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Podemos, de lo subversivo a lo pintoresco
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Ignacio Varela

Una Cierta Mirada

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Podemos, de lo subversivo a lo pintoresco

Creo que Podemos ha cambiado su modelo populista de referencia. Me temo que llegados a este punto, su única esperanza a corto plazo es que Pedro Sánchez regrese a Ferraz

Foto: Pablo Iglesias en el Pleno del Congreso. (EFE)
Pablo Iglesias en el Pleno del Congreso. (EFE)

'Èpater le bourgois': epatar, escandalizar al burgués. Los poetas franceses de finales del siglo XIX pusieron de moda la expresión. Desde entonces describe la subversión vacía, el comportamiento provocador pero inocuo de quien sólo busca atraer miradas, posar de revolucionario de póster, dar que hablar y provocar sofocones en la derecha biempensante.

Por lo que parece, 'épater le bourgois' resulta ser el principal propósito de Pablo Iglesias desde su vistosa victoria en Vista Alegre. Se escuchan quejas sobre los modales de Podemos en el Parlamento. No se alarmen, Iglesias y sus acompañantes saben usar los cubiertos y hablar tan finamente como el que más. Esos malos modales sólo esconden la constatación de un fracaso político. Simplemente, el plan de Vista Alegre no funciona porque sus presupuestos de partida eran erróneos.

La propuesta estratégica de Iglesias se basaba en la presunción de que la acción política en las instituciones es estéril y, por tanto, su única utilidad es usarlas como escaparates propagandísticos. Una idea que quizá tendría sentido durante la época de la mayoría absoluta del PP, pero que es completamente anacrónica cuando el cerrojo bipartidista ha saltado y cada semana se comprueba que ahora es cuando más puede hacerse en un parlamento revitalizado que vuelve a ser el escenario central de la política.

Otra cosa es que Unidos Podemos, con su 71 diputados, se haya neutralizado a sí mismo condenándose a un papel de mero espectador pasivo en el juego de los acuerdos parlamentarios.

Podemos nunca fue el motor ni el dueño de las confluencias: en Cataluña es Colau, en Valencia es Compromís y en Galicia es Beiras

El segundo objetivo era hacer renacer la agitación social. Otra extemporaneidad: ya no estamos en 2011, muchos de “los indignados” de entonces se han ido apaciguando –o simplemente, se han resignado- y hoy Podemos tendría muchas dificultades para llenar la Puerta del Sol.

Añadan a eso las quiebras que comienzan a hacerse visibles en las confluencias, el invento mágico que hizo pasar a Podemos de su techo natural del 15% a cifras superiores al 20%. Hoy se ve que Podemos nunca fue el motor ni el dueño de las confluencias: en Cataluña es Colau, en la Comunidad Valenciana es Compromís y en Galicia es Beiras. Los dirigentes de Podem en Cataluña han querido echar un pulso a Colau y a esta no se le ha movido una pestaña. Más bravuconadas como esa y el partido de Iglesias quedará en la indigencia electoral en tres territorios clave.

Algunas de las últimas actuaciones parlamentarias de Podemos delatan este pinchazo estratégico:

a) Se puede coincidir en que la actual redacción del artículo 578 del Código Penal sobre enaltecimiento del terrorismo es manifiestamente mejorable. Un partido serio propondría una redacción alternativa. Pero Podemos no repara en detalles, lo que pretende es suprimir sin más el tipo penal. Lo que supondría que yo podría escribir en El Confidencial un artículo animando al Estado Islámico a cometer más atentados y ningún juez tendría base legal para encausarme por ello.

Como en la misma proposición Podemos cuestiona también los delitos de injurias y calumnias, en ese hipotético texto yo podría, además, acusar a Monedero de ser el inspirador de los atentados, y este estaría jurídicamente indefenso ante semejante infamia. Un sinsentido. La peor forma de defender la libertad de expresión es establecer la ley de la selva, porque en la selva siempre se impone el fuerte y perece el débil.

b) “Se la trae floja, se la suda, se la trae al fresco, se la pela, se la refanfinfla… ¡se la bufa!” Con esa retahíla fálica de quinceañero en crisis de pubertad malgastó Iglesias la mitad del tiempo disponible para formular una pregunta al presidente del Gobierno. El tema de la pregunta era el uso del veto presupuestario, pero podría haber sido cualquier otro: el caso era fabricar un titular, dejar pasar los dos minutos sin decir nada sustancial y alborotar al personal. 'Épater le bourgeois'.

La peor forma de defender la libertad de expresión es establecer la ley de la selva, porque en la selva siempre se impone el fuerte y perece el débil

c) La tercera gran propuesta podemita de la semana es que se prohíba la venta de coca-cola en el Senado. Gran idea, sí señor, 'yankees go home' y todo eso. Me recuerda cuando los fachas pregonaban el boicot al cava y demás productos catalanes. Supongamos que todos los españoles seguimos la consigna y dejamos de consumir todos los productos de coca-cola: quiero ver a los dirigentes de Podemos explicándose ante los trabajadores de esa empresa cuando las ventas se hundan y pongan en la calle a la mitad de la plantilla. La propuesta es ocurrente, pero sólo demuestra que los eminentes polítólogos de Podemos no saben una palabra de sindicalismo.

Mientras tanto, han pasado ya varios meses de legislatura y no se conoce una iniciativa o propuesta articulada de Podemos que toque las cuestiones nucleares del presente y del futuro. A cambio, nos han entretenido con una colección de gestos para la grada, números faranduleros en el hemiciclo y banalidades efectistas. Reivindican el papel de líderes de la oposición, pero este es el día en que Podemos aún no le ha creado un solo problema serio al Gobierno de Rajoy, ni en el Parlamento ni fuera de él. Cuanto más estridentes, menos contundentes.

Foto: Los diputados de Unidos Podemos, vistiendo en el Parlamento camisetas azules con el lema 'Agua 100% pública'. (EFE)

Creo que Podemos ha cambiado su modelo populista de referencia. Durante una temporada se inspiró en el ejemplo de Syriza: el 'sorpasso' a los socialistas, la mayoría electoral y el gobierno. Pero ahora su comportamiento se parece cada vez más al de Beppe Grillo y sus huestes "cinco estrellas": muchos diputados, un puñado de alcaldes, un buen paquete de votos asegurados…para nada útil, sólo para hacer política gamberra. Nunca nadie tuvo tanta fuerza electoral y parlamentaria y menos influencia real en las decisiones importantes del país.

Podemos comenzó siendo un movimiento con vocación subversiva, en el sentido genuino de “trastornar o alterar el orden establecido”. Durante el año del bloqueo se presentó como alternativa de poder (aquella supervicepresidencia para Iglesias y aquella presentación de ministrables, ¿recuerdan?). Y si sigue por el camino que ha tomado últimamente, corre el riesgo de de convertirse en un partido ruidoso, pero meramente pintoresco. Como diría Mao, "un tigre de papel".

'Èpater le bourgois': epatar, escandalizar al burgués. Los poetas franceses de finales del siglo XIX pusieron de moda la expresión. Desde entonces describe la subversión vacía, el comportamiento provocador pero inocuo de quien sólo busca atraer miradas, posar de revolucionario de póster, dar que hablar y provocar sofocones en la derecha biempensante.