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Miguel de Juan Fernández

A Bordo del Argos

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Te cambio mis euros

“No hay otra vía para Estados Unidos que la inflación. No es una política deseable y al final tiene desastrosas consecuencias sociales. Pero dado que tenemos

No hay otra vía para Estados Unidos que la inflación. No es una política deseable y al final tiene desastrosas consecuencias sociales. Pero dado que tenemos la impresora de dinero en la Fed y una Administración que quiere expandir el peso del gobierno, el resultado, desgraciadamente será inflación.

... Mi opinión es que, eventualmente veremos mayor tasa de inflación que en los 70 ( niveles del 13.3% en USA, niveles entorno al 20% en España. Nota mía). A corto plazo, dado el colapso de los mercados de activos y el incremento de la tasa de ahorro en USA, veremos presiones deflacionistas.”

Marc Faber interviewed by EuroPacific Capital President Peter Schiff

Feb-2009

“Por un continuo proceso de inflación, los gobiernos pueden confiscar, secreta e inadvertidamente, una importante parte del patrimonio de sus ciudadanos,... se dice que Lenin ha declarado que la mejor forma de destruir el sistema capitalista era devaluar su moneda,...Lenin tenía razón. No hay subterfugios, no hay mejores medios de subvertir las bases existentes de la sociedad como destruir la divisa. El proceso incorpora todas las fuerzas ocultas de las leyes económicas en el lado de la destrucción y lo hace de forma que ni uno entre un millón puede diagnosticar.”

Lord John Maynard Keynes

The Economic Consecuences of the Peace (1919)

A menudo nos olvidamos del porqué hacemos las cosas, cuál es el objetivo que pretendemos y queda en nuestra memoria como una idea nebulosa. Algo les pasa a muchos inversores, que se olvidan realmente de cuál es el objetivo principal a la hora de invertir. Invertir es dejar nuestro dinero hoy con vistas a obtener mayor poder adquisitivo en el futuro. Naturalmente el concepto relevante es: mayor poder adquisitivo. 

La definición de inversión de Graham incluía, implícitamente, dicho concepto. No tiene ningún sentido dejar de consumir hoy cuando nuestros billetes aún tienen todo su valor y hacerlo en un futuro cuando han perdido parte de su valor actual. Si hemos de invertir, hemos de hacerlo teniendo en cuenta la inflación.

En este sentido, muchos ahorradores se sienten cómodos y confiados sobre sus ahorros pensando que, al tenerlos invertidos en activos casi sin fluctuación diaria y a plazos relativamente cortos, su patrimonio crecerá. Es bastante evidente que para que un patrimonio crezca sólo hemos de ir reinvirtiendo los intereses que nos produce un plazo fijo o una inversión en letras del Tesoro, por ejemplo; no es tan difícil. 

Sin embargo, la mera acumulación de efectivo por sí solo no es en ningún caso cobertura de inflación. Para que lo sea, esa acumulación ha de producirse a ritmos superiores a los de la inflación, para que cuando lo necesitemos podamos conseguir al menos el mismo poder adquisitivo actual. La inversión a corto plazo no proporciona la consecución de dicho objetivo.

 

Este gráfico nos muestra el efecto que ha tenido para los ahorradores españoles la inversión en letras del Tesoro desde 1900, junto con otros activos. Como podéis observar, aunque la rentabilidad nominal media anual que han ofrecido las letras ha estado en el 6,1%, su rentabilidad real se ha quedado en un mísero 0,3%. Seguramente muchos ahorradores pensarán: ¡Ah, bueno, pues entonces sí que he cubierto la inflación!

Lamentablemente, y como expliqué en su día en el libro, no es así, ya que estos cálculos de Credit Suisse no entran en el apartado impuestos. Cada vez que cobramos los intereses en nuestras letras o en nuestros plazos fijos, tenemos un socio invisible llamado “Hacienda semos todos” que decide apropiarse de una parte de nuestras ganancias -aunque eso sí, sin poner un duro ni asumir riesgos, pero lo asumimos para que “no parezca un accidente”-. 

