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González, la parálisis de Rajoy y los tres jamases que el PSOE no podrá sostener
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Ignacio Varela

Una Cierta Mirada

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González, la parálisis de Rajoy y los tres jamases que el PSOE no podrá sostener

No me ha sorprendido coincidir con el análisis de Felipe González. Me viene ocurriendo desde hace varias décadas, así que lo extraño hubiera sido lo contrario.

Foto: Mariano Rajoy habla con Felipe González durante el funeral de Adolfo Suárez. (Reuters)
Mariano Rajoy habla con Felipe González durante el funeral de Adolfo Suárez. (Reuters)

No me ha sorprendido coincidir con el análisis de Felipe González. Me viene ocurriendo desde hace varias décadas, así que lo extraño hubiera sido lo contrario.

Aunque la hermenéutica de González no siempre es sencilla, esta vez se ha expresado con claridad. En su planteamiento destacan tres ideas:

  1. Cualquier cosa es mejor que las terceras elecciones, así que de este Parlamento tiene que salir un Gobierno.
  2. Rajoy tiene que tomar la iniciativa y desatascar inmediatamente la negociación.
  3. El factor tiempo es crucial. Lo que se haga debe hacerse deprisa para que haya una investidura a finales de julio o en los primeros días de agosto.

Desde el 26-J, nadie ha hecho nada sustancial para avanzar hacia la formación de un Gobierno. Todo han sido dilaciones y escaqueos. No están pensando, están simplemente demorando.

Nadie ha hecho nada sustancial para avanzar hacia la formación de un gobierno. Todo han sido dilaciones. No están pensando, están simplemente demorando.

Sin embargo, esta vez la pérdida de tiempo no beneficia a nadie. Desde luego, no a España: ya hemos pagado un precio muy alto por ocho meses de desgobierno y cada día que pasa el precio aumenta. Pero tampoco veo el provecho para ningún partido de seguir mareando la perdiz.

¿Creen el PSOE o Ciudadanos que por freír lentamente a Rajoy con varias investiduras fallidas los ciudadanos comprenderán mejor su abstención final -que es el desenlace inevitable si realmente quieren evitar las elecciones? Por el contrario, cuanto más tarden, será peor para España y peor para ellos. Lo que hoy podría verse como un gesto responsable, dentro de tres o cuatro meses será una rendición vergonzante y chapucera.

Nada justifica prolongar este tormento. El resultado electoral es claro, mucho más que el del 20-D. Se conocen los programas de cada uno. Se sabe qué mayorías son posibles y cuáles son inviables. Solo falta que cada uno haga su tarea.

No es razonable que Rajoy reclame apoyos o abstenciones sin explicar para qué. Dice el candidato que va a explorar la disposición de los demás para un acuerdo; más bien son los demás quienes tienen que conocer y explorar la suya. Lo lógico es que él ponga sobre la mesa el contenido del acuerdo que propone y que sus interlocutores lo escuchen y lo estudien antes de rechazarlo. Por desgracia, la norma en la actual política española es disparar primero y apuntar después.

Las cuestiones centrales de la agenda son conocidas, González las enumera en su artículo: la política económica, las prioridades presupuestarias y los ajustes, la cuestión territorial, el marco de relaciones laborales, las pensiones, el modelo educativo, la regeneración democrática, la política europea y la Constitución.

En este caso, la espera mariana no es admisible. A Rajoy le han dado el balón para que lo juegue. Su obligación es tomar esas cuestiones y sugerir las políticas que permitan a otros partidos facilitar su investidura. Y tiene que hacerlo ya, porque el tiempo está corriendo en contra de todos. Mientras no haga eso, no está haciendo nada útil ni cumpliendo el mandato de las urnas.

