encuesta de DYM para El Confidencial, la contienda de los acuerdos estaba en todo lo alto: eran las vísperas de la esperada reunión entre el PSOE, Podemos y Ciudadanos, que tanto costó organizar y que tanto se infló con expectativas poco fundadas.

Mientras les contamos los resultados de la encuesta, esa temporada del serial ha concluido abruptamente. Ya no hay acuerdos de gobierno a la vista y todos los partidos se encaminan hacia las elecciones (es decir, hacen ahora a las claras lo que llevan cuatro meses haciendo con disimulo).

En estas condiciones, relatar lo que los encuestados han opinado sobre las negociaciones de gobierno puede parecer extemporáneo. Pero no lo es, ya que lo ocurrido durante estos meses puede influir -en opinión de algunos, decisivamente- en el voto del 26-J. La encuesta de DYM ofrece datos interesantes para conocer qué balance han hecho los españoles de este confuso periodo.

Para empezar: si los estrategas electorales pretenden hacer que la campaña se consuma en pelear sobre quién tuvo más voluntad negociadora y quién menos, que se ahorren el trabajo. Los ciudadanos ya lo tienen claro: el PSOE y Ciudadanos son los que más han trabajado por formar un Gobierno y el PP y Podemos son los que han puesto más dificultades.

Si los estrategas pretenden hacer que la campaña se consuma en pelear sobre quién tuvo más voluntad negociadora y quién menos, que se ahorren el trabajo

Si se pregunta en positivo (“¿Qué partido político ha realizado más esfuerzo por alcanzar pactos de gobierno y evitar la celebración de elecciones?”), el 42% señala al PSOE y el 22% a Ciudadanos: en total, 64%. Un esfuerzo negociador que solo el 6% reconoce a Podemos y el 4%, al PP.

Y si se pregunta en negativo (“¿Qué partido ha puesto más dificultades para alcanzar un acuerdo de gobierno”?), las tornas se invierten: un 33% apunta a Podemos y otro 33% al PP. Dos de cada tres españoles identifican al partido de Rajoy y al de Iglesias como los principales obstaculizadores del acuerdo.

Lo más significativo es que esta visión se impone en todos los grupos sociales, en todos los espacios ideológicos y en todos los electorados. Para que se hagan una idea: solo el 15% de los votantes del PP cree que ese partido ha sido el más negociador, mientras el 62% de ellos reconoce ese esfuerzo al PSOE y a C’s. Y solo el 17% de los votantes de Podemos reivindica la supuesta voluntad negociadora de Iglesias: para casi la mitad de los podemitas (47%), quien más ha trabajado por el acuerdo ha sido el PSOE.

Es dudoso cuánto pesará esta cuestión en el voto, pero, a la vista de estos datos, no admite duda que esa parte de la batalla de imagen la han ganado claramente Sánchez y, en segundo lugar, Rivera. El veredicto social es que ellos dos han sido los más interesados en conseguir un pacto, mientras Rajoy e Iglesias han sido los que más lo han obstaculizado. Si estuviera en el equipo electoral del PP o de Podemos, recomendaría pasar esa página cuanto antes y buscar otras motivaciones para pedir el voto.

¿Cómo ha evolucionado la imagen de los partidos desde el 20-D? Se lo resumo:

El PP y Podemos se han deteriorado claramente tanto en el conjunto social como en su propio electorado. Al PSOE también le ha ido mal en general, pero se salva por los pelos entre sus votantes (quizás eso explica su estancamiento en la estimación de voto). Y Ciudadanos es el único partido que sale bien librado de estos meses, tanto para el público general como para quienes lo votaron en diciembre.

Así que al PSOE se le reconoce como el que más ha hecho por el acuerdo, pero no avanza en votos; y quien más mejora su imagen y su expectativa electoral es Ciudadanos. Y el PP, que aparece -junto a Podemos- como el que más ha obstaculizado los pactos y más ha sufrido en su imagen, sin embargo conserva su fortaleza electoral -incluso sube levemente- y sigue siendo claramente el partido más votado. ¿Hay contradicción? No, lo que hay es complejidad. No me cansaré de prevenir contra la visión simplista -y a ratos oportunista- que se empeña en relacionar mecánicamente la intención de voto declarada en las encuestas con un reparto de premios y castigos por el comportamiento de los partidos durante estos meses.

El PP, que aparece como el que más ha obstaculizado los pactos y más ha sufrido en su imagen, conserva su fortaleza electoral. ¿Hay contradicción?

Ni siquiera está claro en qué consiste haberse portado bien o mal. O mejor dicho, el juicio es cambiante. Los mismos comentaristas que la semana pasada presentaban a Mariano Rajoy como un zoquete inmovilista que conducía a su partido al precipicio, hoy se hacen lenguas de su paciente sabiduría estratégica, que ha sabido esperar a que sus rivales se destrocen entre sí y ahora tendría, como en la canción, la sartén por el mango y el mango también.

Aunque ya no es muy actual porque se ha cerrado el teatrillo de la negociación, DYM también preguntó a los encuestados por distintas fórmulas de gobierno, y el resultado tiene aspectos de interés para el futuro.

Para simplificar, puede haber cinco coaliciones básicas:

  1. La Gran Coalición. Que incluye tanto el acuerdo PP-PSOE (muy minoritario en la encuesta) como el tripartito PP-PSOE-C’s, dejando fuera a Podemos.
  2. La coalición de centro-derecha, basada en la asociación de PP y Ciudadanos.
  3. La coalición de centro-izquierda, que corresponde al acuerdo entre PSOE y Ciudadanos
  4. La coalición transversal, que excluye al PP y agrupa a PSOE, C’s y Podemos.
  5. La coalición de izquierdas, con el PSOE, Podemos y IU.

​Pues bien, veamos las preferencias de los votantes de cada partido:

Es claro que los dirigentes han trabajado con encuestas durante todo este tiempo. A la vista del escaso entusiasmo de los votantes del PSOE por la coalición llamada 'de izquierdas', Sánchez sabe muy bien por qué tiene que apostar por la fórmula transversal. Comprobando la frialdad de los votantes podemitas ante el acuerdo con PSOE y C’s y la contundencia con la que apuestan por la coalición de izquierdas, no parece que Iglesias corra mucho riesgo en su giliconsulta. Y tanto Rajoy como Rivera pueden seguir defendiendo -en sus dos versiones diferentes- la idea de la gran coalición, porque cuentan con la aquiescencia de sus respectivas parroquias.

Como dije en mi primer comentario sobre esta encuesta: a medida que las cosas van quedando más claras, el chocolate se hace más espeso. Es nuestro sino.

Cuando se realizó la encuesta de DYM para El Confidencial, la contienda de los acuerdos estaba en todo lo alto: eran las vísperas de la esperada reunión entre el PSOE, Podemos y Ciudadanos, que tanto costó organizar y que tanto se infló con expectativas poco fundadas.

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