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PP-PSOE: pagar a escote, la única forma de evitar las elecciones
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Ignacio Varela

Una Cierta Mirada

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PP-PSOE: pagar a escote, la única forma de evitar las elecciones

¿Qué pasará ahora? Estos dos meses podrían ser un tiempo para buscar soluciones o, como ocurrió en primavera, para hacer precampaña

Foto: El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, durante su intervención en la tercera sesión del debate de su investidura. (EFE)
El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, durante su intervención en la tercera sesión del debate de su investidura. (EFE)

El rechazo a la candidatura de Mariano Rajoy nos devuelve a la casilla de salida. Ya no hay un candidato oficial, ni un acuerdo de investidura, ni fecha para un próximo intento. El PP se queda con sus 137 escaños de origen, Ciudadanos recupera su libertad y todos vuelven a mirar a La Zarzuela. Sánchez ya tiene su desquite y no habrá que votar el día de Navidad, lo de la fecha ya está hablado.

¿Qué pasará ahora? Estos dos meses podrían ser un tiempo para buscar soluciones o, como ocurrió en primavera, para hacer precampaña. Pero me temo que el tono y el contenido de este último minidebate ha sonado mucho más a mitin preelectoral que a ninguna otra cosa.

Dicen que ahora toca esperar a las elecciones del País Vasco y Galicia. No acierto a ver qué cosa decisiva cambiarán sus resultados; pero si algo se deriva de ellas, no será nada bueno para los socialistas. Sus expectativas son fundadamente tenebrosas en ambos lugares.

El PNV quedará primero en el País Vasco. Podemos será segundo y Bildu tercero. El PSE tendrá que conformarse con la medalla de chocolate y un papel subalterno en cualquier alianza que se forme.

Es probable que Núñez Feijóo obtenga de nuevo la mayoría absoluta. Si lo consigue, mala noticia para los socialistas. Pero si no lo logra es casi peor, porque el PSOE puede verse en tercera posición y arrastrado a un tripartito dantesco con En Marea y con el BNG.

Si sucede lo previsible, la fantasía sanchista de que unas terceras elecciones generales reforzarán su supremacía en la izquierda sufrirá un duro golpe

Son dos territorios en los que Podemos es singularmente fuerte y el PSOE singularmente débil. Si sucede lo previsible, la fantasía sanchista de que unas terceras elecciones generales reforzarán su supremacía en la izquierda sufrirá un duro golpe.

Tras el 25-S, viene otro hito aún más relevante: el día 28 se votará en el Parlamento de Cataluña la moción de confianza al presidente Puigdemont. Es verosímil que se acepte la exigencia de la CUP y se fije una fecha para el referéndum unilateral de independencia.

Ello obligará al Estado a actuar y agudizará la demanda de un gobierno que lidere la respuesta al desafío. Los del "no es no" lo pasarán mal para sostener su posición cuando se constate que el secesionismo galopa sobre el vacío de poder en España.

Los del "no es no" lo pasarán mal para sostener su posición cuando se constate que el secesionismo galopa sobre el vacío de poder en España

En septiembre y octubre se abrirá el telón de los peores juicios de corrupción que afectan al PP y la actualidad se tornará coprófaga (aún más), lo que no favorece precisamente que Mariano Rajoy aumente sus apoyos.

Pronto notaremos los perniciosos efectos económicos del bloqueo político; y es cuestión de días que Bruselas pase de las palabras a los hechos respecto a un país incumplidor que no sabe darse a sí mismo un gobierno. Después del Brexit, el horno europeo no está para tomaduras de pelo.

Hay quienes aconsejan esperar al segundo intento de Rajoy, pero se olvidan de que eso no depende de él. No se trata de que Rajoy se presente, sino de que lo presente quien tiene la potestad de hacerlo. Y Felipe VI ya ha dejado clara su forma de actuar: designa a un primer candidato por imperativo constitucional, pero no hará una segunda propuesta salvo que se le garantice el éxito. Así que solo habrá segunda investidura si los partidos ofrecen al jefe del Estado un candidato ganador. Ese es el único camino para evitar las elecciones.