La obligación de Rajoy es sugerir las políticas que permitan a otros partidos facilitar su investidura. Y ya, porque el tiempo está corriendo en contra de todos

Además, si lo que se vislumbra es un gobierno minoritario, Rajoy tendrá que acomodarse a nuevas reglas de juego:

  • Someterse a un control parlamentario mucho más exigente, empezando por renunciar a la mayoría en la Mesa (y probablemente a la presidencia del Congreso). En esta legislatura, el “gobierno parlamentario” del que en su día habló Sánchez será un hecho ineludible.
  • Aceptar la puesta en marcha inmediata del mecanismo de la reforma constitucional, con flexibilidad pero señalando también, con higiénica claridad, los límites que no está dispuesto a rebasar.
  • Consultar y compartir con la oposición las decisiones en cuestiones clave, y negociar cada proyecto de ley para poder sacarlo adelante.
  • Ofrecer algunos sacrificios humanos imprescindibles para dar credibilidad a su compromiso contra la corrupción. El resultado del 26-J probablemente le ha librado personalmente a él del veto político previo, pero no le da margen para seguir amparando a personajes indefendibles. Se le exigirá la desaparición de ciertas personas; y de cara al futuro, mucha menos lenidad ante ciertos comportamientos. Debe dar garantías también en ese terreno.

Dicho eso, tampoco tiene sentido que los dirigentes de otros partidos se precipiten a anticipar sus votos negativos antes siquiera de haberse iniciado el diálogo y sin conocer lo que están rechazando. Sobre todo, cuando saben muy bien que no podrán llevar esa postura hasta el final. Imaginen que Rajoy asumiera como base de negociación el contenido del acuerdo PSOE-C’s. ¿También entonces esos dos partidos deberían negarle la posibilidad de gobernar con el programa que ellos mismos pactaron?

La posición en que se ha puesto el PSOE es singularmente insostenible. Nunca he entendido esa impaciencia que sienten los socialistas por definirse antes que nadie, les toque el turno o no. Dice la prensa que Rajoy está esperando al comité federal del PSOE. ¿Y por qué no es el comité federal el que espera a Rajoy? Me parecería mucho más adecuado a las circunstancias.

El caso es que hoy se reúnen en Ferraz y todo indica que emitirán una triple negativa ritual: JAMÁS facilitaremos el gobierno al PP. JAMÁS haremos un gobierno con Podemos y los independentistas. JAMÁS permitiremos que se vuelvan a repetir las elecciones.

Todo indica que el PSOE JAMÁS facilitará el gobierno al PP, JAMÁS hará un gobierno con Podemos y JAMÁS permitirá que se vuelvan a repetir las elecciones

Supongo que son conscientes de que al menos uno de esos tres jamases tiene que ser mentira para que se sostengan los otros dos. Si no se facilita el gobierno al PP ni se pacta una coalición con Podemos y los separatistas, hay que admitir que vamos a elecciones. Si se imposibilita el gobierno de Rajoy y no se quieren elecciones, hay que sentarse a negociar una alternativa con Pablo Iglesias. Y si se acepta que tanto el gobierno con Podemos como las elecciones son inasumibles, hay que estudiar en qué condiciones puede darse paso al gobierno del PP. Mantener las tres negativas a la vez es un engaño, un autoengaño o ambas cosas.

¿Cuál de los jamases debería prevalecer? El que sea mejor para España. Y también el que dé más fortaleza al Partido Socialista para condicionar y orientar la política del país a favor de la mayoría social, que es lo que da sentido a un partido cono el PSOE. Gobernar desde la oposición nunca fue tan posible como ahora, y tan potencialmente productivo si se actúa desde el principio con inteligencia y luces largas. Pero me temo que en ese comité federal están más preocupados por el qué decir que por el qué decidir.

Marx escribió que la historia se repite dos veces, primero como tragedia y luego como farsa. Corremos el riesgo de que la representación dramática que vivimos tras el 20-D sea una obra de teatro bufo tras el 26-J. Y señores políticos, no sé si se han dado cuenta, pero este horno ya no está para más bollos.

No me ha sorprendido coincidir con el análisis de Felipe González. Me viene ocurriendo desde hace varias décadas, así que lo extraño hubiera sido lo contrario.

Mariano Rajoy Ciudadanos