Supongamos que del 6,1% anual, Hacienda hubiera sido generosa y sólo nos hubiera aplicado una quita del 20% (cierto, es muuuy generosa, pero supongámoslo de todas formas), nos quedaría después de impuestos el 4,88%. Pero ahora viene el impuesto invisible, la inflación, que nos reduce nuestro poder adquisitivo de media en un 5,8% anual, dejándonos un patrimonio que ha visto reducido su poder adquisitivo en -0,92% anual.

No penséis que perder un 0,92% de nuestro poder adquisitivo es una nimiedad. Si hubiéramos invertido 100.000 euros en 1900 al tipo medio anual de las letras durante todo este tiempo, habríamos visto reducido su poder adquisitivo hasta el equivalente actual de unos 35.500 euros. Mal negocio parece. Al final estamos cambiándole a un trilero nuestros billetes por otros en los que el trilero se habrá encargado de que pierdan más poder adquisitivo que el importe nominal que nos entregan. Así no quiero cambiar mis euros por otros depreciados.

Por este motivo, me parece una mejor opción invertir en el largo plazo en otras alternativas. Se supone que debemos invertir en base a nuestro perfil de riesgo y en base también a nuestro plazo de inversión. Invertir a largo plazo en activos a corto que vamos renovando no parece, como hemos visto, la alternativa más conservadora. La familia DuPont tiene un dicho que es: “Soy conservador, por eso invierto en bolsa”. 

La bolsa, la inversión en empresas ha mostrado que es capaz de batir en el largo plazo al resto de alternativas -pero cuidado, a veces en periodos bastante largos, los índices bursátiles han hecho nada-. Sin embargo, para batir a la inflación prefiero cambiar mis euros de hoy por partes de empresas, que son capaces de generar más euros a ritmos muy superiores a los de la propia inflación.

Pese a todo, la rentabilidad que obtendrán los inversores por su inversión en bolsa dependerá principalmente del precio que pagan por los activos que adquieren y lo que la bolsa puede generar a futuro para estos inversores depende, principalmente, de dos factores: los tipos de interés y los beneficios que dichas empresas puedan generar a futuro. Tomadas en conjunto e insistiendo en que no pretendo indicar qué van a hacer los mercados, ambas variables se encuentran en niveles que hacen difícil prever grandes rentabilidades en los próximos años, especialmente en Estados Unidos (pero en menor medida también para España) como os indicaba hace dos semanas con los datos de Shiller.

 

Este gráfico de sentimiento inversor de la CNN, muestra que actualmente el sentimiento es marcadamente optimista. Al igual que Buffett, deberíamos preferir ser precavidos cuando los demás son codiciosos y viceversa. Actualmente, los inversores no ven nada más que el presente y entre la represión financiera de los bancos centrales y la ansiedad por recuperar lo perdido se han olvidado de la historia, cuando tras el mínimo del mercado en Julio de 1932, en 1937-38 el mercado sufrió la denominada Recesión dentro de la Gran Depresión.

Recordad que los tipos de interés terminarán subiendo y ello es un ancla, a la baja, en la valoración de los activos y los beneficios empresariales –no tanto en España, insisto- se encuentran prácticamente en niveles de récord históricos en relación al PIB. De ambas variables, o bien el futuro nos depara un auténtico paraíso en forma de aún más bajadas de tipos de interés y fortísimos crecimientos en la productividad media de las empresas o no va a ser razonable esperar grandes rentabilidades del mercado en general.

Hemos tenido una década perdida, quizás aún queden otros cuatro o cinco años más. Naturalmente, en un mercado de este tipo, encontrar empresas que aporten margen de seguridad os resultará vital para superar la inflación e incrementar vuestro patrimonio. Por esas empresas yo sí estoy dispuesto a cambiar mis euros de hoy.

Nos vemos en el próximo artículo. Un abrazo a todos.

No hay otra vía para Estados Unidos que la inflación. No es una política deseable y al final tiene desastrosas consecuencias sociales. Pero dado que tenemos la impresora de dinero en la Fed y una Administración que quiere expandir el peso del gobierno, el resultado, desgraciadamente será inflación.