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Sánchez, del mestizaje político a las dos Españas
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Ignacio Varela

Una Cierta Mirada

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Sánchez, del mestizaje político a las dos Españas

Se puede negociar y no llegar a un acuerdo, pero cosa muy distinta es dar el portazo antes de que la puerta se abra. Lo mínimo que estos dirigentes le deben al país es una conversación seria

Foto: El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy (i), y el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez (d), al inicio de la reunión. (EFE)
El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy (i), y el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez (d), al inicio de la reunión. (EFE)

Simulacro de reunión con Rajoy y rueda de prensa de Pedro Sánchez. Entre una maraña de falacias y reiterativas consignas de babero, lo que ya se sabía: el Partido Socialista no está disponible para ayudar a que España tenga un gobierno y se eviten las elecciones. Ni siquiera para hablar sobre ello.

Ya sé que lo de Rajoy es difícil de tragar, pero ¿saben?, el tipo tuvo ocho millones de votos. La próxima vez háganlo ustedes mejor en las urnas.

Se puede negociar y no llegar a un acuerdo, pero cosa muy distinta es dar el portazo antes de que la puerta se abra. Lo mínimo que estos dirigentes le deben al país es una conversación seria. Negarse a ello es ultrajar a millones de ciudadanos a los que se ha obligado a votar dos veces y que llevan un año esperando un gobierno que se ocupe de sus asuntos.

La idea de que si España tiene un problema ese es mi problema estuvo en el código genético del PSOE hasta que, por desgracia, alguien le alteró el genoma

Sostiene Sánchez que es urgente formar gobierno, pero que alguien me señale un solo movimiento positivo del PSOE en estas semanas para hacerlo posible. Todo han sido noes. Y el 'No' más lacerante: no es asunto mío, me da igual lo que le pase al país o de dónde saque usted los votos, siempre que no me comprometa a nada.

La idea de que si España tiene un problema ese es mi problema estuvo en el código genético del Partido Socialista hasta que, para desgracia de todos, alguien le alteró el genoma.

Sostiene Sánchez que “las derechas” tienen que ponerse de acuerdo. Para entendernos, que el PP tiene que aliarse con Ciudadanos, con los nacionalistas vascos y con los independentistas catalanes. Según esa tesis, el único criterio relevante para conducir un país es la división ideológica.

Esto lo sostiene la misma persona que en su discurso de investidura dijo cosas como estas:

“Un gobierno apoyado por distintas fuerzas políticas con distintas ideologías, además de ser el que mejor representa a la voluntad de la sociedad española, es el único posible (…) Si creemos realmente en la democracia, las diferencias entre ideologías no pueden ser nunca un problema (…) Estamos obligados a mezclarnos. Tenemos que hacer mestizaje ideológico. El mestizaje enriquece y la uniformidad empobrece, el diálogo abre la mente y la obcecación la cierra, el acuerdo gratifica y la imposición empequeñece”

¿Cómo se pasa en tan poco tiempo del mestizaje ideológico a la dialéctica de las dos Españas?

Sánchez contra Sánchez: su estrategia actual no resiste una relectura de su discurso de investidura. ¿Cómo se pasa en tan poco tiempo del mestizaje ideológico a la dialéctica de las dos Españas? ¿Cómo se recupera en 2016 un vocabulario -“las derechas frente a las izquierdas” -que no se escuchaba desde los tiempos de la CEDA y el Frente Popular?

Si Sánchez hubiera aplicado en marzo su doctrina actual, no habría hecho un acuerdo con Ciudadanos ni negociado con el PNV (“las derechas”). Habría hecho caso a Pablo Iglesias y buscado el apoyo de “las izquierdas”, incluyendo a ERC y a Bildu. Pero no lo hizo, porque sabía que era un disparate. Igual que sabe que es un disparate exigir a Rajoy que gobierne con quienes desafían a la Constitución para fracturar España.

Sostiene Sánchez que lo más apremiante es que Rajoy se presente a la investidura. Para perderla, por supuesto. No es prioritario que se forme gobierno, ni que tengamos un presupuesto para ordenar la economía, ni salvar de la quiebra al sistema de pensiones: lo que resolverá todos nuestros problemas es que Rajoy pierda una investidura. ¿Ayudaría eso en algo a España? No, en todo caso ayudaría a Sánchez –aparte del desquite personal- a seguir maniobrando, dilatando el proceso y especulando con no sé qué fórmula alternativa de la que ni siquiera se atreve a hablar con claridad.

Sostiene Sánchez que lo más apremiante es que Rajoy se presente a la investidura. Para perderla, por supuesto. ¿Ayudaría eso en algo a España?

Sostiene Sánchez que todas sus decisiones en esta materia han sido respaldadas por los órganos de dirección de su partido. Es lo único verdadero de todo lo que dijo este martes. Sí, todos sabemos que esos dirigentes se pasean por los cenáculos renegando en voz baja de esta estrategia suicida y maquinando regicidios que nunca consuman. Pero las actas del Comité Federal y las declaraciones públicas están ahí, para su bochorno. La responsabilidad de este desastre es colectiva mientras no se demuestre lo contrario.

Quien no puede gobernar, debe permitir que se gobierne: parece mentira que haya que formular en voz alta un principio tan elemental. Una vez más, Felipe González ha dado en la diana con un disparo oblicuo: “La dinámica en que está el Partido Socialista es más orgánica que de proyección social”. Y cuando la lucha por el poder orgánico prevalece sobre el liderazgo social, lo normal es perder los dos.

Todos los dirigentes del PSOE saben muy bien lo que hay que hacer para que haya gobierno. Les aseguro que no son locos que hayan extraviado la realidad, sino gente cuerda que no la soporta ni se soporta.

Si quitamos la hojarasca, descubriremos que el principal factor del bloqueo de gobierno es el cisma del Partido Socialista, no reconocido pero muy real

Si quitamos la hojarasca, descubriremos que el principal factor de este bloqueo de gobierno es el cisma del Partido Socialista, no reconocido pero muy real.

Están petrificados, vigilándose mutuamente, atentos al menor movimiento del rival para liquidarlo. Yo no me muevo hasta que no te muevas tú; y como se te ocurra moverte, te echo a la grada encima y te aplasto con las bases. No reparan en que, como recordaba Carlos Sánchez evocando a Figueras, en la grada y en las bases el personal ya está hasta los cojones de todos nosotros.

En dos elecciones las urnas han regalado al PSOE la llave del gobierno de España, y las dos veces la ha malgastado. Parece claro que ese partido, en su situación actual, no está en condiciones de realizar la función, esencial en un sistema multipartidario, de garantizar la gobernabilidad del país desde la minoría de bloqueo.

No me es fácil escribir esto, pero mi conclusión racional es que si el PSOE no usa ya la llave que tiene en su poder para abrir la puerta, si mantiene el cerrojo y ello nos conduce a las terceras elecciones, se hace perentorio que ese partido deje de ser el que decide si hay o no gobierno en España.

Simulacro de reunión con Rajoy y rueda de prensa de Pedro Sánchez. Entre una maraña de falacias y reiterativas consignas de babero, lo que ya se sabía: el Partido Socialista no está disponible para ayudar a que España tenga un gobierno y se eviten las elecciones. Ni siquiera para hablar sobre ello.

Pedro Sánchez Mariano Rajoy