Felipe VI ha dejado clara su forma de actuar: designa a un candidato por imperativo constitucional, pero no hará otra propuesta salvo que se le garantice el éxito

Una vez que Ciudadanos ha llegado al límite de sus posibilidades y Podemos ha asumido su papel marginal en esta coyuntura, se acabó el tiempo de las excusas para los grandes. El Partido Popular y el Partido Socialista están obligados a demostrar con hechos que dicen la verdad cuando afirman que no se proponen obligarnos a votar de nuevo. Porque muchos no los creemos.

Seamos realistas y pidamos lo imposible: llegados a este punto, la salida de la crisis política hace imprescindible un sacrificio de los dos partidos mayoritarios. Lo que viene siendo pagar a escote una cena indigesta.

El PP tiene que asumir que con este Parlamento, Rajoy no tiene posibilidades de ser elegido presidente del Gobierno. Como dice Felipe González, no le basta con ser el partido más votado, necesita también que su candidato no sea el más vetado.

Y el PSOE tiene que aceptar que con este Parlamento, la tarea de encabezar el Gobierno corresponde legítimamente al Partido Popular.

La salida de la crisis política hace imprescindible un sacrificio de los dos partidos mayoritarios. Lo que viene siendo pagar a escote una cena indigesta

La pretensión del PP de que el presidente sea Rajoy a toda costa y la socialista de impedir a toda costa que gobierne el PP necesitarían una composición distinta de la Cámara para ser realizables. Por tanto, mantener sus posturas actuales conduce impepinablemente a repetir las elecciones. Por eso creemos que mienten al decir que no es eso lo que buscan.

Si ninguno de los dos está dispuesto a hacer esa cesión, los ciudadanos debemos interpretar que han decido obligarnos a votar por tercera vez, y deberíamos actuar en consecuencia. Porque esa decisión contiene una moción de censura de los partidos a la sociedad y porque el daño que con ella hacen a la democracia es incalculable.

Y todo, ¿para qué? Se sabe que en las terceras elecciones volverá a ganar el PP sin mayoría suficiente, aunque probablemente con más fuerza parlamentaria. Se sabe que de ellas no saldrá un gobierno de izquierdas viable, porque la abstención castigará duramente a la izquierda y porque incorporar a los nacionalistas será aún más impensable que ahora.

La realidad es que vamos a forzar unas terceras elecciones para que gobierne el que sabemos que las ganará o para enfilar hacia las cuartas

Así que lo único que se dirime es cuándo y cómo terminará gobernando el PP. Si lo hará con los escaños que tiene ahora o con más; si lo hará en solitario o en coalición; si lo hará con Rajoy o sin él. Pero la realidad es que vamos a forzar unas terceras elecciones para que gobierne el que sabemos que las ganará o para enfilar hacia las cuartas.

¿De verdad creen los dirigentes socialistas que vale la pena mantener bloqueado al país para encaminarse a una tercera derrota electoral y a un inevitable gobierno del PP? ¿De verdad la muy especulativa ganancia de unos pocos escaños justifica esta barbaridad?

No puede ser que piensen eso. Lo que pasa es que, además del gobierno, aquí también se está dilucidando quién va a mandar en el PSOE en los próximos años. Y es esa pelea lo que hace que Sánchez tenga secuestrado al partido y el partido tenga secuestrado al país.

También en este caso la única ruta racional y transitable es pagar a escote. Un pacto entre socialistas para neutralizar la contienda interna y que esta no se libre sobre las espaldas de los ciudadanos.

Hoy nuestros representantes están dinamitando los fundamentos del sistema, y la historia pondrá nombres propios a esta calamidad

La democracia española se ha alimentado durante cuatro décadas del impulso poderoso de la Transición. Hoy nuestros representantes están dinamitando los fundamentos del sistema, y la historia pondrá nombres propios a esta calamidad.

En su intervención, Albert Rivera ha pedido perdón a los españoles por este dislate. Es el primero en hacerlo, pero les aseguro que no será el último. Espero que se haga justicia y el perdón sea denegado.

El rechazo a la candidatura de Mariano Rajoy nos devuelve a la casilla de salida. Ya no hay un candidato oficial, ni un acuerdo de investidura, ni fecha para un próximo intento. El PP se queda con sus 137 escaños de origen, Ciudadanos recupera su libertad y todos vuelven a mirar a La Zarzuela. Sánchez ya tiene su desquite y no habrá que votar el día de Navidad, lo de la fecha ya está hablado.

Mariano Rajoy Alberto Núñez Feijóo PNV Carles Puigdemont Ciudadanos